Cyrus: no intento ser una mujerzuela

Por Yuliana García

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La protagonista de la producción de Disney, Hannah Montana, Miley Cyrus apareció el lunes sin ropa interior, en una fotografía que colocó en la red el famoso bloguero Perez Hilton, quien podría ser demandado por pornografía infantil.

Esta imagen causó revuelo. El nuevo vestuario y las técnicas de baile de Cyrus también han sido criticados e incluso diversos medios como El País los han considerado “vulgares”. Ante los comentarios Miley, quien este lunes lanza su nuevo álbum Can’t Be Tamed (No puedo ser domada) asegura que ha dejado de ser una niña y que hará frente a quien la juzgue. “No trato de parecer una mujerzuela, no trato de ir al club y levantarme a un montón de tipos. Lo que intento hacer es transmitir un mensaje con mi disco y lucir coherente, en el modo en que suena mi álbum y el modo en que me visto”, aseguró ayer la cantante de 17 años.

“Estoy realmente cómoda con mi cuerpo. Me siento más cómoda vistiendo poco y así ha sido siempre’’, declaró la joven, quien terminará a finales de este 2010, su participación en la serie infantil que la lanzó a la fama.

Ella no es la única actriz que ha atravesado por la etapa de metarmorfosis en la que algunas como Lindsay Lohan y Britney Spears se han perdido en el camino y se han dejado seducir por los excesos, el sexo y las drogas a las que tienen acceso gracias a su fama.

Belinda, quien inició su carrera en el 2000 cuando protagonizó junto a Martin Ricca Amigos por siempre, se desprendió de su imagen inocente para mostrar en un nuevo look cargado de sensualidad. La también cantante ha adelgazado muchísimo, ya aparece frente a los reflectores bebiendo en bares y se le involucra con diversos hombres. Pero no ha perdido la compostura.

Dana Paola, quien en junio del año pasado levantó escándalo y estuvo a punto de ser despedida de la televisora para la que trabaja, por posar en bikini a sus catorce años para la revista Quién mientras protagonizaba la telenovela de mayor éxito en la barra infantil, decidió dejar su ñoña imagen para adueñarse de los tacones de aguja y el maquillaje.