Observatorio de la contradicción

Observatorio de la contradicción
Por:
  • alejandro_de_la_garza

El desempleo se extiende por las salas de redacción de los periódicos, por los canales televisivos y aun por los portales digitales. El alacrán ha padecido los efectos de estas sacudidas y, estoico, observa el campo de batalla desde el fondo de su grieta en el muro. Pero el arácnido no está solo, lo acompañan otros también afectados por los acontecimientos, quienes le sugieren una solución —digamos político-económica— para enfrentar la incertidumbre. La propuesta luce audaz, pero así lo demanda nuestro tiempo líquido.

El venenoso abrevia: se trata de formar un Observatorio Ciudadano de la Contradicción, OCC —encabezado por representantes ilustres de la sociedad civil—, cuya tarea será recabar estadística, mediciones y casuística general (demoscopia, pues) de las contradicciones de nuestras instituciones políticas (y sus políticos), para establecer diagnósticos, una narrativa del problema y sus remedios.

Sus amigos ilustran al artrópodo con los pasos a seguir: armar el equipo con recién egresados itamitas, del CIDE, un estadístico de la Ibero y los infaltables sociólogos de la UNAM (con paridad de género, but of course). Invitarlos a trabajar un mes en la elaboración de los estudios preliminares con la promesa de pago en cuanto llegue el financiamiento. Con los resultados de su investigación en la mano, el escorpión deberá registrar su OCC como organización de la sociedad civil y darse de alta en cuanto directorio oficial sea posible, así como ante otras ONGs.

"Los pasos a seguir: armar el equipo con recién egresados itamitas, del CIDE, un estadístico de la Ibero y los infaltables sociólogos de la UNAM".

Finalmente, el proceso para obtener financiamiento. Antes, le recomiendan al alacrán visitar alguna tienda de diseñador y salir ataviado de manera elegante pero nada tradicional, con especial atención en los zapatos (modernos, avant garde, llamativos), todo muy cool, le insisten. Luego debe rentar (o en su defecto llamar vía Uber), una camioneta de lujo pero mediana y, acompañado por dos jóvenes del OCC (ella y él, alguno con tatuajes), dirigirse hacia el objetivo.

Lo siguiente fue a sotto voce: debe seguir el rumbo de Las Lomas, allá por Reforma y Prado Norte, donde en alguna cima se ubica la oficina concentradora de recursos provenientes de grandes empresas del sector privado, cuya misión es otorgar liquidez a las organizaciones de la sociedad civil más aplicadas.

Ahí, con parsimonia y soltura, el escorpión se ubicará en una mesa larga de oficiantes pedidores, quienes, aclarándose la voz con un expresso, esgrimirán las razones por las cuales sus proyectos deben ser financiados primero y con mayores recursos. Este es el punto clave, presionan al venenoso. Salir de ahí con uno o dos millones garantiza la existencia de la OCC por al menos seis meses... y eso es sólo el principio.