Lucidos los de Rancho Seco, grande Calita

Lucidos los de Rancho Seco, grande Calita
Por:
  • praxedis_razo

Los Reyes Magos pintaron aplausos rítmicos ante alegres ejemplares de la ganadería tlaxcalteca de Rancho Seco. Fabián Barba, rey y entramado dorado erró; Ernesto Javier Calita, grana y ramas de oro fue lo indiscutible, y Diego Sánchez, azul carolíneo de sedas y oros azabaches no se dejó ver.

El abreplaza para Barba, nombrado Ochentón en honor de su ganadero Sergio Hernández González salió, degollado, con toda su oscuridad cárdena, su bien puesta arboladura y su potencia hasta el callejón y barrera con todos sus 535 kilogramos de peso, fue picado trasero, pero se fue con buen tercio avivador, mejor de Gustavo Campos. De faena derechista y poco ambiciosa, con un cornivuelto astifino que se iba a más metiendo la cabeza a cada muletazo desordenado, también pasó a ser la primera peluda de la décima jornada por el puro esfuerzo y el mucho burel, a pesar de la mala arrimada final.

Del encierro valmaseda el más pesado, con 550 kilos de coletero meano cárdeno nevado y cornivuelto fue el guapo careto Epifanio la primera suerte de Calita, que ya se había dado con una media verónica de saludo y un barrerazo muy ceñido cuando dio discretos muletazos, igual naturales que por pecho y, aunque le acomodó una toledana caída, también fue de premio orejudo. La tarde arreciaba de hierros bravos.

Baltazar, balanudo bajito, fue el primer rey mago de la tarde, tercera suerte, para el jovenazo Sánchez, y su pinta cárdena pasó sin templar. Rebrincón, el coletero apuntaló todo muletear del oficiante, a pesar de haber pasado por buena pica y tezonudos rehiletes. Lo mejor que le pasó fue el bajo espadazo bien puesto. Aprovechaba la Plaza el destronque y desaprovechó del ranchosequeño para despedir al Güero de la Capea, quien dio sentida vuelta al ruedo, agolondrinado por la banda y abrazado por los subalternos y los tendidos.

Para mitad de la décima corrida que se vivió ayer en la Plaza México, el enmorrillado Pastorcito y su casi tonelada de cardenazo ojito de perdiz, salía como segundo para el primer hidrocálido del cartel para ser bien picado en dos vueltas y muy bien palitroqueado por los Odónez y la bella brega de un Campos muy crecido.

En aras del tercer tercio a Barba se le vino el atardecer, limpio como la larga embestida incomprendida por el coleta desaseado, con todo y la entera caída que acabó entablando al astado, reconocido, reclamando al torero que se fue con un aviso.

Gaspar se apareció como quinto de la tarde con su capa de cárdeno en zaino y sus 504 kilogramos de mucho rabo, y Calita lo saludó con la entereza necesaria para este cornivuelto malpicado y medio banderillado. Todo fue cuesta arriba para el espada de Naucalpan con un bicho que se fue rajando, no obstó para que le pegara una buena tanda de derechazos, una de manoletinas y se fuera doblemente avisado con un picadillo por cuello el apencado y pitado.

La noche caía a los matadores, para cerrar el nevado Rey mago y sus 515 de peso y cornamenta delantera, de buena hechura, aunque distraído, pasó por los dos primeros tercios sin pena ni gloria, y al caer el tercio de muleta saltó el regalo de reyes; por rosca dos toros más para los tendidos, y la faena del hidrocálido joven del cartel se vino abajo quizá con dos oles, un aviso y mal finiquitado.

De Monte Caldera, el primer reserva, Mitotero de 515 kilos salió muy avisado y con su sombrero por astas se llevó, calado, a Barba con todo y su necia, ciega, entrega de pegarle dos venidas de hinojos. Picado con dudas, igual pasó por rehiletes y remató mal en barrera de matadores, y ya Calita se quedó con dos suertes más, pues Fabián ya no pudo salir de la enfermería.

Melchor ya fue atracón de toros. Con 493 de peso, el cárdeno caribello de reserva dio buen saludo a las verónicas de grana, pasó bien por la lanza y mejor por los de plata. Para la muleta, mucho esfuerzo del mexiquense con las medias embestidas, pero mucha calidad en la estampa del embroque en la tanda de espaldas, con bel fin –no para Barba–, los tendidos otorgaron la segunda oreja de la cita a Ernesto Javier. Más carteles para Rancho Seco se pidió al final entre ganadero y torero.