Upgrade: máquina asesina, una historia de venganza y aventuras cibernéticas

La humanidad trasgrediendo sus límites a través de la tecnología, sólo para quedar a expensas de sus propias creaciones, es un tema inherente a la ciencia ficción, sobre todo la más tradicional, ésa que detrás del show que los efectos especiales ofrecen, se sustenta en discursos filosóficos y existenciales.

El acierto de Upgrade, producción australiana que para su mala suerte lleva el agregado en español en el título de “Máquina Mortal” -como si fuera necesario explicarlo todo desde ahí-, no sólo es llevar este conflicto a las entrañas de una persona, sino hacerlo de la forma más literal posible, acercándose al subgénero denominado como ciberpunk para encontrar el punto de partida de una serie que ofrece muy diversas posibilidades.

El guión, nunca abandona su clara vocación como entretenimiento, tampoco desperdicia la oportunidad de plantear situaciones que refieren a ciertos dilemas morales, que luego el director Leigh Whannell -cuya experiencia a cargo de La Noche del Demonio 3 (2015) aquí es evidente- utiliza con descaro para desarrollar ingeniosas secuencias de acción salpicadas de sangre entre atmósferas recargadas. El protagonista, interpretado por un arrojado Logan Marshall Green -quien recién se dio una vuelta por el universo Marvel en Spiderman: de regreso a casa (2027)-  es un hombre destrozado física y emocionalmente, que acepta ser parte de un experimento en donde la inteligencia artificial además de sanarle le ofrece un beneficio extra: la venganza.

Es cierto que su naturaleza de thriller es muy básica, por momentos algunos giros de la trama son algo predecibles y hay convenciones de tiempo que estiran demasiado, sin embargo, el engranaje general empuja con suficiente fuerza para mantener un ritmo intenso que engancha al espectador y lo mantiene a la expectativa. Lástima lo desangelado de algunos de los aparentes antagonistas y que el universo que plantea no se dimensiona por completo.

Upgrade: Máquina Mortal, es un brutal juego de poder interno que deambula delirante entre la violencia estilizada y lo escatológico, con efectivos y bien medidos toques de humor, además de cierta reflexión como trasfondo para ofrecer un trepidante vehículo de entretenimiento. Los excesos del cine de serie B (tipo de cine comercial de bajo presupuesto) al servicio de la ciencia ficción con pretensiones de gran envergadura. Cine Caníbal acierta al distribuirla en México.