Su paranoia y excentricidad influencian al nuevo milenio

Su paranoia y excentricidad influencian al nuevo milenio
Por:
  • larazon

Con la partida del artista más representativo del movimiento surrealista y uno de los más emblemáticos de la pintura del siglo XX, hace 25 años, el mundo del arte quedó desprotegido de una figura principal, como lo era Salvador Dalí. Sin embargo, nuevos artistas, propuestas y movimientos nacieron a partir de lo hecho por el español, especialmente de su gran herencia cultural: el método paranoico-crítico.

Con base en una visión espontánea e irracional del conocimiento, Dalí se explicaba el mundo desde “la objetividad crítica e interpretaciones de fenómenos delirantes”, aspectos que retrató en sus obras y nutrieron las propuestas artísticas de dos siglos: el final del XX y el naciente siglo XXI.

Desde performance, libres de teorías artísticas; pinturas y esculturas posmodernas, hasta desfiles de modas y la vida científica, el arte moderno y la cultura pop han tenido en Dalí un modelo a seguir debido a la experimentación y la ruptura de paradigmas y formalidades culturales.

En el verano de 1938, junto a Elsa Schiaparelli, diseñadora de moda, creó un vestido de gala para un desfile. Su afición a las cámaras, pero sobre todo su experimentación, seguían en aumento.

Después de 70 años de aquel evento, el catalán continúa en la mirada de los diseñadores, tal es el caso del desfile Moschino Cheap & Chic en la Semana de la moda en Londres, en donde se presentó un vestido inspirado en el irónico bigote de Dalí.

Inmerso en el surrealismo, el catalán trabajó con diversas formas plásticas, en las cuales creó un estilo llenó de matices, colores y perspectivas inimaginables para su época, y sentó las bases para el arte moderno y conceptual.

Para la maestra Cristina Luna Tamayo, de la Escuela de Artes Plásticas (ENAP) de la UNAM y experta en la obra del español, “el arte está en la búsqueda de su Dalí, como figura mediática y artística”, ya que actualmente no hay alguien de la relevancia del pintor nacido en Figueres.

“Nos preguntamos ¿en dónde están los genios?, en ese sentido puede caerte bien o mal pero al final reconoces el gran talento que tuvo”, comenta la especialista, en entrevista con La Razón.

La maestra Luna Tamayo reconoce que “el salvador de la pintura” supo posicionarse bajo los reflectores, situación que provocó la atención de medios y público especializado, pero principalmente de la gente alejada del arte.

“Era un personaje, Dalí necesitaba la atención. Comenzó como una representación, aunque con el tiempo la persona se convirtió en lo que había interpretado. Un claro ejemplo de su carácter histriónico es que en las entrevistas siempre se refería a él en tercera persona.”

A pesar de su excentricidad, la especialista destaca que Dalí “fue un gran ingenio cultural en sí mismo, independientemente de su personalidad y de todo lo que implicaba, las aportaciones que hizo en su momento no son cuestionables, en cuanto a técnica y discurso, no hay nadie que se le compare hoy en día.”

Situación en la que coincide el reconocido artista mexicano Gabriel de la Mora. “Sin duda ha influido todavía después de su muerte a movimientos y artistas en todo el mundo. Es difícil no saber quién es Dalí, como artista o como persona, estés involucrado o no en el mundo del arte.”

Con presentaciones en las ferias y galerías más importantes, como Zona Maco, De la Mora reconoce la importancia del español en su obra artística y en las nuevas tendencias de arte en el mundo.

“En mi infancia y adolescencia Dalí fue un artista que me llamó mucho la atención y puedo decir que influenció mi forma de dibujar y pintar en algún momento, incluso en mi carrera y en mi tesis de arquitectura.”

La figura de Dalí ha abarcado dos siglos por su importancia en las artes (pintura, escultura y literatura) del siglo XX, como indica el artista mexicano. “Claro que sigue y seguirá vigente, es un personaje importante del movimiento surrealista y del siglo XX —como personaje y símbolo cultural—. Tiene su lugar en la historia del arte, y en el siglo XXI”, concluye.