La Merced en el cine de Maya Goded

La Merced en el cine de Maya Goded
Por:
  • alicia_quinones

Arte digital

STAFF

La Razón

Maya Goded (Ciudad de México, 1967) prefiere el camino oscuro de su mundo: la violencia, las carencias, las mujeres desaparecidas, la prostitución; cuestiona las ideas preconcebidas y da luz a temas como la sexualidad femenina, la sanación y la magia. Es, sin duda, una de las fotógrafas más relevantes de nuestro país. Formó parte de la agencia Magnum, y su trabajo ha merecido reconocimientos como el World Press Photo, la beca de la Fundación Guggenheim y el Premio Príncipe Claus. Ha publicado varios libros, entre ellos Tierra negra. Este fin de semana se estrena Plaza de la soledad, su primera película documental, sobre cinco mujeres, algunas de edad avanzada, que viven del trabajo sexual en La Merced.

¿Por qué volver a las historias de prostitución en La Merced?

Es un tema que he trabajado por más de veinte años, me hice afín a sus vidas. Quería hacerlas visibles. Ellas son mujeres invisibles; la sociedad las borra de alguna forma. Sabemos de ellas simplemente porque están ahí, pero no las vemos.

¿Cómo seleccionaste a los personajes?

Carmen Muñoz, una de las protagonistas, es una de las primeras mujeres que conocí en La Merced, cuando empecé con el trabajo fotográfico. La conocí en la calle, platicamos y la seguí frecuentando. Después, ella me presentó a un cliente suyo, Carlos, quien también sale en el documental. Ellos se casaron y fui la madrina de su boda. A Ángeles y Esther también las conozco desde entonces, ellas ahora son pareja, pero a Ángeles la retraté desde hace muchos años. A Esther la conocí por otro lado, nunca quiso ser fotografiada, pero nos conocíamos, y para este proyecto decidió participar. Con cada mujer ha sido una relación diferente. Raquel es a la que menos conozco, quizá desde hace cinco o seis años.

¿Qué te atrajo de cada mujer?

Cada una mostraba un aspecto que para mí era importante.

Temas que has perseguido en tu fotografía .

Más bien son temas que me han perseguido, y han sido importantes, como la mujer mayor y su sexualidad, su cuerpo en estos ámbitos de tanta violencia, cómo construir una relación y cómo todos estos ciclos de violencia se repiten y se repiten, y cómo ellas, en este entorno, construyen una relación

de amor. ¿Qué es el amor cuando se paga o

es comprado? Para ellas, lo que se vende no es realmente el amor, pero existe una continua búsqueda de él. ¿Qué es, entonces? Casi todas estas mujeres que tienen una vida en torno a la prostitución resuelven el amor a través de los hijos, de la maternidad, de la compañía. Pero siempre tienen estas ganas de volverse a enamorar.

¿Cómo afecta la violencia a estas ganas

de volverse a enamorar?

Ante estos ciclos de violencia que he visto a través de mi trabajo, que son impresionantes y simplemente se repiten, como se repiten en el amor, la pregunta es: ¿cómo salir de esa reiteración de la violencia?

Sí, es el entorno y también la sociedad. Somos una sociedad violenta que sostiene la violencia contra estas mujeres. Todos somos partícipes de alguna forma, desde la forma en que educamos a nuestros hijos. Muchas de ellas han sufrido violencia en su propio hogar, la violencia para la mujer es muy fuerte y, además, hay un desprecio a estas mujeres que viven del trabajo sexual. Son mujeres invisibles que han vivido en un entorno violento.

¿Cuál sería una de las características

de este grupo de personajes?

Decidí incluir en mi documental a todas las mujeres que son fuertes. Muchas de sus compañeras ya murieron o las han matado. Los clientes luego las matan. Todas son sobrevivientes.

¿En un momento de vulnerabilidad?

Ellas son vulnerables... Las que aparecen en el documental son mujeres fuertes que han sabido cómo afrontar la vida, que han sanado relaciones con sus hijos, con su pareja, con ellas mismas, que han buscado y encontrado el amor, construido relaciones de pareja, de solidaridad entre ellas. Es un ámbito muy difícil porque desde chicas

debieron aprender a sobrevivir, a pelear y a defenderse. Es un ámbito un poco ingrato. En Loreto trabajan Carmen, Raquel y Esther, es el lugar donde más tiempo pasan, conocen a los vecinos, van a velorios, cumpleaños. Esas calles son su casa. Mi mirada se ha centrado en el trabajo sexual, que hay muchísimo y no se puede generalizar: cada sitio es distinto. Por ejemplo, en Revolución (donde trabajan mujeres más jóvenes) hubo toda una lucha para no pagar derecho de piso, y en esa lucha estuvieron involucradas Esther y Ángeles, y fortalecieron los lazos entre esos sitios. Mujeres como Carmen comenzaron a trabajar en La Merced desde que eran chiquitas, ahora son mayores y siguen ahí.

En este largo proceso documental

y creativo, ¿has vivido alguna muerte de

tus personajes?

Mientras filmábamos, María Luisa (amiga de Carmen) falleció. En un principio, Plaza de la Soledad iba a ser sobre ellas dos. María Luisa quería encontrar a su hija, y con el documental íbamos a ir a buscar a su hija, pero se murió a la semana en que comenzamos el trabajo. Fue esa una de las razones por las que nos entró

una especie de urgencia para continuar y terminarlo.

¿Qué les has aprendido?

Es complicado. En cuestión de pareja, me han quitado muchísimos tabúes. Esther y Ángeles, por ejemplo, son una pareja diversa. Ángeles es travesti, y con ellas aprendo muchos detalles sobre la construcción de la femineidad. Ángeles le enseña a Esther cómo ser femenina, mientras que Esther le enseña a Ángeles cómo ser más estructurada y formar un hogar. He aprendido el significado de la solidaridad.

Si volar es una analogía de la libertad, ¿cuál sería la analogía de la prostitución en este documental ?

Un pájaro cuando le cortas las alas a través de un proceso violento. Toda la vida que ellas han llevado es como si les hubieran cortado las alas. Algo muy importante en Plaza de la soledad es ver cómo tres de estas mujeres han tomado talleres de empoderamiento, y se nota. Son mujeres que después de haber caído en lo más profundo, de no saber volar, han tenido un espacio donde han aprendido a sanar sus alas.

¿Cómo fue tu experiencia en Magnum?

En Magnum estuve cinco años... Aprendí que no soy una persona totalmente de agencia, creo que funciono mejor cuando trabajo por mi cuenta.

¿Cuál es el siguiente paso de Maya Goded?

Muchos de mis proyectos tienen algo que ver conmigo, con procesos personales. Intento que mi foto y mi trabajo documental vayan hacia esos temas y terrenos. Mi trabajo es una herramienta de investigación y para entender a la sociedad y, al final, a mí misma; tratar de entender qué diablos hacemos en este mundo y de conectar a un ser con otro. Puede ser la fotografía, ahora es el documental y es una búsqueda de cómo entablar diálogos.

¿Qué temas trabajas en este momento?

Ahora trabajo temas enfocados a la curación del alma con medicina tradicional, con chamanes.

¿Cine o fotografía?

Después de hacer cine mi forma de comunicarme cambió. Sigo tomando fotos, pero el video y el sonido se volvieron parte de mi lenguaje. C