Ocho de cada diez: el grito de amor en pro de la justicia

Ocho de cada diez: el grito de amor en pro de la justicia
Por:
  • jesus_chavarria

En nuestro país se dice que ocho de cada diez crímenes no sólo no se resuelven, sino que ni siquiera se investigan. Una estadística alarmante que, sin embargo pareciera terminar siendo eso, una estadística.

La mayoría de veces se olvida que detrás de los números hay personas que han sufrido pérdidas, atropellos, despojos y violencia. Y es precisamente de eso que trata Ocho de cada diez, la nueva película de Sergio Umansky Brener, quien decide humanizar los números para darles rostro y entrañas, a través de la historia de dos personajes avasallados por una realidad despiadada y olvidados por autoridades que han sido superadas por el crimen, por su ambición y por su propia ineficacia.

El Dato: El filme obtuvo el premio Guerrero de la Prensa a Mejor largometraje de ficción, se trata de un galardón que se entrega paralelo a la edición del festival.

Los protagonistas están interpretados con una intensidad enfocada por una sutil Daniela Schmidt —quien aquí también produce— y un solvente Noé Hernández —ganador del Ariel ya en dos ocasiones—. Es la historia de un sujeto humilde, que busca esclarecer el asesinato de su hijo, y una chica analfabeta, que vende su cuerpo mientras intenta recuperar la custodia de su hija, que está en manos de un padre golpeador.

El encuentro entre ambos y la desesperación de sus circunstancias los lleva a cometer actos impensables y a recorrer los escondrijos engañosos del podrido sistema legal.

La trama se antoja ideal para un drama social y esa es la opción que de inicio toma el director —quien también es el guionista—, lo cual redunda en algunas escenas implosivas que impiden que tome impulso el relato, sin embargo conforme éste avanza comienza a afianzarse como un thriller que evita los convencionalismos y nunca se traiciona.

Los  ambientes sucios y asfixiantes; los diálogos precisos y sin adornos, además de las inserciones de secuencias de videos de vigilancia exponiendo crímenes que sólo pasan a engrosar los registros y archivos policiacos, le sirven para crear un universo en donde la orfandad lo inunda todo.

Los pequeños cortes son una búsqueda de cierto erotismo que nunca llega, éstos nos muestran parte de los cuerpos de los protagonistas, mientras escuchamos frases con cierto aire evocador, que  sobran y alientan el desarrollo, pero el poder del discurso es innegable.

Ocho de cada diez es una película, que a pesar de la crítica que la sustenta, evita el alarmismo exacerbado y se preocupa por contar una historia que desafortunadamente resulta demasiado familiar, y es que el contexto es claro. No es gratuito que en momentos clave, el 15 de septiembre sirva de escenario y que un partido de futbol, transmitido en TV sea el sonido de fondo y eso es lo inquietante.  El filme compite por el Premio Mezcal de la 33 edición del FICG, una de las que más han llamado la atención dentro del programa que, con Guillermo del Toro como estandarte, reafirma su convicción de darle visibilidad al cine mexicano en sus diversas formas y temáticas.