Fantasía literaria para orquesta de cámara

Fantasía literaria para orquesta de cámara
Por:
  • zazil collins

En junio de 2016 escuché por primera vez lo que entonces era un adelanto del nuevo proyecto musical de Iraida Noriega, en la desaparecida librería Icaria, que dirigía la escritora Itzia Pintado dentro de la casa que resguarda la Escuela de Escritores de México, en la colonia Narvarte.

Esa noche oí en versión dueto parte de Luminosa, un proyecto que nació de la mancuerna entre la cantante y el pianista Abraham Barrera. Me cautivó todo, el magistral piano de Barrera y los juegos vocales de Noriega, pero lo que más me sorprendió fueron las letras: más allá de la curva del camino / tal vez haya un pozo y tal vez un castillo, / o tal vez tan sólo continúe el camino (Fernando Pessoa). Percibí a Vicente Huidobro, César Vallejo, Jaime Sabines, Jorge Luis Borges, así como muchos otros versos cuya autoría me intrigó. A lo largo del recital vi un engargolado del cual Iraida leía, así que al terminar el evento me acerqué a husmear en él. Iraida me platicó que, en algunos casos, entrelazó versos de distintos poemas para crear —maravillosamente— un diálogo circular entre varios autores y la música que ella compuso y Barrera orquestó en la configuración de este proyecto.

Abraham e Iraida han trabajado desde hace años en la adaptación musical de textos literarios. Abraham compuso Ocaso (Urtext, 2013), un disco con nueve piezas basadas en la obra de Carlos Fuentes, grabado con el baterista Antonio Sánchez —quien cobró fama por la banda sonora de Birdman— y el camaleónico contrabajista Aarón Cruz. Tras esa publicación, Iraida y Abraham comenzaron a fraguar lo que luego se convertiría en Luminosa, según cuenta ella misma:

La primera etapa fue mía, organizar por temas mi selección de poesía; en la segunda etapa Abraham compuso ambientes; en la tercera, yo compuse melodías y estructuras sobre los ambientes; en la cuarta comenzamos a hacer conciertos de piano y voz para terminar de entender métricas y cadencias; en la quinta etapa orquestamos; la sexta fue de grabación y la séptima de posproducción. En este punto estamos.

Iraida y Abraham tenían el deseo de crear música para orquesta y encontraron su motor en la literatura. Después, la voluntad creativa de la criatura, como llama Iraida a esta iniciativa sonora, generó el resto: “es como si Luminosa fuera un ser que va decidiendo qué y con quién”, afirma. Mi pecho es una parvada de quetzales que te cantan (Joana Medellín): el proyecto se define como una fantasía literaria para orquesta de cámara, que consta de nueve movimientos. Hay una apertura con música de Iraida y Abraham, y letra con fragmentos del “Canto II” de Altazor, de Vicente Huidobro, y del poema “El triángulo del eterno retorno”, de la joven mexicana Joana Medellín. Esta letra funciona, sin duda, para definir la voz intérprete.

A la apertura le sigue un “Destiempo”, autoría de Iraida, y después un encuentro entre Huidobro, Borges y Neruda, bajo el título de “Luz en tus ojos”, que abre paso a una “Ausencia” compuesta por versos de “Hay ganas”, de Vallejo, “La sobrevida”, de Roberto Fernández Retamar —Iraida es hija del exilio cubano—, así como líneas de Blanca Luz Pulido, Borges y Henestrosa.

El pálpito de las raíces de Iraida se inserta de lleno en el tema “Los amorosos”, que si bien incorporó a su repertorio desde el disco Caracolito (Fonarte Latino, 2012), aquí ofrece una versión completamente distinta, más rítmica, a partir del uso de las percusiones de Tavo Nandayapa y los loops y coros de Leika Mochán.

Además de Nandayapa y Mochán, las familias de maderas, metales y cuerdas de la orquestación están representadas por Aarón Cruz, en el contrabajo; Rodrigo Neftalí en

la guitarra y Abraham Barrera, en el piano. La imaginación e improvisación de la fantasía se ven reflejadas en el trabajo visual de Lorena Aquino, pintora y cantante de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, quien creó ilustraciones ex profeso, trasladando palabras a imágenes con ejercicios ecfrásticos, basados en historias personales, como la de la madre de Iraida y su salida de Cuba, entre otras.

Al preguntarle a la cantante cómo eligió los poemas que forman parte del libro-disco Luminosa, con soltura responde:

Sean poemas enteros o frases, todos han sido palabras que me han acompañado, abrigado, esperanzado, y dado sentido a los pasos y a los misterios; son como mis mantras, mis filosofías.

Esto se percibe sobre todo en “Hechicera”, una letra-conjuro en que la sibilina voz de Iraida convoca a su aquelarre poético, a través de un texto energético que suma las voces de muy disímiles tradiciones y generaciones poéticas —si me nombras existo— (Carlos Avilés) con las plumas de Olga Orozco, Eunice Odio, Valeria Guzmán, Carlos Avilés y Guadalupe Galván. La fantasía narra también el mito de la eterna manzana, a través de la adaptación de “Infinito en la palma de la mano”, de Gioconda Belli, y versos de la poeta Fabiana Amaro. Advierte Iraida, como Huidobro, que estamos cosidos por la misma música tendida / de uno a otro. Iraida, la luminosa que le habla a los amorosos, nos entrega un conmovedor manifiesto: ¿quién se atreverá a adivinar su alma de acertijos?

El proyecto ya se ha presentado al público en varias librerías y en un festival para jóvenes en Toluca, así como en Fundación Sebastián, sede que, por cierto, mes con mes acoge el ciclo La poesía del jazz.

Para escuchar Luminosa (Origen del Arte, 2018), adquirir en preventa el formato impreso y estar al tanto de sus presentaciones próximas conviene consultar el sitio de Iraida: iraida-noriega.com/preventa. El 16 de septiembre concluirá la etapa de preventa, la cual arrancó el 16 de agosto. Conviene aprovechar este momento, porque para comprarlo en tiendas y plataformas será necesario esperar a 2019.