El soberano de sí mismo

El soberano de sí mismo
Por:
  • imogen.tilden

Conocí a David Bowie cuando yo estaba a la mitad de mis treintas y él en sus primeros veintes, un chico que salió de la escuela de arte para transformarse de ser un pintor a ser un compositor. Éramos vecinos en Nueva York. Había lapsos en que nos frecuentábamos mucho y otros que no —yo nunca sabía con exactitud en dónde estaba o dónde iba a estar y algunas veces dejamos de vernos por años, aunque siempre estábamos en contacto y platicábamos de cómo iban las cosas. Tenía un talento enorme y era muy interesante como persona y como músico. Tuvimos tanto una relación de amistad como de trabajo. Realizamos varios conciertos y proyectos en conjunto, y desde luego, escribí dos sinfonías basadas en su trabajo: la número uno (la sinfonía Low) en 1992, y la número cuatro (Heroes) en 1996.

A David le gustó la idea de que yo hiciera las sinfonías. Y quedó muy complacido con ellas, al igual que Brian Eno. Incluso se tomaron fotos para aparecer conmigo en la portada de la primera edición del álbum de la sinfonía Low.

De esas dos obras, David prefería la número cuatro, Heroes, porque la consideraba más original. Pero yo estaba en desacuerdo: pensaba que la número uno era la más original. Poco después de su composición, David comenzó a usar la sinfonía Heroes para acompañar su aparición en algunos conciertos. Y, más sorprendente aún, es que circula una versión en la cual él añadió a la grabación sinfónica su voz cantando Heroes. En alguno de sus archivos debe estar esa grabación de Bowie cantando su propia versión sobre mi sinfonía. Sería maravilloso encontrarla.

Creo que no podría definir mi canción o mi álbum favorito de Bowie. ¿Changes? No sé. Como a cualquier otro, me gustan los hits.

Él y Brian lograron una asombrosa sociedad creativa. Nunca supe, de hecho, quién hacía qué cosa. Ambos eran muy talentosos en su capacidad de escribir música lírica. Aunque me confiaron que nunca trabajaban juntos, al mismo tiempo. Trabajaban en el mismo estudio, pero uno estaba durante las horas diurnas y el otro en las nocturnas. Ni siquiera sé qué tanto se conocían—de hecho, nunca los vi juntos. Siempre había mucho misterio sobre lo que ocurría en torno a David. Nunca se podía saber en qué estaba. Nadie le decía qué hacer y él hacía lo que quería.

A unos días de su muerte hubo presentaciones de mis sinfonías, entre muchos otros tributos. De hecho, me sorprendió que hubiera tan pocas versiones orquestadas de las composiciones de David —dado que fue un compositor tan admirado y talentoso. Sin embargo, soy al parecer la única persona que ha escrito sinfonías basadas en su obra.

Desde luego, las dos primeras sinfonías fueron planeadas como parte de una trilogía, al igual que los álbumes de Berlín de Bowie y Eno.* Hace años platicamos de hacer la tercera sinfonía, basada en Lodger, y la idea no ha desaparecido por completo.

La ejecución de Heroes en Glastonbury fue idea del [director de orquesta] Charles Hazlewood. Lamento mucho no haber estado presente. Es una de esas locuras de los horarios —quisiera estar en dos lugares al mismo tiempo. No obstante, confieso que no soy un espectador muy afecto a los festivales. Mi tendencia es que termino por considerar las interpretaciones desde el otro punto de vista, al otro lado del escenario. A veces ni siquiera miro al frente de los teatros o las salas. De cualquier modo, llueva o brille el sol, será un acontecimiento. Uno magnífico. Es todo un honor que esta sea la primera música clásica estelar en Glastonbury. Las fronteras de la música se desvanecen en nuestros días. He trabajado con toda clase de gente, de Bowie a Ravi Shankar, Paul Simon, con juglares de África occidental, y todo lo que he hecho ha expandido siempre mi propio lenguaje musical y ha sido siempre interesante y disfrutable. En la actualidad no es necesario haber pasado por el conservatorio para ser un compositor. Ni siquiera hace falta ser capaz de leer o escribir música. Las cosas se sienten de modo muy abierto y lo prefiero así.

En realidad no tengo idea de qué hubiera hecho David Bowie respecto al tributo de Glastonbury. Quizá asistiría sin decirte siquiera que lo haría, o bien podía disfrutarlo a la distancia, sin presentarse. Nunca sabías con David. Era el soberano de sí mismo.

The Guardian,

junio 25, 2016.

Traducción: Max Colunga

Nota

* La Trilogía de Berlín: Low (1977),

Heroes (1977) y Lodger (1979).

(N. del T.)