Asesinato de Pasolini, nueva investigación

Asesinato de Pasolini, nueva investigación
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Por Gerardo de la Concha

El 26 de marzo de este año, en el periódico Corriere Della Sera Angelino Alfaro, ministro italiano de justicia, responde a Walter Veltroni, ex alcalde de Roma, en relación al expediente judicial de Pierre Paolo Pasolini (1922-1975), informando que se va a abrir de nuevo la indagatoria sobre su asesinato.

Han pasado 35 años desde que, según la versión oficial, un muchacho de 17 años mató a Pasolini después de apalearlo en una solitaria playa de Ostia a 30 kilómetros de Roma. A Pino Pelosi, dedicado a la prostitución callejera, se le sentenció después de confesar, pero siempre hubo escepticismo en torno a la investigación judicial.

Pocos creyeron hubiera podido actuar solo el acusado, especialmente por la saña del asesinato. Hubo otros cómplices y motivos y los autores intelectuales se encuentran en la sombra, aseguraban personalidades como la periodista Oriana Fallaci.

Más de tres décadas después el Estado italiano concede la razón a quienes exponían o tenían dudas acerca de la muerte del autor de Saló, las 120 jornadas de Sodoma y Las cenizas de Gramsci..

Ya en 2005 Pino Pelosi, en libertad condicional, dijo en una entrevista televisiva que tres individuos del sur lo habían apaleado gritándole: “¡maricón, perro, comunista!”. Ocultó ese hecho por temor. Él fue sentenciado a 9 años de prisión; si hubiera confesado haber actuado con la complicidad de otros, la pena habría podido aumentar a 30 años.

Un amigo, Sergio Citti, declaró saber que Pasolini iba esa noche a una cita para recuperar unos rollos robados de su filme Saló, los 120 días de Sodoma, lo cual demostraría entonces una posible trampa.

Pero si no cayó de manera circunstancial en un encuentro con uno de esos jóvenes proletarios a quienes ensalzó —“por las noches vago como gato callejero buscando amor”—, ¿cuál pudo ser el móvil? ¿Participaron sicarios? ¿Se trataba de una extorsión? ¿Fue muerto por inconformista, por homosexual, por izquierdista? ¿Alguien ordenó su asesinato?

Eran los años de plomo en la década de los 70 en Italia. La extrema derecha y la extrema izquierda optaron por la violencia. Eran los tiempos de las Brigadas Rojas y de los grupos neofascistas. Y ahora se conocen intrigas como la Estrategia de la Tensión mediante actos terroristas inspirados por la Logia P-2 y se ha encausado por ello a políticos como Giulio Andreotti, acusado de ser cómplice de la mafia; este ambiente fue retratado en El Padrino 3, de Francis Ford Coppola.

Y Pasolini, católico repudiado por la Iglesia, comunista fuera del Partido, artista provocador y a quien la alta burguesía detestaba, se había dedicado a fustigar esa realidad de su país la cual le parecía peor que la del fascismo de camisas negras.

Recientemente Guiseppe de Cristiani, un mafioso arrepentido, relató en un libro, La sombra de la mafia, cómo la mafia en acuerdo con la CIA organizó el asesinato de Enrico Mattei —el legendario presidente de la ENI, la empresa energética italiana—. Lo odiaban las Siete Hermanas, el oligopolio petrolero —hoy reducido a 4 consorcios—, por sus acuerdos con los soviéticos, con los árabes y con el Sha de Irán.

Guiseppe de Cristiani cuenta cómo se colocó una bomba en el avión privado de Mattei provocando su explosión en pleno vuelo, muriendo él, su piloto y un periodista de Times. El vínculo de los mafiosos sicilianos con los servicios de inteligencia estadunidenses se dio desde la Segunda Guerra Mundial para preparar la invasión aliada a Sicilia.

La versión de que la muerte de Enrico Mattei había sido operada por los servicios secretos británicos y estadounidenses a cuenta de las siete Hermanas petroleras me lo habían contado hace años los doctores Joseph Elías y Cristine Meulemans, dos prestigiados lingüistas belgas quienes fueron asesores del Sha de Irán. Mattei cerró en Teherán un trato especial con el Sha. Una princesa de la casa real cometió la imprudencia de platicarlo con un amante, quien era espía de los servicios británicos.

También me habían dicho acerca del vínculo existente entre ese homicidio y el del cineasta y escritor, sobre quien escribí un ensayo en mi libro Los réprobos y los devotos.

Pasolini investigaba acerca del caso Mattei para su libro Petróleo, inconcluso —se ha publicado un manuscrito de 500 páginas—. El senador y bibliófilo Marcelo Dell”Utri tiene una copia de un capítulo dedicado al asesinato de Mattei, donde aparece Eugenio Cafis, fundador de la Logia P-2. ¿Qué Pasolini hubiera investigado y escrito acerca de eso pudo ser la causa de su propia muerte?

Petróleo, de Pasolini, es una gran novela inacabada, un texto tan violento y lúgubre como su última película, Saló, los 120 días de Sodoma, aunque inspirada en el Satiricón de Petronio. Su personaje principal, un alto funcionario de la ENI, sirve de base para describir un fresco terrible de la sociedad italiana. Es un libro excesivo, chocante, esperpéntico, pero a la altura del genio pasoliniano.

Dos autores, Giuseppe Lo Bianco y Sandra Rizza, en su libro Negro profundo (2009), sostienen que Pasolini fue asesinado a raíz de las pesquisas que había realizado en torno al homicidio de Enrico Mattei, producto de la complicidad de políticos corruptos, mafiosos y servicios secretos internacionales. Estos periodistas incluyen en esta trama la desaparición de Mauro de Muro en 1970, quien seguía esta pista mientras escribía el guión El caso Mattei, filmado por Francesco Rossi.

Una compleja maraña alrededor de la muerte del artista se quiere desenredar ahora mediante una nueva investigación judicial. Se deberán tomar en cuenta indicios, pistas, rastros de ADN en las ropas conservadas de la víctima, testimonios como el del propio acusado del asesinato y un contexto donde pudo inscribirse el atentado.

Han pasado muchos años desde la trágica muerte del creador de La pasión según San Mateo y la llamada trilogía de la vida —Los cuentos de Canterbury, El Decamerón, Las mil y una noches— y, sin embargo, todavía le rodea el escándalo. Aquí el silencio de la muerte es fe/ de un civil silencio de hombres permanecidos, escribió en su poema, “Las cenizas de Gramsci”, donde pone en tensión el sueño y los ideales, la ética y la ideología, la voluntad y el destino, la condición humana y la historia.

En otros versos dijo: Me pedirás tú, muerto descarnado/ abandonar esta de-sesperada/ pasión de estar en el mundo. Y así fue su vida, una desesperada pasión, rebelde, crítica, con muchos claroscuros personales, con un gran talento artístico, denunciando con vehemencia lo que llamaba “la anarquía del poder”, esa sucia libertad de los poderosos. Y parece que su persona fue devorada por el monstruo denunciado por él. Quizás se llegue a la verdad de su muerte aunque, sin duda, la verdad representada por su obra ahí está y estará.

fdm