Emblema del expresionismo

Nosferatu, cien años de un horror que cambió todo

Rafael Aviña, Jorge Ayala Blanco y Gerardo Gil comparten a La Razón por qué revolucionó el cine; sus influencias siguen presentes

Nosferatu, cien años de un horror que cambió todo
Nosferatu, cien años de un horror que cambió todoIlustración: Ismael F. Mira / La Razón
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Nosferatu es una película que transformó la manera de hacer y de ver el cine: marcó las pautas del género de horror y fue un parteaguas en uno de los movimientos más influyentes del séptimo arte, el expresionismo, aseguran expertos consultados por La Razón. Basada en Drácula, de Bram Stoker, la cinta de Friedrich Wilhelm Murnau celebra hoy el centenario de su estreno y sigue presente más que nunca.

En 1922, la productora Prana Films le entregó al mundo Nosferatu, una sinfonía del horror. Fue la primera adaptación no oficial de Drácula, la gran novela de vampiros del autor irlandés Bram Stoker. El elegido para el proyecto fue Friedrich Wilhelm Murnau.

Fue una cinta que “destacó por sus características estéticas, como el uso de la fotografía, la iluminación y los contrastes de los claroscuros”, apuntó a este diario Gerardo Gil, crítico de cine.

La grandeza de Nosferatu es que Murnau concibió un mundo completo de horror y con ello revolucionó este género cinematográfico, apuntó en entrevista el historiador y crítico de cine Jorge Ayala Blanco.

“Crea un mundo del horror, que puede ser el pueblo completo. El barco que lo está transportando está impregnado del horror. Es el ataúd lleno de ratas, que crean la peste y apestan todo el barco. No sólo es el personaje de Nosferatu, es un universo completo”.

Para el crítico de cine Rafael Aviña, Nosferatu es la primera película de vampiros relevante. “Es probable que ya existieran algunas otras, pero Nosferatu se adelantó a películas muy famosas como Drácula, de Tod Browning, de 1931, y Vampyr, del director danés Carl Dreyer”, señaló.

Universo fílmico

Los expertos sugieren ver las siguientes cintas.

  • 1920
    El gabinete del doctor Caligari, de Robert Wiene, considerada la obra por excelencia del cine expresionista.
  • 1927
    Metrópolis, de Fritz Lang, es señalada como una de las grandes
    películas del cine expresionista alemán.
  • 1931
    Drácula, de Tod Briwning, relata la historia de un abogado que viaja a Transilvania para encontrarse con el conde.
  • 1979
    Nosferatu: El fantasma de la noche, de Werner Herzog, ambientada en la ciudad de Wismar, Alemania.
  • 2000
    La sombra del vampiro, E. Elias Merhiges, es una historia ficticia basada en el rodaje del filme Nosferatu, de 1922.

El personaje principal fue interpretado por Max Schreck. Por su aspecto físico, el actor participaba en proyectos casi siempre con papeles lúgubres y perturbadores. La interpretación del conde Orlok en Nosferatu se volvió icónica y es una de las razones por las que el filme ha trascendido en el tiempo.

Murnau muestra a un vampiro “atormentado, solitario y que no tiene un poder de seducción que va a ser una marca imborrable en las posteriores películas de vampiros”, apuntó Aviña.

Para Ayala Blanco este personaje es la representación total del horror: “Es un personaje casi irreal. Es totalmente delgado, como una especie de cadáver viviente. Tiene una apariencia humana, pero no lo es”.

Nosferatu hizo una aportación tan importante en el cine que aún se aprecian sus influencias.

“Lo que los espectadores están viendo hoy en día en la pantalla, las películas de exorcismos, de horror, de terror, algunas cintas de Batman, incluso, tiene en su propuesta un antecedente”, apuntó Gerardo Gil.

“El cine negro policiaco, ya en los años 40 retomó esta visión oscura, dramática, paranoica, opresiva del expresionismo”, apuntó Aviña.

La grandeza de Nosferatu es precisamente crear un mundo del horror, que puede ser el pueblo completo. El barco también está impregnado del horror

Jorge Ayala Blanco
Crítico de cine

Una llegada tardía a México. Para adaptar la novela de Bram Stoker, Prana Films intentó conseguir los derechos, pero Florence Balcombe, viuda del escritor, se rehusó a cederlos. Por ende, los realizadores cambiaron los nombres de los personajes y las locaciones para evitar conflictos legales. Cuando Balcombe se enteró de la trampa, demandó a la productor.

Ella ganó el juicio y la corte ordenó la destrucción de todas las copias de Nosferatu. Las que estaban de gira en pequeños cines de países aledaños se salvaron y, gracias a ellas, la cinta pudo ser reconstruida, contó Ayala Blanco.

Por ese motivo la película se vio por primera vez en México 58 años después de su estreno. Ayala Blanco reveló que una investigación que se hizo en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), arrojó que hasta el 20 de enero de 1980 se proyectó. “El dato es, para mí, absolutamente sensacional, una locura”, expresó.