Los silos

Los silos
Por:
  • francisco_hinojosa

El Teide (Santa Cruz de Tenerife, Islas Canarias, España) es un volcán de tres mil 700 metros de altura, el tercero más alto de la Tierra si se toma en cuenta que nace desde el lecho del Atlántico (en total

más de once mil metros). Hace pensar

en ese Monte análogo (“novela de aventuras alpinas no euclidianas y simbólicamente auténticas”) de René Daumal que une la Tierra con el cielo.

Según alguna versión, para los antiguos canarios era eso: un axis mundi. Se encuentra en el parque nacional más visitado de la península y el segundo del mundo.

Alrededor de él se ven paisajes sacados de una película de ciencia ficción que transcurre en otro planeta. O Furia de

titanes, que allí fue filmada. Varias capas de lava muestran la historia de sus

erupciones a través de sus colores, que

van de los grises y casi negros a los ocres

y amarillos.

A no tantos kilómetros en línea recta, aunque muchos más a través de la

sinuosa carretera, se encuentra Los Silos, un pueblo de poco más de cinco mil habitantes. El nombre de la villa se refiere a tres grandes depósitos de

cereales que no se pueden ver porque están bajo tierra y porque se encuentran en una finca privada. Es un lugar en el que abundan los cultivos de plátano y los caminos para senderistas. Y también el buen humor y la calidez de sus habitantes. Cada año, desde hace veintiuno, se celebra allí un Festival de los Cuentos que atrae a propios y extraños. Cuentos para bebés, niños, jóvenes y adultos, con un énfasis en la narración oral. Cuentos de tradición popular, de autor, de hadas, de ogros, de miedo, de contenido erótico. Nada que ver con ninguna de las ferias del libro o los festivales literarios a los que estamos habituados. Más de un centenar de actividades se llevan a cabo en varias plazas, el auditorio del Centro de Salud, un exconvento que semeja un corral del Siglo de Oro y un horno de cal situado en la costa del pueblo. Y también en las calles y en varias salas, balcones y patios de casas particulares. Algunas son gratuitas y muchas se cobran a precios bajos. Si no se adquieren las entradas con anticipación se corre el peligro de quedar fuera. Este año estuvo dedicado a las hadas. Con ese motivo, muchos pobladores decoran sus negocios y las fachadas y ventanas de sus viviendas. Hay lecturas, espectáculos de cuentacuentos, conciertos, obras de teatro, talleres, mesas redondas, conferencias, presentaciones y venta de libros.

A la manera del microteatro, los “tresillos” son las actividades realizadas en las salas que ofrecen algunos de los pobladores de la villa para que en esas fechas se hagan lecturas de cuentos.

Me tocó estar en uno llevado a cabo en la casa del creador y animador del festival, Ernesto Rodríguez Abad, al tiempo que anfitrión de los días que mi esposa

y yo pasamos en Los Silos. Leí un cuento a un reducido auditorio de ocho personas y luego conversé con ellas. La intimidad que permite el espacio hace que la lectura y la charla se conviertan en un acto familiar. Más tarde hice algo similar en el patio de una casona antigua muy bien conservada y situada a

un costado de la plaza principal. La

audiencia fue un poco mayor: veinte asistentes. Además de ofrecer el espacio, los dueños invitan empanadas y licores hechos por ellos mismos. La generosidad.

En el corral de comedias, patio del exconvento de San Sebastián, nos tocó un evento en el que se conjugaban los cuentos y la comida. Tres narradores orales contaron cuentos de los que previamente un chef extrajo alguna idea para confeccionar tres platillos con los ingredientes mencionados en sus relatos: arroz, quinoa, vegetales agridulces, pollo, papas y perlas de oro, acompañados por la degustación de tres vinos elaborados por un productor local. Para concluir, se quemó una escultura de madera de un artista de arte efímero que acompañó al festival desde el centro del pueblo.

Feliz fin de año.

Informamos a los lectores de El Cultural que este suplemento no aparecerá el próximo

sábado 31 de diciembre. Regresamos el 7 de enero próximo. Hasta entonces y feliz año nuevo.