Leto

Leto
Por:
  • carlos_velazquez

La sinopsis no le hace justicia. Dice: “Leningrado, principios de los años ochenta. Los discos de Lou Reed y David Bowie se trafican de contrabando mientras una escena subterránea de rock brota. En medio de ese entorno, el joven y enigmático Viktor Tsoï conoce a Mike y a su esposa Natasha. Rodeados por una nueva generación de músicos, juntos cambiarán el curso del rock en la Unión Soviética”.

Oh no, otra película filmada pretenciosamente en blanco y negro, me dije al entrar a la sala. Unas chicas se cuelan por una ventana a un teatro para asistir a un concierto de rock. No lo sabes. Pero eso es un pórtico. Un túnel hacia lo que quizá sea la mejor película del año. Olvídense de Tarantino.

El rock representa al imperio. Al enemigo. Y el concierto se desarrolla con la gente sentada. Está prohibido cantar, gritar. Todo debe efectuarse en completo orden. Hasta este momento la película es lenta como la fila del banco. Y aparece entonces ese deseo irrefrenable de huir. De abandonar la sala. Junto a una fogata en la playa se produce el big bang de la trama. Mike conoce a un dueto de guitarristas. Pese a que tocan acústicas y cantan en ruso, esa música alcanza a trasmitirte que el espíritu del rock & roll es algo mucho más grande que un look.

De regreso de la playa todo se transforma de manera vertiginosa. La monotonía abre paso a la explosión de nuestras entrañas. En el tren los pasajeros comienzan a cantar “Psycho Killer”. Y entonces saltas del asiento. Literal, la butaca te escupe. La versión está cantada por las voces de los personajes sin pulir, sin entrenar. Es crudo de verdad. Y los efectos visuales te vuelan la cabeza. Unos efectos que no están hechos con un gran presupuesto. Pero que desde que comienzan plantan dentro de ti el amor por Leto. Te percatas de que esto ya es otra cosa. Te va a cambiar. Vas a salir siendo otro.

A partir de este punto comienza a desarrollarse la historia del planeta Mike. Un tipo que sólo vive para el rock, aunque tenga que trabajar para mantener a su esposa y a su hijo. A menudo olvidamos el poder que tiene el rock sobre la gente. Pero para nuestra fortuna viene Leto a recordárnoslo. Qué tanto estarías dispuesto a sacrificar tu vida por la música. En una Unión Soviética que padece los rescoldos de la Guerra Fría, qué es más importante que tú, tu ego, tus pertenencias. Lo más importante son tus fantasías. Tus anhelos. Tus aspiraciones. Y los personajes de Leto con Mike a la cabeza luchan por alcanzarlas con un hambre que hace mucho no se ve por estos rumbos. Un hambre que, paradójicamente, el capitalismo ha extinguido.

"A menudo olvidamos el poder que tiene el rock sobre la gente. Pero viene Leto a recordárnoslo".

Contrabandear discos de Bowie y Lou como alimento para el espíritu. El postpunk en otra latitud, tan o más virulento que el original. La misma sed por expresar tu sinsentido, tu rabia y tu felicidad a través de la música, del rock & roll. La historia deviene un semitriángulo amoroso. Y paralelamente se va a desarrollando la Historia del rock.

Natasha, la mujer de Mike, le dice a su esposo que se le antoja besar a Viktor, su protegido y músico dotado. Un talento genuino a los ojos de Mike. Es aquí donde Mike toma el camino de la música. Le deja vía libre a su esposa para que tenga un romance con Viktor. Pero no se hace a un lado definitivamente. Poniendo de lado todo, incluso a sí mismo, su recompensa es que va a producir a Viktor. Eso es verdadero amor por la música. Esa renuncia. Ese cero poseer. Esa era la intención primigenia que impulsaba al rock. Antes del glamur y las listas de popularidad. Sin ningún toque de tenebra por parte de Mike, decide aceptar su misión sin juzgar a nadie. Y mucho menos a su esposa. Con quien regresa la mañana después de haberle dejado la casa sola para su encuentro con Viktor.

Leto dura un poco más de dos horas. Pero la sensación que te produce es de tres horas y media. Esto ocurre porque la variedad de recursos que se utilizan son demasiados. Pero este efecto es engañoso. Porque si bien percibes que se ha prolongado la historia muchos minutos lo menos que deseas es que se termine.

Pero la cinta acaba y todo lo que dabas por sentado cobra un nuevo significado. Vas a revalorar a Lou y a Bowie una vez más. No importa si por la mañana escuchaste Scary Monsters o a la Velvet. Sabes que si en algún momento necesitas reunir fuerzas para seguir adelante tienes la música, como lo hizo Mike.

Wow.