Rindieron homenaje al escritor José María Arguedas

Rindieron homenaje al escritor José María Arguedas
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José María Arguedas, el acto festejó el centenario de su nacimiento

México.- Con la interpretación de la cantante andina Sila Illanes y la presentación de la “Danza de las tijeras”, anoche se rindió aquí un homenaje a José María Arguedas (Andahuaylas, 1911-Lima, 1969), escritor y etnólogo peruano, renovador de la literatura de inspiración indigenista.

La cantante interpretó un repertorio de canciones tradicionales que evocaron la vida y obra del homenajeado en el centenario de su natalicio, que se celebra este año con actividades en Perú y otras naciones latinoamericanas. Se trató de temas andinos del Perú, originales de Arguedas, inscritas en su producción narrativa.

“José María Arguedas vive en nuestros corazones, con la herencia que nos dejó para seguir cantando en quechua, una familia de lenguas originaria de los Andes centrales, o en lengua castellana”, explicó la cantante tradicional, quien se acompañó por un guitarrista que pulsó el instrumento con depurada técnica.

La “Fiesta de la peruanidad”, como la llamaron algunos invitados al Teatro Orientación del Centro Cultural del Bosque,concluyó después de una selección de melodías y la “Danza de las tijeras”, designada Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) desde 2010.

Esa danza es un pago a la Tierra, por lo que mantiene una estrecha relación con la agricultura. Se dedica a las divinidades andinas, cerros, tierra, astros y herramientas del campo, a través de diversos trabajos de la comunidad local y fiestas religiosas. La danza también fue creada para divertir y rendir cultos.

Las expresiones coreográficas que bailan los dos danzantes, jóvenes ágiles y poseedores de excelente condición física, son “Nacimiento”, “Danza mayor” y “Pascuas Navidad”. En la parte musical se interpretan los cantos “Pascuas”, “Verso”, “Ayapampa” y “Huaynos”. Anoche sólo se presentaron coreografías.

Sobre el homenajeado, se recordó que durante el siglo XX fue uno de los más destacados narradores en su país, cualidad que transcendió sus fronteras. Sus padres fueron Víctor Manuel Arguedas Arellano, quien se desempeñaba como juez en diversos pueblos de la región, y Victoria Altamirano Navarro.

Después de realizar sus estudios secundarios en Ica, Huancayo y Lima, ingresó en 1931 a la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima para estudiar Literatura. Entre 1932 y 1937 trabajó como primer auxiliar de la Administración Central de Correos de Lima, en Perú.

Perdió el puesto al ser apresado por participar en una manifestación estudiantil a favor de la República Española. Después de permanecer alrededor de un año en prisión, fue nombrado profesor de castellano y geografía en Sicuani, en el departamento de Cuzco, cargo en que descubrió su vocación de etnólogo.

En octubre de 1941 fue agregado al Ministerio de Educación para colaborar en la reforma de los planes de estudios secundarios. Tras representar al profesorado peruano en el Congreso Indigenista Interamericano de Patzcuaro, Michoacán (1942), reasumió su labor de profesor de castellano en diversos colegios nacionales.

En marzo de 1947 fue nombrado Conservador General de Folklore en el Ministerio de Educación; en 1953 jefe del Instituto de Estudios Etnológicos del Museo de la Cultura Peruana y el mismo año comenzó a publicar la revista “Folklore Americano”, órgano del Comité Interamericano de Folklore.

La obra de José María Arguedas es bastante amplia y comprende, además de obras de ficción, ensayos y artículos sobre el idioma quechua, la mitología prehispánica, el folclore y la educación popular, entre otros aspectos de la cultura peruana. Su labor de literato y de etnólogo no están nunca disociadas.

Su obra revela su profundo amor por la cultura andina peruana. Dos cosas explican su estrecha relación con el campesino: Su nacimiento en una zona de los Andes que no tenía mayor roce con estratos occidentalizados, y que a la muerte de su madre, su madrastra lo obligó a permanecer entre los indios.

Su primer libro, “Agua”, reúne tres cuentos que describen la vida en una aldea de los Andes peruanos, y reflejan el primer problema que enfrentó en su narrativa: encontrar un lenguaje que permitiera que sus personajes indígenas monolingües quechuas se pudieran expresar en español sin que sonara falso.