Annabelle regresa por la revancha

Annabelle regresa por la revancha
Por:
  • jesus_chavarria

Es impresionante la enorme cantidad de películas de terror que se producen año con año. No importa qué tan fallidas sean las propuestas, las veces que salga despotricando e incluso riendo después de haberlas visto, el público sigue pidiéndolas, convirtiéndolas quizás, en el género más recurrente dentro de la pantalla grande.

Esto por supuesto, deriva en que predomine la cantidad por encima de la calidad. Pocos son los títulos que resultan ya no digamos buenos, sino rescatables. Sin embargo, cada cierto tiempo surge uno por encima del promedio y se queda en la mente del colectivo popular. Tal fue el caso de El Conjuro, película del 2013, dirigida por James Wang, que tomando como materia prima ideal, las investigaciones realizadas por los Warren — matrimonio de investigadores de lo paranormal—, rescató con acierto la tradición de los relatos de casas embrujadas y luciendo la etiqueta de “basada en hechos reales” —un desgastado pero efectivo recurso publicitario — además de una manufactura de cierta sutileza, no sólo consiguió excelentes resultados en taquilla, sino que se ganó el favor de la crítica en general.

Luego vendría una decorosa secuela en 2016, y por desgracia un lamentable spin off llamado Annabelle —dirigido en 2014, por John R. Leonetti — que a pesar de ser tramposa y aburrida, mantuvo una muy considerable recaudación. Principal y única razón de que ahora encuentre la continuidad en lo que se plantea como una precuela, con el propio Wang como productor.

Así pues, como su título lo indica, esta vez el asunto va sobre el origen de la siniestra muñeca. Misma que comenzó a llamar la atención desde que se dejó ver por primera vez —y de manera fugaz — en la primera entrega de la franquicia.

Ubicada en la década de los cuarenta, la historia nos cuenta cómo un juguetero y su esposa — quienes sufrieron la trágica muerte de su hija — dan asilo a una monja y un grupo de niñas. El problema es que en el lugar también está resguardada una muñeca que contiene a un espíritu demoniaco y como de costumbre las visitantes abren las puertas equivocadas.

El guión es sumamente simple y predecible, una especie de manual para ir directo a los clichés y los lugares comunes. Sin embargo, lo que llama la atención, es como el director David Sandberg — que tiene como buen antecedente la película Cuando las luces se Apagan — no sólo sortea con gran habilidad dichos inconvenientes, sino que los aprovecha en su favor, acomodando con cuidado cada elemento, sirviéndose de la contextualizacion para alejarse de su predecesora y tomándose su tiempo para crear atmósferas inquietantes, desarrollar la tensión y dejar que con naturalidad los sobresaltos hagan su trabajo. Hablar de que se trata de una pieza de terror sicológico es darle demasiado crédito, pero se puede decir que las escenas transpiran oficio y por momentos rayan en la sugerencia.

Annabelle: La creación, es una película de fórmula, pero con conocimiento de causa y un cuidadoso desarrollo. Que a pesar de que no está a la altura de El Conjuro tiene los atributos necesarios para superar al resto de las integrantes de la franquicia y dejar satisfechos tanto a los fans, como a aquellos que simplemente buscan una película entretenida y con unos sustos bien trabajados.