Amor de vinilo, la usual música de romance

Amor de vinilo, la usual música de romance
Por:
  • jesus_chavarria

Es cierto que Amor de Vinilo es una película que evita los riesgos, apuesta por la fórmula e incluso resulta predecible; sin embargo, esos son aspectos ya presupuestados y asumidos, limitantes que en cierta medida se convierten en recursos al servicio de algo más que la simple trama y la estructura ya conocida.

Y es que su verdadero valor está entre las capas detrás de la simpleza, es desde ahí que sorprende con reflexiones profundas y diálogos de una lucidez implacable, que van desmitificando a través de la cotidianidad, el estatus del músico convertido en leyenda, confrontando la concepción que tiene de sí mismo como ser humano, lleno de errores y autocomplacencia, con la de los fans, cuya naturaleza también queda al desnudo y no escapa a cierta sorna bastante disfrutable.

El guión escrito por Tamara Jenkins, Evgenia Peretz, Phil Alden Robinson, y Jim Taylor -sobre la novela Juliet Naked de Nick Hornby-, sigue los pasos de Annie y su novio Duncan, quienes pasan los días sumergidos en la mustia rutina de una comunidad londinense. La tendencia que él tiene a dar todo por entendido y su fanatismo casi absurdo por la obra de una estrella de rock, quien después de años desaparecido, irrumpe de una muy peculiar forma en su camino, es lo que dará pie para que ella por primera vez, se atreva a ser la razón de que las cosas pasen en su vida.

Entre lo más destacado está no sólo la inclusión de una serie de composiciones musicales con sabor agridulce que resultan ideales para el humor matizado y contenido que impregna la propuesta, sino el que éstas toman el protagonismo en el momento indicado para hacer explotar la nostalgia implícita de los pasajes de ligera reflexión, que sentencian la llegada de una especie de redención que los personajes mismos parecían no estar pidiendo.

Por supuesto, hay que mencionar la conveniente interpretación que entrega el cada vez más sutil y preciso Etan Hawke, que además se da el lujo de evitar cualquier tipo de aspaviento y de no tomarse demasiado en serio a la hora de vestirse como la otrora estrella de rock, cuya talento para entregar canciones que han servido para aclarar sentimientos de sus fans, es inversamente proporcional en su persona.

Así pues, Amor de Vinilo no escapa a los convencionalismos del género al que pertenece, pero posee la suficiente frescura y honestidad, para empujar al público a descubrir el trasfondo emotivo que posee entre conversaciones inteligentes y significativas, además de un montaje correcto y sumamente digerible.