Goodbye cruel world

El corrido del eterno retorno

GabyRock
GabyRockCortesía del autor
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“Ya va llegando diciembre y sus posadas, se va acercando ya también la navidad. El año nuevo me traerá nuevas tristezas”, cantan Los Cadetes de Linares en mi iPod. Pero a diferencia de años anteriores, en éste sólo habrá posadas clandestinas.

2020 fue un año de mucha ofuscación. De miedo, incertidumbre, ansiedeath, etc. Sin embargo, llegó a su fin. Y no se me ocurre mejor manera de despedirlo que con una mentada de madre. Soy afortunado, la pandemia me arrancó cosas, como a todos, pero no me devastó la familia como sí les ocurrió a muchos amigos, conocidos y extraños. Pero sí me fueron arrebatadas muchas cosas, como a todos. Entre lo que perdí que más me dolió se encuentra el GabyRock.

Lo conocí bien morro. Debí tener 13 o 14 años. Él era diez años mayor, aproximadamente. En esa época yo pervivía en una cancha de basquetbol. Y comencé a juntarme con unos rockers. Ahí me presentaron al GabyRock. Me regaló un casete grabado con el Live at the El Mocambo, de Stevie Ray Vaughan. Hasta ese momento yo sólo me nutría de grunge, alternativo, algo de heavy y rock clásico. Me abrió los oídos a otros sonidos. Lo que me llevaría a un cultivar un interés genuino por el blues y más tarde por el jazz.

Ese encuentro sería decisivo en mi formación musical. GabyRock me introduciría al círculo de la Funda, a quien él llamaba el Garbage (por su parecido físico con los Garbage Pail Kids). En la casa de la Funda, lo he contado en otras ocasiones, amplié mi conocimiento musical en tiempo récord en un dos mil o tres mil por ciento. De la inopia musical pasé a tener referencias de rock progresivo, rock en español, progresivo. Cosas que no sonaban en mi barrio.

Después del casete de Stevie Ray el buen GabyRock me obsequió uno de Tangerine Dream. Lo atosigué con preguntas acerca de dónde obtenía el material. Era contador. Y aparecía por las tardes, después de salir de la chamba. Llegaba con tacos de hígado y música. No sé por qué le caí bien. Yo había salido de la nada y de repente ya me estaba educando. No recuerdo cuántas semanas pasaron hasta que me llevó a conocer a la Funda. Y me volví su cliente. Le compraba casetes grabados en quince pesos. Algunos eran discos en toda regla y otros eran conciertos pasados a audio que el obsesivo de la Funda convertía desde la VHS. Muchos de los casetes que le compré yo los escogía, tenía un catálogo con portadas en blanco y negro, era como un Chopo en sí mismo el cabrón, pero otros él me los grababa también con el afán de que yo conociera otras bandas.

GabyRock era abstemio. Nunca fue obstáculo para nuestra amistad. Su vicio era la comida

Desde entonces he sostenido una relación con ambos. Hasta el pasado mes de noviembre que GabyRock murió a causa del Covid. En tantos años de relación nuestra amistad pasó por varias etapas. Era un guitarrista con pericia. Y tocó con algunas bandas. Se casó, abandonó el barrio para mudarse al oriente de la ciudad y perdimos contacto. Después nos encontramos y comenzamos a juntarnos a escuchar música en casa del Fer. GabyRock era abstemio.

Lo cual nunca fue un obstáculo para fomentar nuestra amistad. Su vicio era la comida. De ser un adolescente flacucho pasó a robustecerse y en los últimos años había subido mucho de peso.

Volvimos a perder contacto pero nos reencontramos una vez más. Y como yo ya era un ciudadano que pagaba impuestos se convirtió en mi contador. Y lo veía con bastante regularidad. Unos días antes de partir nos mandamos unos Whatsapps. Quedamos en vernos para darle mi nuevo libro. Ya nunca respondió los mensajes.

La Funda me contó que a él le había dicho que tenía gripa.

Y días después falleció.

Siempre estaré agradecido con el GabyRock por haberme introducido a un mundo que desconocía por completo. Y al que quizá me hubiera tardado años en acceder si no fuera por él. De no ser por el virus continuaría aquí. Nunca olvidaré este año. Por la pandemia, pero también porque nos quitó al GabyRock. Era un tipazo, desprendido, de carácter pacífico. Nunca lo vi gritar ni hacerla de pedo por algo, no importa que se la pasara escuchando punk.

Goodbye cruel world / I’m leaving  you today / Goodbye / Goodbye / Goodbye / Goodbye all you people / There’s nothing you can say / To make me change / My mind / Goodbye”.

Maldito azar.