La casa de las estrellas

La casa de las estrellas
Por:
  • francisco_hinojosa

Durante la Feria Internacional del Libro de Oaxaca de este año, que cambió de sede de la Alameda al nuevo Centro Cultural y de Convenciones, me invitó la Fundación SM a dar una conferencia magistral para promotores de lectura. Entre los asistentes había un antioqueño, Javier Naranjo, que estaba hospedado en nuestro mismo hotel. Cuando me lo encontré me dijo que quería regalarme un libro, a sabiendas de que muchas veces esos regalos suelen olvidarse en el cuarto para no tener que sacar de la maleta la botella de mezcal, los moles, el quesillo y los chapulines. No fue así. Su obsequio resultó una verdadera joya: Casa de las estrellas. El universo contado por los niños (Constructora Conconcreto / Corporación Rural Laboratorio del Espíritu, Medellín, 2013), con un prólogo de Piedad Bonnett e ilustraciones de José Antonio Suárez Londoño.

Dice Javier en su presentación que el libro “surgió como un juego. En diversos momentos, y a lo largo de varios años, invité a niños de primaria a dar el significado de algunas palabras, a que su propia mirada lo revelara”. El juego consistió en que Javier, poeta y docente, eligió algunos vocablos de uso común para que sus alumnos los definieran libremente. Estas definiciones / aforismos / minipoemas conmueven por su poder de verdad: los niños no mienten, a menos de que un adulto les dé el ejemplo. Logran con facilidad sacarnos una sonrisa, una risa y a veces una franca carcajada, a pesar de que lo que hay detrás de sus palabras pueda ser muy doloroso.

Un adulto puede ser un “niño que ha crecido mucho” o una “persona que se obsesiona por hacer el amor”. Y el amor significa “que mi mamá no se muera y mi papá no se muera”, “conseguir una novia por acá y otra por mi casa" y "quiero que mi mamá se enflaquezca porque está muy gorda” o “cuando uno hace el amor y se besa, se pudren los dientes”. Imaginación, fantasía, sinceridad, frescura: una verdad que revela una íntima percepción de la realidad.

"Un adulto puede ser un   niño que ha crecido mucho  o una   persona que se obsesiona por hacer el amor".

La violencia social y familiar está muy presente en esta mirada del universo dicha por los niños. Resulta difícil substraerse a un entorno que lastima de manera profunda a ese mundo que apenas miramos y comprendemos: la niñez que sufre en silencio y que también disfruta y goza a su manera, pero a la que apenas prestamos la atención que merece. Esta Casa de las estrellas busca hacer audibles algunos de esos sentimientos y emociones que permanecen guardados y que se manifiestan a través de un rostro triste, un temor, una pesadillla, una sonrisa. Van algunos ejemplos. Hogar: “es un infierno”, “es algo que de repente se separa”. Niño: “damnificado de la violencia”, “es algo que no es perro”. Policía: “es el que quiere que la paz termine”. Sangre: “es cuando uno mata a un amigo”. Tranquilidad: “por ejemplo que el papá le diga que le va a pegar y que después le diga que ya no”. Violencia: “es que los niños y las personas están violados”. Sujeto: “hay personas que sujetan para matarlos”. Político: “es una persona que nos acaba o ayuda, depende de su situación económica”. A la vez podemos escuchar en este libro expresiones de alegría. Juego: “es estar contento y amando”. Madre: “es para mí un corazón, es una tierra para mí”. Niño: “humano feliz”, “es muy bonito y hace popó en el sanitario”.

Cuántos pensadores han escrito libros alrededor de un tema que una niña de siete años (Natalia Bueno) resume de manera tan sencilla: Iglesia: “Donde uno va a perdonar a Dios”. Órale. Y quién es ese Dios: “es una persona que le clavan clavos. Es joven”; “es una persona que nos maneja con control remoto como si fuéramos sus esclavos”; “es invisible y no sé más porque no he ido al cielo”. Y la religión: “es una cosa muy importante para Dios”.

Hay que saber escuchar estas voces que detrás de su inocencia contienen una sabiduría que quizás nos ayude a comprender, si no a nuestras casas y nuestros dioses, a nosotros mismos.