Creatividad y psicopatología: nexos ocultos

Creatividad y psicopatología: nexos ocultos
Por:
  • jesus_ramirez-bermudez

¿Por qué todos aquellos que han sido hombres de excepción resultan ser claramente melancólicos?, se preguntó Aristóteles hace más de dos milenios. Nancy Andreasen es una de las personas que han dado seguimiento a esta pregunta, con las herramientas de la ciencia contemporánea.

En 1964, Andreasen era profesora de literatura del Renacimiento en la Universidad de Iowa; contrajo una infección ginecológica durante el parto de su primera hija y recibió antibióticos intravenosos durante cinco días. Es bien sabido que antes de la era de los antibióticos, las infecciones después del parto fueron una de las principales causas de muerte prematura en mujeres. Agradecida con la penicilina, la profesora decidió estudiar la carrera médica y la concluyó en 1970. En 1973 completó la residencia en psiquiatría, que consideraba “la más creativa de las especialidades médicas” y, posiblemente, la más cercana a la literatura.

La doctora Andreasen conocía los trabajos clásicos del psiquiatra y filósofo alemán Karl Jaspers, quien a principios del siglo XX realizó patografías, es decir, biografías clínicas de algunos genios como el poeta Hölderlin, el pintor Van Gogh, el escritor y pintor August Strindberg, y el filósofo y místico Emanuel Swedenborg. Jaspers los diagnosticó como casos de esquizofrenia, a pesar de no haberlos atendido en forma directa. Esta clase de diagnósticos retrospectivos o históricos tienen muchos riesgos porque el médico que hace la evaluación no puede garantizar la calidad de las fuentes de información. Nancy Andreasen decidió cambiar el enfoque: en primer lugar, las evaluaciones de los escritores serían directas, con instrumentos válidos y confiables según los mejores estándares del momento. En segundo lugar, la hipótesis de la doctora no se enfocaba solamente en los escritores, sino en sus familiares, ya que ella rastreaba una relación genética, a partir de observaciones de hechos históricos, como los cuatro familiares del filósofo Betrand Russell, uno de los cuales se suicidó quemándose a sí mismo, o la hija de Einstein, quien fue diagnosticada como portadora de esquizofrenia. Lo mismo se observó en el caso del escritor James Joyce, con su hija Lucia Graves, o en el caso más reciente del músico David Bowie: su hermano recibió un diagnóstico psiquiátrico.

"La hipótesis científica de la investigadora se orientó más a la posible relación entre la creatividad literaria y el trastorno bipolar”.

Inicialmente, la doctora Andreasen estudió a quince escritores y quince sujetos de un grupo control. Encontró que el 21 % de los familiares de los escritores tenían algún diagnóstico psiquiátrico, en comparación con el 4 % de los familiares en el grupo control. El diagnóstico más reiterado era precisamente la depresión mayor. Por otra parte, las actividades creativas también eran más frecuentes en los familiares de escritores (23 %), en comparación con los familiares en el grupo control (7 %). Además, el 73 % de los escritores cumplía los criterios para un diagnóstico psiquiátrico (principalmente trastornos afectivos), en comparación con el 13 % de los sujetos del grupo control. Estos resultados animaron a la doctora a continuar la investigación. Aunque inicialmente esperaba encontrar una mayor relación genética con la esquizofrenia, encontró más casos de trastornos afectivos, que a su vez pueden dividirse en personas con depresión mayor (unipolar) y personas con trastorno bipolar. De manera que la investigación publicada al año siguiente incluyó pacientes con esquizofrenia, pero también pacientes con trastorno bipolar, que pueden ser muy elocuentes durante las etapas de manía, en las cuales hay por cierto un aumento de la actividad a todos los niveles. El estudio incluyó un grupo de escritores del Programa Internacional de Escritura de Iowa, mundialmente famoso porque ahí han asistido autores de la talla de Kurt Vonnegut o Philip Roth.

Calificar el discurso verbal de las personas puede ser un ejercicio muy subjetivo. ¿Cómo medir el discurso de los pacientes y los escritores para dar validez científica al estudio? La doctora Andreasen utilizó una escala con criterios bien establecidos para calificar aspectos del discurso como la riqueza de ideas, o bien el pensamiento idiosincrático (ideas con un estilo tan personal que resultan de difícil comprensión para los demás). Por otra parte, el discurso de los pacientes y los escritores fue transcrito, y después los investigadores calificaron los textos con una técnica conocida como cegamiento: los investigadores no sabían si calificaban a pacientes o escritores, lo que ayuda a controlar el efecto de los prejuicios. El resultado final fue que el estilo conceptual de los escritores (es decir, la manera de expresar sus ideas) se parecía más al estilo conceptual de los pacientes bipolares en etapa de manía que al de los pacientes con esquizofrenia. Esto empezó a modificar la hipótesis científica de la investigadora, que se orientó más a la posible relación entre la creatividad literaria y el trastorno bipolar.

La doctora Andreasen hizo una investigación más amplia, publicada en 1987, que incluyó treinta escritores y treinta sujetos control. Al analizar los resultados, observó que los escritores tenían más trastornos afectivos, alcoholismo y suicidio; el 7 % de los que participaron en el estudio se suicidaron. Por supuesto, debemos tomar en cuenta que el estudio duró quince años. Reunir treinta personas por grupo parece fácil, pero juntar la muestra de escritores profesionales no fue tan sencillo. Además, la doctora se dio a la tarea de evaluar en forma directa a 116 familiares de primer grado de los escritores, y a 121 familiares de primer grado de los sujetos control. La idea de esta segunda parte de la investigación era justamente explorar la posibilidad genética. Y los resultados, aunque no son concluyentes, apoyan en términos generales la hipótesis de una relación genética entre la creatividad y el trastorno bipolar. Podemos ver que en los familiares de los escritores también hay más personas dedicadas a actividades creativas, como las artes o la investigación científica.

Por otro lado, no se encontraron casos de esquizofrenia en ninguno de los grupos. Desde luego, se trata de una enfermedad más infrecuente, que se observa en el 1 % de la población general; por el tamaño de su muestra, el estudio no puede descartar por completo la posible relación entre la esquizofrenia y la creatividad literaria, pero ciertamente los resultados no apoyan la posible existencia de una conexión directa o genética entre esos dos asuntos. ¿Por qué todos aquellos que han sido hombres de excepción resultan ser claramente melancólicos?, se preguntó Aristóteles. La réplica de Andreasen sería la siguiente: las evidencias científicas indican una posible relación genética entre la mente creativa y los trastornos afectivos, en particular el trastorno bipolar.