Clave del miedo

Clave del miedo
Por:
  • larazon

Por Carlos Jiménez/Enviado, Hidalgo

Hablar aquí de La 50 con cualquier policía es provocar que quieran terminar la plática. Los municipales, estatales, ministeriales... todos, saben que La 50 es usar la clave que los mismos agentes emplean cuando se refieren a Los Zetas, el brazo armado del cártel del Golfo.

Quien accede a tocar el tema lo hace con cuidado, en voz baja, y procura que nadie más lo escuche.

En las inmediaciones del mercado 1 de Mayo, el principal de Pachuca, ubicado en pleno centro de este municipio, un agente que patrulla la zona habla un poco sobre esa organización.

Lo hace al mismo tiempo en que panea con la mirada como para buscar quién lo observa.

“Ya sabes que aquí las cosas están duras, te atoran hablando de esos gueyes y te arrestan. Ya luego averiguan”, comenta el municipal.

Una situación similar ocurre con los policías judiciales, o ministeriales como les llaman aquí.

“No´más quien está metido en la maña te sabe explicar de eso. Yo he oído, pero la verdad no sé nada de qué hacen o cómo operan, nada de verdad”, dice un agente que ayer por la tarde estacionaba su patrulla Pontiac sin placas afuera del edificio de la policía.

En un principio, la información sobre La 50 fue revelada a La Razón, por un par de agentes de la Policía Federal de la delegación estatal en el estado de Hidalgo. Su cuartel está a las orillas del municipio.

Los reportes de esta dependencia indican que la organización es la que entregaba semanalmente la narconómina a los más de 120 policías encarcelados por brindar protección y apoyo a los narcotraficantes que operan en esta zona.

Son ellos quienes les daban pagos a cambio de que les avisaran sobre operativos de autoridades federales, o desviaran la vialidad en caso de ser necesario.

Otro agente de la dirección de Tránsito, compañero de dos que ya están encarcelados confiesa: “Mira hay unos compañeros que se meten con la mafia y por eso se los cargaron, meterte a La 50 es no poder salir más que muerto o en la cárcel”.

Apenas termina su frase el agente se retira. “Váyase con cuidado joven”, dice el uniformado que apresura el paso para cruzar la calle.

fdm