Italianos y guaraníes despliegan fortaleza

Italianos y guaraníes despliegan fortaleza
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  • larazon

Por Israel Hernández

israel.hernandez.razon@gmail.com

Las dos mejores defensivas del mundo, Italia y Paraguay, se enfrentaron en el Green Point de Ciudad del Cabo y dieron un ejemplo de lo que es jugar al futbol sin temor a meter la pierna o a salir lesionado si están de por medio los colores de una nación. Al final terminaron empatados a un gol, pero eso fue lo de menos.

Intensidad fue lo que mostraron ambos equipos cada que disputaban el balón. Ese juego físico dejó como resultado dos lesionados. Gianluigi Buffon, portero italiano, presentó un fuerte dolor en la espalda y tuvo que ser reemplazado por Marchetti. Jonathan Santana, por Paraguay, tuvo que terminar el partido, pese a la lesión que le provocó el desgaste físico.

El equipo europeo manejó de mejor forma el balón, pero la zaga guaraní se comportó excelente y secó cada embate italiano. Los dos cuadros vieron afectado su rendimiento por la fuerte lluvia que cayó sobre Ciudad del Cabo, pero más que sacar alguna ventaja táctica ambos se enfrascaron en una auténtica pelea de barrio en la que ganaba el que hiciera la entrada más ruda o en la que el agredido cayera de forma más estrepitosa.

Fueron 14 faltas, nueve de Italia y cinco de Paraguay, y una amonestación por bando no parecen los números de un partido en el que Enrique Vera, Víctor Cáceres, Paulo Da Silva y Christian Riveros, por Paraguay, y Chiellini, Marchisio, Camoranesi y Criscito, por Italia, se la pasaron repartiendo candela.

Como la disciplina no salió por el silbato, tuvo que ser el gol de Alcaraz el que bajara el ímpetu de las acciones.

El jugador del Wigan, de Inglaterra, ganó por alto a los zagueros azules y de cabeza empujó la pelota a la red ante la mirada incrédula de todos los seguidores italianos. Al minuto 38 el campeón del mundo quedó contra las cuerdas.

Para la parte complementaria siguió el juego extremo, pero Marcello Lippi ordenó cambios encaminados a que su aparato ofensivo tuviera más movilidad ante la férrea zaga rojiblanca. Entraron Mauro Camoranesi y Antonio Di Natale; el primero intentó tomar la banda izquierda y el segundo se metió al área enemiga, la misión era hacer el gol a como diera lugar.

Gerardo Tata Martino respondió también con cambios ofensivos. Ingresaron Óscar Cardoso, Roque Santacruz y Jonathan Santana; acá urgía mantener la ventaja y si los europeos dejaban huecos atrás, hacer el segundo, para aniquilarlos.

Durante 63 minutos la defensiva paraguaya demostró por qué sus integrantes son tan cotizados y juegan como titulares en ligas de todo el mundo. Pero nadie contempló una abominable falla del portero Justo Villar, quien midió mal una pelota y se techó dejando su marco desprotegido y  ante la arremetida de Daniele De Rossi, quien sin problemas chocó el balón en el aire y lo mandó al fondo de la red.

Ya con el empate consumado regresó el juego ríspido, nadie regaló un centímetro en el campo.

Para un juego tan rudo y viril como el que estelarizaron Italia y Paraguay nadie mejor que Archundia, que supo medir la intensidad del juego y juzgar que así también se juega al futbol, que no hacen falta las tarjetas si se tiene que medir exactamente el mismo carácter y el mismo coraje en cada pelota disputada.

Italianos y paraguayos igualaron en todo, no sólo en el marcador, y levantaron la mano como los equipos favoritos para avanzar a los octavos de final en el grupo F.