¿Zona cero o del silencio?

¿Zona cero o del silencio?
Por:
  • alejandro_de_la_garza

El alacrán ha recorrido con diaria perplejidad los alrededores de su nido, ubicado en la zona crítica de confluencia de las colonias Del Valle, Roma Norte y Narvarte, área muy afectada por el sismo del 19 de septiembre. Una Zona Cero. Ha vivido y visto en vivo, en televisión, en los diarios y en las redes sociales la tragedia, pero también ha atestiguado la participación de varios integrantes de la comunidad cultural en las actividades de apoyo a los heridos y damnificados, a las víctimas dolidas por la pérdida de algún familiar, de su casa, de su patrimonio habitacional entero, de los recuerdos de su vida esparcidos por la catástrofe en calles hoy fragmentadas, heridas, desconocidas.

El venenoso también ha estado pendiente del papel de los medios de comunicación. Habrá de analizarse a fondo (y repensarse) su tendencia irrefrenable por “ganar la nota” a toda costa y hacer de la tragedia un espectáculo, del dolor un melodrama, del sufrimiento una telenovela. Sobre todo, habrá de resaltarse su absoluta falta de autocrítica. Nada nuevo.

Lo realmente novedoso han sido las redes sociales. Es la primera tragedia de esta envergadura vivida en la Ciudad de México en pleno apogeo de ese vertiginoso medio de comunicación. Habrá de analizarse entonces su utilidad en momentos de crisis, sus deformaciones y abusos, sus aciertos y logros, insiste el arácnido, así como las diferentes

reacciones ante esta novedad.

Como era de esperarse, los conservadores, maledicentes de esta tecnología impulsora del desvanecimiento de sus viejas seguridades y de su privilegiado monopolio de la voz, corrieron a señalar la manipulación, el encono, la desinformación circulante por Facebook, Twitter y WhatsApp durante todo el trágico proceso, desde la emergencia del sismo hasta los esfuerzos por “normalizar” la crisis posterior aún en curso. Incluso señalaron un complot, un montaje, la intención implícita de desacreditar más al régimen más desacreditado de los últimos treinta años.

Por lo pronto, y en espera de sesudos análisis, el artrópodo destaca la inmediata utilidad de las redes sociales. ¿Cómo nos comunicamos con nuestras familias, amigos y conocidos inmediatamente después del sacudimiento? La aplicación WhatsApp fue crucial en esos momentos y en los días siguientes, así como la red de Twitter, para informar, pedir auxilio, solicitar y enviar ayuda, empezar a moverse luego del terrible shock.

De igual modo, el escorpión advirtió a varias de “las mejores mentes”, escritores y periodistas, tratando de acallar la crítica, llamando no a la solidaridad sino al silencio. Hubo quien incluso insultó a quienes no nos gustó el poema de Villoro... El venenoso se hubiera reído si el asunto no fuera doblemente trágico.