Se presenta en el Festival del Puerto

"Fauna": una película que explora la violencia normalizada y la falta de empatía

Se trata de una experiencia fílmica interesante y sugestiva; es una metaficción, que prefiere atender a las pequeñas fisuras de la convivencia, para irónicamente acentuar la reflexión sobre el resquebrajamiento social

Fotograma de "Fauna"
Fotograma de "Fauna"Especial
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El pulso experimental de Nicolás Pereda —“Los Ausentes” (2014)—, quien, como de costumbre, cuenta con la participación Gabino Rodríguez —“Minotauro” (2015)— en el reparto, el cual también incluye a Fernando Álvarez Rebeil —“Lagrimas” (2013)—; encuentra en “Fauna” uno de sus momentos más serenos y enfocados, libre de cualquier tipo de artilugio visual y por lo mismo mucho más expuesto en sus pretensiones.

Es precisamente ese afán de hacer consciente al espectador del armado del filme en su sentido más básico lo que le sirve como gancho y bisturí para convertirle en cómplice y objetivo de un juego de metaficción, que prefiere atender a las pequeñas fisuras de la convivencia, para irónicamente acentuar la reflexión sobre el resquebrajamiento social.

La trama sigue los pasos de dos hermanos que se reencuentran para visitar a sus padres en un pueblo minero, ella es actriz —Luisa Pardo— y va acompañada por su novio —Francisco Barreiro—, quien también se dedica a lo mismo y recién tuvo participación en la popular producción “Narcos”, algo que, por cierto, es un hecho real y que aquí da pie para una escena con espíritu teatral, tan divertida como incómoda, cuando en una cantina, su cuñado y su suegro lo empujan a interpretar algunos de sus diálogos en dicha serie.

Con una total parsimonia, la tensión se estira dimensionando más lo que podría suceder que lo que realmente muestra, para colarse en las grietas de la realidad y dar paso a otras situaciones en donde los mismos personajes cambian de roles haciendo evidente el proceso. Ése es precisamente el juego de “Fauna”, una historia dentro de otra historia para desarrollar charlas cotidianas con un mustio afán de dar testimonio sobre la falta de empatía y la violencia normalizada.

Se trata de una propuesta que, debido a su misma naturaleza, por momentos se queda más en el ejercicio que en la contundencia, pero que aún así se convierte en una experiencia fílmica interesante y sugestiva, que luego de obtener la mención especial a Película Iberoamericana, en el Festival de Mar del Plata, y el premio a Mejor Director, en el reciente Festival de Cine de Morelia, llega al Festival del Puerto actualmente en curso.