Tower Records: All Things Must Pass

Tower Records: All Things Must Pass
Por:
  • rogelio_garza

En 1984 llegué a vivir un año a Los Ángeles. El día que arribé con mis primos pedaleamos en las bicicletas hasta un supermercado de discos. Era el Tower Records de Anaheim que encendía sus luces al atardecer. Atravesar sus puertas de neón era entrar a un sueño musical donde el tiempo giraba a 33 rpm. Está al aire en Netflix All Things Must Pass de Colin Hanks, el documental sobre la empresa de música que en 1999 vendió mil millones de dólares pero siete años después desapareció.

Una historia americana como el rock que se remonta a 1941, cuando Clayton Solomon empezó a vender discos usados en la farmacia Tower de Sacramento. Su hijo Russ abrió el Tower Records Mart en 1961 con una idea: la importancia de la música cuando se es joven. Se dio cuenta de que los chavos se reunían ahí por los discos de 45 y la música que cohesionaba sus vidas. El crecimiento de Tower fue vertiginoso, de la mano con el boom de la industria discográfica, engordaron igual. En 1968 abrieron “la tienda de discos más grande del mundo” en San Francisco, con todos los géneros y estilos, y una librería. El personal entraba como cajero y se inventaba alguna actividad, el único requisito laboral era ser apasionado de la música. De negocio familiar pasó a ser un experimento empresarial.

La visión y la acción eran de Russ Solomon, la administración corrió a cargo de Bud Martin, gracias a esta dupla el experimento fue posible. En 1970 construyeron “la tienda de discos más grande del universo” en el Sunset Boulevard de Los Ángeles, la favorita de las estrellas del rock para surtirse. Desde entonces procuraban que cada tienda fuera la “más grande”, la de Nueva York tenía cuatro pisos y la de Sapporo era un edificio de ocho. En los noventa, Tower Records latía en el corazón de la industria del entretenimiento, publicaba la revista musical Pulse! y fue esencial en la introducción del CD al mercado. Entonces contaba con 192 mega tiendas en el mundo. En la Ciudad de México se abrieron las sucursales de Zona Rosa, Altavista y Mundo E con material nacional e importado y la edición en español de Pulse!

Poco después de que Bud Martin abandonara la empresa por padecer leucemia, el MP3 y Napster abrieron las compuertas de la música en formato digital. Los jóvenes ya no tenían que ir a comprar un disco, “era como tener Coca Cola gratis en el grifo de tu casa”, según David Geffen. Entonces abrieron Tower On Line para ver qué rebanada del pastel obtenían. Pero Solomon enfermó del corazón. Y cómo no, si de 1960 a 2000 sólo tuvieron ganancias y de pronto, endeudados, tenían que cerrar las tiendas de Japón. El nuevo rumbo impuesto por los bancos recortó todo y en 2004 liquidaron a las cabezas y a la familia entera. Tower Sacramento cerró en 2006. Pero los japoneses, haciendo honor al eslogan acuñado allá, No Music, No Life, compraron la marca y reabrieron ochenta y cinco tiendas. Aún conservo los vinilos de Blue Oyster Cult, Motorhead, Y&T, Van Halen... un documental que toca el corazón.