“Trump, el gran bufón, es la encarnación de la falta de ética”

“Trump, el gran bufón, es la encarnación de la falta de ética”
Por:
  • carlos_olivares_baro

La narradora y periodista Laura Restrepo (Bogotá, Colombia, 1950), ganadora del Prix France Culture en 1998, estuvo en México la semana pasada promocionando su nuevo libro, Pecado (Alfaguara, 2016): novela que indaga en las relaciones del ser humano con el mal. Discurso narrativo, dilucidado en nueve capítulos, desde cadencia en ostinato desbordado (prosa de consonancia guarachera que recuerda a Guillermo Cabrera Infante y a Luis Rafael Sánchez): trazas de ‘pequeñas novelas’ que giran en torno al tríptico El jardín de las delicias, del pintor neerlandés Hieronymus Bosch, El Bosco (1450 - 1516).

Fábula turbadora y, a su vez, sugerente y punzante. El lector se enfrenta a un cortejo de personajes que parecen extraídos del famoso cuadro del siglo XVI: un adolescente homicida, un ejecutivo infiel, una joven descuartizadora, un verdugo convencido de su ‘profesionalismo’, tres engreídas hermanas, una pareja incestuosa y un iluminado de altaneros gestos.

El mal como una ‘gesta’ que empapa la piel de lo humano. La inmolación:

ritual intrínsecamente vinculado a la culpa y la compunción. Pecado: aterrador ‘reportaje del alma’, en que lo piadoso se vislumbra con total autenticidad. “Me interesa ir más al fondo de la condición humana, indagar para hallar huellas de contrariedades actuales que nos aquejan. Creo que el problema fundamental de nuestro tiempo deriva de la ética como un gran enigma: en ese sentido este libro es un reto moral para el lector”, comentó en entrevista con La Razón, la narradora colombiana.

¿Cuestionamiento a la confusa moral cristiana en que el pecado conlleva al castigo y el placer es pecado? Creo que frente al fracaso de la ‘ética religiosa’ debemos estructurar una ‘ética laica’. Reitero que la ética es clave en nuestros días: estamos en un callejón sin salida, enfrentamos una crisis de desmoronamiento y desgaste de valores que una ética religiosa no ha podido afrontar, no ha podido resolver. Es urgente, precisamos de una ética civil. El cristianismos señala el bien y el mal, pero el ser humano ha traspasado esos parámetros. Intentamos resolverlo con la democracia, pero miremos la alarma que produce un personaje tan siniestro como Donald Trump: encarnación de la falta de ética, el gran bufón que aspira a ser presidente. El mal es el drama de la humanidad, no tenemos una tabla de valores. Esa confusión de la que hablas nos ha llevado al desconcierto.

Apela usted a elementos de la crónica, la nota, el reportaje, el ensayo. ¿Texto anfibio, híbrido, plural en su conformación discursiva? Yo necesitaba libertad de géneros por eso transcurro, camino entre la ficción, lo ensayístico, la conjetura, lo especulativo, el relato y desemboco en el periodismo de manera natural. Quizás, he conseguido un reportaje libre con una ordenación de cierta plasticidad: breves novelas con un telón de fondo paralelo que es el cuadro de El Bosco, una obra que me ha obsesionado siempre.

¿Pecadores en los bordes, en los filos, en tajaduras morales desafiantes vadeando franjas oscuras y perniciosas? Presento al lector a estas criaturas y le hago una invitación a la reflexión: ¿qué haría bajo la misma circunstancia? Cada relato va conformando una progresión, una espiral que descose el concepto tradicional de pecado. Qué criterios impulsan a estos seres a sus actos. Piénsese en la tendencia que tenemos al sacrificio. Quiero inquietar, más que dar respuestas. Al conocer este otro retablo de pavorosos actos confrontamos nuestra propia moral.

¿Aproximación espiritual, crónica de las contrariedades del alma humana? Es un asunto que me ha preocupado siempre. Somos elocuentes contadores de historias, pero creo que si algo falta en la literatura latinoamericana es, precisamente, no profundizar en la exploración del alma, padecemos de ceguera frente a lo íntimo. Lo abordamos con tibieza, no nos atrevemos.