“DEBILIDAD SEXUAL” leyó en la esquina de una de las páginas centrales de su diario. ¿Llegaría el momento en que la prensa se valiera por sí sola?, pensó el hombre debajo del sombrero, sentado en la banca de siempre, a solas, en mitad de un parque de hace muchos años. Antes de la irrupción del retrato de Doctor Raschbaum leía un reportaje a ocho columnas de gran interés, pero no pudo resistir al llamado del doctor y siguió leyendo. “Espermatorrea, eyaculaciones prematuras, derrames nocturnos, agotamiento general, se curan por medio de la terapia glandular. Enfermedades del Sistema Nervioso. Así como la gonorrea y todas las enfermedades del hombre exclusivamente. Pida folleto y cuestionario gratis en la Clínica Alemana. San Juan de Letrán número 13, Primer Piso.”
Dejó el diario a un lado y miró las veredas vacías del parque. Estaba molesto y había perdido la calma que buscaba en sus paseos matutinos. Tomó aire y trató de retomar la lectura. No encontraba la página que quería y pasó las hojas de forma cada vez más desesperada. Una mujer parecida a la del retrato que tenía de su madre en la credenza de su casa atrapó su atención. “Qué deliciosa es la Salsa inglesa Meneen. Sabor. Sazón. Pureza. Pídala en su tienda”.
Muy bien, pensó en un arranque de neurosis, primero una terapia glandular para no eyacular sin procurarlo y después, salsa inglesa de mi madre. Qué asco da la prensa de hoy en día. Y siguió buscando su reportaje dentro del tabloide.
BUENO, ¿Y DÓNDE ESTÁN TODOS? Volvió a bajar el diario y una brisa provocó el único movimiento perceptible en el parque. Cerró los ojos y trató de calmarse, pero en la costumbre masoquista de odiar los tiempos que corren, sus ojos y su atención seguían recayendo en la publicidad, que ya había lanzado su hechizo de tinta. “Doctor en medicina ¡y en mujeres! Clark Gable en ALMA DE MÉDICO, con Myrna Loy”.
El sol empezaba a alcanzar su cénit y la ausencia de cualquier transeúnte lo hizo preguntarse si no sería todo aquello un sueño, una broma o si había perdido la razón. “LAVOL. ¡No se rasque! Lavol calma la piel irritada y produce alivio instantáneo de la comezón. Lo consigue ahora en las mejores boticas”.
Se puso en pie, metió los dedos de la mano derecha debajo de su sombrero para rascarse la sien, luego la oreja y el cuello. El prurito empezó a bajar por el torso y se sentó intempestivamente, dejando las manos sobre las rodillas. Cuando la comezón llegó a la altura de la bragueta, volvió a tomar el diario para hojearlo, primero con desesperación disimulada, luego cada vez más y más violentamente. Terminó desbaratando el tabloide, pero dio con la hoja que buscaba y gritó.
—¡Ajá. Terapia glandular para las enfermedades exclusivas del hombre!
Una señora con su perrito que pasaba frente a la banca hizo una mueca de asco y retiró la vista de un hombre eufórico que deshacía su diario.
—¡Váyase al demonio, vieja churpia! —le soltó, mientras doblaba la hoja de periódico y se la guardaba en el bolsillo interior del saco.