La gesta del Leicester City ya ocurrió otras veces en Europa

Se ha hecho costumbre ver siempre a los mismos equipos ganar los títulos. En el mundo actual, donde los equipos multimillonarios lo son cada día más y los clubes pequeños sufren día a día para mantenerse a flote, hay algunos que osaron esta premisa, aquellos que rompieron todos los moldes con base en tres principios: pasión, actitud y humildad.

La mayoría de historias de este tipo tienen muchas similitudes con la del Leicester. Equipos dirigidos por técnicos poco ganadores, con más despidos que títulos, jugadores de bajo perfil que se encontraban en divisiones inferiores y, en la mayoría de los casos, una vuelta a la realidad muy cruda a la siguiente temporada tras haber vivido ese año fantástico.

En Europa ya se cataloga a lo hecho por el Leicester City como la mayor gesta del futbol moderno, pero no debe olvidarse que en su momento el Deportivo La Coruña, Wolfsburgo o Bursaspor rompieron los pronósticos en su respectiva Liga y levantaron el trofeo de campeones ante la incredulidad de todos.

Tan improbable era al inicio de la campaña que los Foxes ganaran el título, que en las casas de apuestas británicas se cotizaba más alto su campeonato (5,000 a 1) que hechos fuera de la realidad como el que Elvis Presley siguiera con vida, que Kim Kardashian sea presidenta de los Estados Unidos o que se halle al monstruo del Lago Ness.

La cotización hecha por los sitios de apuesta sonaba muy lógica toda vez que el club había terminado la campaña anterior, la de su regreso a la Liga Premier en la parte baja de la tabla y que hasta antes de la Jornada 32 estuvo en serio peligro de perder la categoría.

Ni siquiera el cierre frenético de temporada del Leicester, el cual propició la salvación, motivó que los momios fueran más bajos.

El club, por el hecho de tener una de las nóminas más bajas de la Liga Premier y con un técnico con un palmarés mediocre estaba condenado a descender, pero de repente el once de Schmeichel, Simpson, Huth, Morgan, Fuchs, Drinkwater, Kanté, Mahrez, Albrighton, Vardy y Okazaki se ganó el cariño de todos hasta convertirse hace unos días en inmortal.

el verona los enamoró. La ciudad de Romeo y Julieta, en donde no hace mucho el mexicano Rafael Márquez dejó su huella, tuvo su momento sublime con el Hellas, club que en 1985, hace 31 años hizo historia al ganar el Scudetto.

En la época en que el Calcio tenía a Michel Platini y Diego Maradona como grandes figuras, hombres como Hans Peter Briegel, Giuseppe Galderisi, Pietro Fanna y Preben Eljkjaer hicieron que todos los aficionados al futbol tomaran a la entidad como su segundo equipo.

Al estilo del Leicester City, el Hellas Verona mantuvo su hegemonía por encima de la Juventus, Inter o AC Milan a quienes les sacó una buena ventaja. Sus dos derrotas en toda la competencia hablan por sí solo de la solidez del plantel; pero la maravillosa historia de la Cenicienta italiana duro nada más un año, pues en la siguiente temporada las aguas volvieron a su nivel con el equipo finalizando en décima posición y años después cayó a Serie B, situación que los Foxes pretenden a toda costa evitar.

Propuesta para que todos sean Caballeros

Gordon Taylor, el líder de las Asociación de Futbolistas Profesionales de Inglaterra, declaró que toda la plantilla del Leicester debería ser embestida con el título de Caballero por el reino de Inglaterra.

Taylor, que lleva 50 años en el futbol, primero como jugador y luego como máximo dirigente de la unión de futbolistas aseguró que nunca vio algo similar en el balompié y consideró que los hombres de Claudio Ranieri ya trascienderon en el deporte simplemente por lo conseguido.

“Va más allá del futbol lo que lograron. Hay que esperar si el Gabinete del Reino Unido los incluye en la lista para ser condecorados, pero yo esperaría que sí”, declaró el exjugador.

En caso afirmativo sólo los jugadores ingleses, como Jamie Vardy, Danny Drinkwater o Marc Albrighton podrían llevar el título de Sir, pero los jugadores foráneos podrían recibir una distinción honorífica por parte de la reina.

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