James Bond, Coco, chacas y Frida

James Bond, Coco, chacas y Frida
Por:
  • alejandro_de_la_garza

Al fondo de su grieta en el muro, el alacrán escarba en su biblioteca para buscar respuestas a sus dudas estéticas, pues intenta puntualizar algunas formas mediante las cuales la industria cultural global se apropia de las estéticas subalternas o marginales para desprenderlas de su contenido contestatario y explotarlas comercialmente.

El venenoso piensa en cintas como Spectre de James Bond (2015) y Coco de Disney (2017) —corporativo con pretensiones de registrar los derechos de la marca “Día de Muertos”—, y en cómo la estética popular de esta festividad tradicional mexicana es saqueada para proyectarla al mercado del consumo cultural global, vaciándola de los contenidos inherentes a su condición de cultura y arte de los pueblos subalternos y, en muchos casos, en resistencia al proceso de asimilación-globalización de sus expresiones culturales y artísticas.

El arácnido se remite también a teleseries como Ingobernable (Argos, 2017) y Diablero (Morena Films, 2018). En ellas, expresiones propias de las estéticas marginales como el lenguaje popular (irreverente, vulgar, delincuencial), la intervención urbana (grafiti, altares a Malverde o la Santa Muerte), la intervención física en los cuerpos chacas de la disidencia (tatuaje y piercing), así como otras formas radicales de reeducación corporal (lo transgénero) que cuestionan los patrones de conducta y belleza heteronormativos, son sustraídas (abstraídas) de su contexto marginal antisistémico. Así se nulifican su protesta y resistencia, desprendidas de su contexto de inconformidad y asimiladas a la normalización de las conductas marginales, hasta ser finalmente promovidas por las redes de comunicación masiva como formas despojadas de su peligro contestatario.

"La industria cultural global se apropia de las estéticas subalternas o marginales para desprenderlas de su contenido contestatario".

El venenoso apunta también el plagio abierto de los diseños textiles de los indígenas oaxaqueños, copiados por la modista francesa Isabel Marant y la empresa Antiquité Vatic (la blusa mixe de Santa María Tlahuitoltepec), y los motivos propios del huipil contemporáneo (de San Juan Bautista Tlacoatzintepec) apropiados para su comercialización por la marca española Intropia.

Por este camino, el escorpión llega al más claro y difundido ejemplo de apropiación cultural global: la imagen de una comunista, bisexual, discapacitada por un accidente y plenamente artista, Frida Kahlo, quien desafió los cánones estéticos de la plástica y aun los de la belleza física (y pagó las consecuencias), hasta convertirse en un hito mexicano, cuya obra se cotiza por el mundo, mientras se exhiben su indumentaria y sus pertenencias personales como nuevos paradigmas estéticos.