Eva Illouz: "La pandemia ha fracturado nuestra idea de la muerte"

Esgrima

Eva Illouz
Eva IllouzFuente: infobae.com
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A un año y siete meses de que la Organización Mundial de la Salud declarase emergencia sanitaria por el brote de Covid-19 en enero de 2020, la socióloga Eva Illouz (1961, Fez, Marruecos) reflexiona sobre los desafíos de la crisis planetaria por el coronavirus.

“¿Cuántas vidas vale la economía?”, se preguntaba en la revista Nueva Sociedad la investigadora franco-israelí y profesora en la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales, en París. La académica ha impugnado “el economicismo”, es decir, la elección adoptada por naciones europeas de “sacrificar entre dos y cuatro por ciento de sus habitantes en aras de mantener la actividad económica”. Para ella, al principio Inglaterra, Suecia y los Países Bajos ignoraron la crisis “todo lo que pudieron”, hasta que fue “casi muy tarde”.

Illouz —autora, entre otros, de los libros Capitalismo, consumo y autenticidad. Las emociones como mercancía y El consumo de la utopía romántica. El amor y las contradicciones culturales del capitalismo— profundiza sobre los efectos de la pandemia en la vida cotidiana y advierte sobre los desafíos para las democracias por la crisis económica resultante.

¿Cuáles diría usted que son los sentimientos predominantes hoy en el mundo?

Esta crisis sanitaria es inaudita y me interesa explorar el estupor que implica. Al sentirnos abrumados percibimos que no hay una rutina con la cual lidiar, de modo que dos o tres emociones predominan: miedo, compasión, ira. Miedo a un desastre humanitario, compasión por médicos y enfermeras que trabajan para ayudar sin equipo adecuado, y enojo con países como Turquía, Israel, Hungría y Estados Unidos, que utilizaron la crisis para obtener más poder, cerrar los tribunales y gobernar por decreto.

Al inicio, el discurso imperante en redes sociales instaba a aprovechar el tiempo. ¿Qué opina de la productividad como valor central?

En el siglo XVII, el filósofo y matemático Blaise Pascal dijo: “La única causa de la infelicidad del hombre es que no sabe cómo mantenerse callado en su habitación”. Si sentarse en silencio a solas —enseñanza de la mayor parte de las sabidurías mundiales— era algo difícil de lograr en tiempos de Pascal, hoy es casi imposible de concebir, porque nuestra identidad está vinculada a la esfera pública del ocio. Dos conductas me generan sospecha: la primera es el llamado al individuo a retirarse a su espacio interior y renunciar a la vida pública porque, sin duda, las personas hambrientas de poder llenarán ese vacío. En segundo término siento recelo hacia quienes llaman a conservarnos productivos, como si fuéramos máquinas.

¿Cómo leer la soledad en la que muchos están muriendo hoy?

La muerte es el acontecimiento de mayor carga simbólica de la humanidad, pero hoy presenta novedades. A las familias se les prohíben las visitas y hasta participar en funerales de sus allegados. Se habla de hacer entierros por Instagram. Para el historiador francés Stéphane Audoin-Rouzeau esto rompe con un componente fundamental de las culturas humanas. En el hospital, el paciente no está cerca de su gente amada, de hecho, no tiene contacto humano pleno, porque los médicos están tan protegidos que a veces no se ven sus ojos. Es como si lo cuidaran astronautas mientras percibe que la muerte se acerca. Esto representa una fractura abismal. Encima, la enfermedad aterroriza a los médicos, quienes antes suponían un puerto seguro. Esta experiencia destruye las estructuras simbólicas de lo que implica fallecer.

A las familias se les prohíben las visitas y participar en funerales. Se habla de hacer entierros por Instagram .

Los gobiernos de mujeres han manejado mejor esta pandemia. ¿Por qué?

Su liderazgo político ha sido crucial para salvar cuerpos, economías e instituciones políticas. Las mujeres que lideran Taiwán, Nueva Zelanda, Islandia, Noruega, Finlandia, Alemania y Dinamarca han manejado la crisis mucho mejor que la mayoría de sus homólogos masculinos. Han mostrado compasión, hablado en forma transparente a los ciudadanos, tomado los peligros en serio. Así evitaron una importante crisis sanitaria y económica, al tiempo que muchos de los gobernantes varones se jactaban al máximo. El liderazgo femenino es resultado del hecho de que las mujeres son educadas para ocuparse del bienestar de los demás y están mejor preparadas para cuidar una política centrada en la vida.

Usted escribió que en el confinamiento debemos “revisar todas las categorías conocidas de intimidad y cuidado”. El encierro ha producido un aumento global de la violencia contra mujeres y niñas. ¿Cómo explicarlo?

El hogar está estructurado sobre el acuerdo de que hombres y mujeres sigan caminos diferentes durante el día. Ahora deben estar juntos las 24 horas. Además, los hombres desempleados carecen de parte importante de su sentido de valor y pueden ser una amenaza para su entorno. El incremento en la violencia de género es un recordatorio de que el hogar es habitable sólo si se basa en la presencia de un mundo exterior en el que todos llevan vidas individuales, donde se sienten valorados.

Muchos predicen que los hábitos de distanciamiento social aumentarán nuestra digitalización cotidiana. ¿Qué opina?

Aunque no lo puedo asegurar, nos hemos convertido de golpe en un mundo virtual, ocio y trabajo al mismo tiempo. Así conseguimos en un mes lo que podría haber tomado años. El mundo virtual está aquí para quedarse; podemos celebrar cumpleaños, ver ballet a través de Zoom. Eso se mantendrá, al menos en parte.

¿Qué podemos aprender de lo que la pandemia ha mostrado de los países desarrollados?

Tras décadas en las que el crecimiento económico parecía condición ineludible de los seres humanos, una nueva política se perfila, la ecológica, que deberá enfrentar cada vez más catástrofes naturales y biológicas. El coronavirus es una vista previa de lo que será la vida cuando el medio ambiente y el clima colapsen.

Por otro lado, la crisis ha mostrado fortalezas y disfunciones de cada gobierno. Israel confirmó ser un Estado para el que los problemas civiles son problemas de seguridad. Estados Unidos evidenció lo absurdo de su libertad religiosa radical: estados como Kansas rechazaron el encierro en nombre de su derecho a reunirse en iglesias, mientras otros ciudadanos exigían su libertad para salir de compras. En ese sentido el virus ha sido tanto político como biológico.

¿Qué efectos tendrá esto sobre el capitalismo?

Existen dos modelos de intervención masiva del Estado en una gran crisis económica: el New Deal de Franklin D. Roosevelt en los años treinta y el rescate de 2008. Si los paquetes de estímulo se destinan sobre todo a ayudar a los ricos en forma de exenciones fiscales, habrá disturbios masivos y la democracia estará en peligro. Si queremos mantener la democracia, tendremos que lograr que los ricos también sean solidarios.