Ojos de papel robando

Ojos de papel robando
Por:
  • francisco_hinojosa

Hace ya algunos años María Luisa Mendoza, La China, acusó de plagiaria a la fotógrafa Patricia Aridjis por ponerle de título a su libro Ojos de papel volando (Conaculta, 2011), mismo nombre que tiene una colección de cuentos de su autoría (Joaquín Mortiz, 1985), y también igual al que utilizó el fotógrafo Carlos Contreras de Oteyza en un libro (CNCA/Secretaría de Cultura de Jalisco, 1999) y Carlos Blanco Aguinaga en una novela (Grijalbo, 1984). La frase proviene de la canción popular El son de la negra.

La China, escritora y ex diputada, se indignó por lo que consideraba un plagio, y publicó el último día del 2011 en Excélsior la nota “Me roban un título pero no la dignidad”. Cuenta que estaba descansando en el mar cuando recibió un telefonazo que le anunciaba que “mi preciosísimo libro Ojos de papel volando me ha sido sustraído en robo a mansalva”, y afirma que tanto los abogados de la Editorial Porrúa, que editó una segunda edición de la obra, como los de la SOGEM, pondrán “su maquinaria a mi favor”. Salieron también a defenderla y a acusar a la fotógrafa de plagio René Avilés Fabila y Vilma Fuentes. Ella, la fotógrafa: plagiaria y ladrona. El Conaculta, como editor: ignorante y cómplice.

Sin embargo, La China, Avilés, Vilma y los supuestos abogados que llevarían a tribunales el “plagio” al parecer no consultaron la Ley Federal de Derechos de Autor. El Artículo 14 dice que “No son objeto de la protección como derecho de autor a que se refiere esta Ley”: fracción V: “Los nombres y títulos o frases aisladas”. Sipi: no existe plagio alguno. Es más: estoy casi seguro de que ni Aridjis, Contreras y Blanco Aguinaga hubieran leído el libro de La China como para querer hacerle un homenaje y mucho menos un “robo a mansalva”.

El Fondo de Cultura Económica tiene en su catálogo dos títulos iguales de autores diferentes: Breve historia de los Estados Unidos. Y existe al menos otro idéntico publicado por Alianza Editorial. Busco en las librerías virtuales algunos libros con el mismo nombre: Crímenes de Alberto Barrera (Anagrama), Ferdinand Von Schirach (Salamandra) y Alma Flor Ada (Altea). Jorge Ibargüengoitia hubiera caído en doble plagio: Dos crímenes. Mr. Davidmore en su blog afirma que el título más repetido, hablando de libros, es El ángel caído. Exhibe las carátulas de nueve de ellos, uno de los cuales escrito por Harold Bloom. Si le quitamos el artículo, hay dos más. Y si lo ponemos en plural, otros dos. En cuanto a títulos de canciones, Daniela Alberte documenta uno que se repite siete veces: I Want You (Bob Dylan, Tom Waits, Kings of Lion, Kelly Clarkson, Marvin Gaye, Savage Garden, Kiss). Sin duda encontraremos películas, obras de teatro, coreografías y piezas de artes plásticas que comparten el nom-bre y no tienen nada que ver entre sí.

En cuanto a las “frases aisladas” tengo una experiencia personal. A principios de los ochentas el Taller Martín Pescador publicó mi primer libro: Tres poemas. La imprenta de prensa plana se encontraba en casa de Juan Pascoe, uno de los más reconocidos impresores y editores en México. Él era entonces también el violinista del grupo Mono Blanco, entre cuyos integrantes estaba Arcadio Hidalgo, que por cierto esta semana habría cumplido 115 años, y el no menos grande Güero Vega. El trovador, poeta y jaranero Arcadio aprendió a leer tarde, hacia sus ochenta años. Y lo hizo con algunos de los libros que se imprimían en el taller. Un verso mío le gustó para componer su propia versión de La guacamaya: “de amores y extrañamientos” (se encuentra en youtube cantada por Gilberto Gutiérrez). Lo presumo a la primera oportunidad y lo siento como una medalla preciada, nunca como un robo o un plagio.

Las ideas tampoco están protegidas por la mencionada ley. Si a alguien se le ocurre una buena para realizar una película y la cuenta en la cantina, bien puede ser escuchada por alguien que decida hacerla guión y llevarla a la pantalla. Puede reclamar lo que quiera pero desde el punto de vista legal no hay nada que alegar. Que conste que están advertidos.