“Creo que soy muy fuerte, duro... y también besucón”

“Creo que soy muy fuerte, duro... y también besucón”
Por:
  • larazon

Foto Especial

Manuel Mondragón y Kalb, titular de la Comisión Nacional contra las Adicciones, es un apasionado de la música cubana: sones, guaguancó, guajira y rumba, a tal grado que cuando tiene la oportunidad toca las tumbas y los bongós. En su juventud fue un experto en karate, fue maestro de Arturo El Negro Durazo, comparte en entrevista. También habla sobre la fuga de El Chapo, señala que durante su gestión como Comisionado de Seguridad Nacional tenía un reporte por segundo de lo que hacía el capo a detalle.

Belsasso: Platícanos de tu padre, quien era un ingeniero muy destacado.

Mondragón: Mi padre se fue a vivir a Estados Unidos a los 18 años y regresó a México en 1933; se casó con mi madre al año siguiente. Entró a laborar en la Compañía Mexicana de Petróleo El Águila, le tocó la Expropiación Petrolera, el propio sindicato formado lo invitó a continuar en Petróleos Mexicanos. En 1939, él inauguró la primera oficina de comercialización entre el nuevo organismo y Estados Unidos, así que nos fuimos a vivir a Nueva York, yo era un recién nacido.

Regresó al año y después se jubiló, quiso mucho a la institución petrolera.

Murió trabajando porque él era un workaholic, no podía dejar de hacerlo.

Empezó a trabajar con el ingeniero Medina Neri, en Pesca; después con el licenciado José Campillo Sainz, quien lo invitó a a trabajar a Industria y Comercio y después al Infonavit, fue cuando falleció, en 1983. Era un hombre muy querido, muy culto, conocedor de la historia de México.

Belsasso: Un hombre que te marcó mucho, porque si bien estudias Medicina, las pláticas de la política, te acaban jalando para que te vuelvas político.

Mondragón: Sin duda, la imagen de mi padre fue la más importante que he tenido en mi vida.

Belsasso: ¿Era muy duro?

Mondragón: Era muy duro, abrevó ese estilo educativo de los señores de antes, con beso en la mano. Yo soy muy besucón con la gente que quiero: mis amigos, no se diga a mis hijos y a mis nietos.

Belsasso: Pero también eres duro, ¿no?, porque tienes cuatro hijos muy exitosos.

Mondragón: Creo que soy muy fuerte, muy duro en ese sentido. A mi padre me hubiera encantado besarlo, a él le tuve que dar beso de mano, porque era lo que él me daba, hasta que ya no pudo evitarlo, lo pude besar en la frente y en el cachete con toda la libertad del mundo.

Belsasso: ¿Cómo crees que deba ser la educación hacia los hijos?, ¿muy fuerte, pero con mucho amor?

Mondragón: El amor no está peleado con la firmeza, como el cariño no está peleado con el orden. Tiene que haber congruencia en la educación, no puede uno predicar sin el ejemplo, uno tiene que equilibrar de acuerdo a su personalidad en las conductas cotidianas para que los hijos crezcan dentro de un espíritu de congruencia y de orden, pero procurando que se desenvuelvan con su carácter.

Belsasso: Me dicen que tú desde chiquito tenías tu carácter y tu personalidad. Tu mamá llevaba a todos los niños a Chapultepec y siempre tenía que estar preguntando: ‘¿Dónde está Manuel?, anda haciendo su vida, es muy determinante’. Desde pequeño en la bici ya sabías hacia dónde ibas y que querías hacer tus cosas sin que nadie te mandara.

Mondragón: Quizá ya tenía el carácter de líder, que hasta la fecha no se me quita, es algo que viene innato en mí. Tengo cuatro hijos varones y lo que me da mucho gusto es que finalmente la labor de mi esposa y la mía con ellos es buena. Lo muchachos se desarrollaron con una personalidad claramente definida. Todo lo hicimos juntos, nunca se perdió, sin duda, el respeto, la línea de conducta, pero dentro de todo esto en un marco de cariño, de conversación, de hablar las cosas y de gran amor.

Belsasso: Te encantaba la bailada, tocar bongós, ¿toda esta parte artística la sigues disfrutando?

Mondragón: Me gustan mucho las percusiones, soy sonero, apasionado de la música cubana, pero no salsero, ¿por qué?, porque la salsa es moderna, no, soy un apasionado de la música cubana antigua: el son, el guaguancó, la rumba, la guajira y el montuno. Desde niño buscaba unas maracas y acompañaba en el radio, me convertí en percusionista, no te diré que soy profesional, pero me puedo subir con los grupos de los cuales soy muy amigo y, cuando hay confianza o cuando no tengo las cámaras enfrente, toco las tumbas, la tumbadora y los bongós, lo hago con mucho gusto, lo sigo haciendo a la fecha, cuando tengo la oportunidad.

Belsasso: Entre todo este rollo polifacético también eres experto en artes marciales, justo en el gobierno de López Portillo te contrataron para que le enseñaras karate a los trabajadores, y uno de tus alumnos fue Arturo El Negro Durazo.

Mondragón: Sí, fue con Pedro Ojeda, cuando era procurador General de la República, un hombre al que quise mucho, sigo siendo gran amigo de su hermano, Manuel, éramos vecinos en la calle de Culiacán. Pedro me dijo: ‘Ve a dar unas clases a mis comandantes’, puse a El Negro Durazo de uniforme de karate frente a mí y le dije: ‘Póngase en posición adecuada y va a hacer lo que yo le diga’, y lo hizo con toda disciplina, ¡Faltaba más que no lo hiciera!

Belsasso: Platícame otra anécdota que hayas tenido.

Mondragón: Tengo un nieto que es cinta negra en karate, extraordinario. Fui parte de su examen y soy muy exigente, al mismo tiempo él es concertista de piano y jazzista.

Belsasso: Si quieres estar en cada una de estas artes debes ser disciplinado, si no, no llegas a ningún lado.

Mondragón: Claro. Cuando oí el tambor la primera vez, iba a una reunión y dije esto es lo mío, se me metió en el corazón, en la sangre. En el campo deportivo siempre fui muy constante, por alguna razón que habría que preguntar en estudios psicológicos, son deportes rudos los que siempre me gustaron.

Belsasso: ¿En futbol americano jugabas en Pumas?

Mondragón: Fui jugador de liga mayor de americano; hice lucha olímpica, lucha grecorromana, judo, box y cuando llegó un maestro de karate y nadie sabía lo que quería decir esto, fuimos a entrevistarlo y logramos poner la primera escuela y esto fue lo que se convirtió desde 1959 en mi deporte básico.

Belsasso: ¿Lo sigues practicando?

Mondragón: No, ya no. Practico golpes, le pego al costal y todo eso, para no perder velocidad. Hago bastante ejercicio, pero el karate como tal es muy difícil, es muy rudo y tengo lesiones en el cuerpo: en los codos, operaciones en las rodillas, un hombro con artroplastia, es decir, tengo un hombro biónico.

Belsasso: Pero también combates para proteger los derechos de los compañeros porque en 1965 ya eras el líder de los doctores para que se les respetara, platícame esta faceta.

Mondragón: Cuando era jefe de servicio en el Hospital 20 de Noviembre, ocurrió el Movimiento Médico del 65, a mí me escogieron mis compañeros, todos los jefes de servicio y los adscritos, para que los representara en la asamblea de este movimiento, que fue el primero que contempla el presidente Díaz Ordaz, después pasa lo del 68 y me escogen para representarlos en el Hospital 20 de Noviembre en la asamblea permanente.

En esa representación defiendo al hospital y al ISSSTE, nunca me politizo, porque ni sabía, ni me importaba esa parte, me interesaban mis compañeros residentes y médicos. Después se resolvió el problema y a alguien se le ocurre hacer una Lista Negra, supuestamente de los que participamos en el movimiento, yo era un buen representante y un hombre que luchó por sus médicos.

Belsasso: Estás hablando que era una época muy difícil, tres años antes del Movimiento del 68.

Mondragón: Era un gobierno muy diferente al que hoy tendríamos o tenemos. Se forma y se integra la lista que te comentaba, donde me incluyen junto a 400 médicos, de los cuales el 98 por ciento no tenía vela en el entierro.

Belsasso: ¿Y qué pasaba si estabas en esta Lista Negra?

Mondragón: Te corrían del hospital y no te daban trabajo en ningún lado.

Tenía tres hijos y me quedé sin chamba, sin ser maestro, sin investigar, sin tener un trabajo idóneo, ser jefe de servicio de mi especialidad, bien formado, en una institución importante.

Belsasso: Pero esto le da un giro de tuerca a tu vida, sin duda.

Mondragón: Un día, frente al espejo, a las dos o tres semanas, muy afectado, me dije a mí mismo: ‘Bueno, la vida tiene muchas puertas, encuentra una y sal adelante’, y lo hice, no necesariamente en el campo médico, supe quiénes me pusieron en la lista, no lo voy a decir, ya murieron los dos, gente de muy alto nivel que supuestamente eran amigos míos, pero creyeron que yo podía hacerles sombra en la propia institución a futuro.

Belsasso: ¿Y dónde entras?, ¿cómo reconstruyes tu vida?

Mondragón: Hice estudios de Administración, hice otras cosas y empecé a tener cargos paramédicos. Aunque quisieron que el secretario de Marina nos quitara, éramos cuatro médicos navales capitanes de corbeta que estábamos en la misma situación en el 20 de Noviembre, el Almirante Secretario, en aquel entonces Vázquez del Mercado, dijo: ‘Los cuatro han sido investigados, aquí no podemos correrlos, si son culpables les hacemos una corte marcial, un juicio de guerra y las cosas aquí son diferentes, queremos decirles que no tienen ningún problema, ellos no han hecho nada y continúan trabajando’, de tal manera que eso aunado a otros estudios me permitió hacer labores paramédicas. Encontré otras puertas que me dieron la oportunidad de ser por 40 años de director general para arriba, ininterrumpidamente, salvo dos años sabáticos. He sido subsecretario de Estado, subprocurador general, secretario de la ciudad en Salud, Seguridad, miembro del gabinete del Presidente, tengo cuatro o cinco nombramientos presidenciales.

Belsasso: En el tema de seguridad no puedo dejar de preguntarte, ha habido muchas voces que dicen: Manuel Mondragón relajó la seguridad en los penales de máxima seguridad y por eso se escapó El Chapo.

Mondragón: No creo que sean muchas voces, creo que hay alguna, nada más por ahí. Cuando salí de la Comisión Nacional de Seguridad, dejamos perfectamente establecidas las áreas de control para él, en el sentido de la ubicación, no por minuto, sino por segundo de su presencia para saber sus movimientos. Yo hacía llegar un informe diario, de tres que recibía al día, de esta persona, por segundo me decían qué hacía, cómo lo hacía y dónde lo hacía.

Alguien ha dicho que relajé, una sola persona lo ha escrito, no quiero decir el nombre, no sé de dónde obtuvo estos datos, no juzgo después lo que ocurrió porque lo desconozco, no quiero decir que yo lo hice bien y después las cosas no se hicieron bien, lo subrayo.

Belsasso: Después de que tú dejaste el cargo, estuvo 13 meses más en el penal de máxima seguridad.

Mondragón: Había un informe permanente de 24 horas al día de esta persona, minuto a minuto, yo diría segundo a segundo de lo que hacía. Es falsa entonces esa afirmación, no hay manera de suscribir ese comentario.

No lo he aclarado porque no creo que valga la pena. Simplemente contesto a esto que tú me preguntas porque el hecho es falso, no es cierto y hay muchas otras informaciones sobre mi forma de trabajar, tanto en la seguridad de la Ciudad de México como con la Comisión, que avalan que las cosas se realizaron como debieron hacerse.

Belsasso: Es lo que pasa en estos puestos de seguridad, finalmente te ponen en el ojo del huracán. Cuando llegaste también en el 2008 a la Secretaría de Seguridad Pública del DF, también fuiste muy criticado porque estaban muy enojados tus antecesores de que se hubieran revertido los índices de violencia, la cantidad de cámaras que empezaron a implementar, ¿cómo se hizo esto?

Mondragón: Sí, creo que se cambió. Cuando la percepción ciudadana da una respuesta en torno mi trabajo, es cuando tienes la posibilidad de decir este cuate no hizo las cosas mal, las hizo bien. Tú puedes hablar de números: abatimos en tal porcentaje el robo a transeúnte, a automóvil y a casa habitación, si la gente tiene una percepción diferente, de nada te sirve.

Belsasso: Hay programas que instauraste que todo el mundo sabe que fuiste tú, el alcoholímetro, a la fecha, todos le tienen terror.

Mondragón: Eso fue en el campo de la salud, los espacios libres de humo y el alcoholímetro. Ahora, el Presidente de la República me instruyó implementarlos en toda la República.

Belsasso: ¿Cuánto disminuyeron los accidentes de tránsito?

Mondragón: Treinta por ciento debajo de la mortalidad, lo dice el Servicio Médico Forense, las instituciones de emergencia, de urgencia del Seguro Social, del ISSSTE y las del gobierno de la Ciudad de México.

Belsasso: ¿Ahora ya se va a instaurar en toda la República, el alcoholímetro?

Mondragón: En Cancún lo instalamos también, lo estamos llevando a toda la República Mexicana.

Belsasso: Es un programa que ha funcionado y que ha sido incorruptible, precisamente por eso dicen que

ha funcionado.

Mondragón: Claro, ahora tenemos esta oportunidad en el campo de las adicciones, también vamos a llevar toda la sensibilización sobre el tema. El problema, tanto de las substancias de curso legal que hacen daño y que producen adicción, como las de curso ilegal, es muy grave en México: cigarro y alcohol, no sabes la cantidad de fallecimientos en el mundo, son centenas de miles de personas que mueren por estas dos causas.

Belsasso: Claro, te dicen: es droga legal, no pasa nada, qué cantidad de gente se muere por el alcohol.

Mondragón: Se pueden disminuir, en el caso de las drogas de curso ilegal, entre las cuales está la mariguana con sus datos ahora de despenalización, de regulación y de legalización, todo este relajo que traen algunos países; pero también está la cocaína, las drogas de diseño, las metanfetaminas, la heroína, ésta última está cobrando una enorme popularidad y un aumento en la incidencia en muchos países.

Estados Unidos por décadas se mantuvo uniforme en el consumo de heroína, y lo digo porque puede impactar en México: medio millón de usuarios de heroína en Estados Unidos, 250 mil en Manhattan y 250 mil dispersos en toda la Unión Americana. En el curso de un año, y me lo decía el zar antidrogas de ese país, ha aumentado 172 por ciento el consumo de heroína, en un solo año. Cuando estuve en la reunión de la Organización de los Estados Americanos, allá en Washington hace dos meses, varios países de América que no registraban consumo de heroína, ya lo tienen, México puede tener ese problema porque no olvidemos que nosotros somos productores.

Belsasso: Ahora preguntas cortas, respuestas cortas. ¿Cuál es tu libro favorito?

Mondragón: No tengo un libro favorito, adoré desde niño mis famosos libros que tuve, Corazón: Diario de un niño, de Edmundo de Amicis, me leí todo Emilio Salgari, fueron mis obras preferidas. Mi libro favorito fue Las Mil y Una Noches, de niño, de joven me metí a leer Medicina, mi libro favorito tuvo que ser La Anatomía.

Me gusta leer algo que me deje un aprendizaje. Lo que más me interesa es la novela histórica, me aferro mucho a seguir aprendiendo y como la historia me fascina, me encanta este tipo de literatura. Entonces tengo una preferencia del tipo de lectura, más que de un libro en particular.

El Padrino, me fascinó, me gustó El Día del Chacal, la película no desmereció al libro, la he visto varias veces. Leo autores interesantes, me encanta José Saramago, obviamente Gabriel García Márquez, sin duda, me gusta mucho, pero no necesariamente me clavo en los grandes autores.

Belsasso: A ver doctor, una pregunta difícil, ¿cuál ha sido el día más triste de su vida?

Mondragón: La muerte de mi padre, a quien lloré profundamente, lloré con desesperación. Estando junto a uno de mis hijos lo tomé en mis brazos cuando lo encontré muerto. Me avisaron temprano a mi casa que mi papá había fallecido, desde un punto de la ciudad a otro llegué y confirmé que había muerto, me pegó muchísimo.

El día más en que más me he preocupado fue cuando me dijeron que uno de mis hijos podía tener cáncer. Estuve angustiado durante el tiempo en el que fue operado y me dieron el resultado de la cirugía y de la biopsia. Cuando me dijeron que no, los cuatro o cinco días anteriores que estuve yendo a ver varios médicos, fueron innombrables. Yo diría que son los dos momentos más tremendos que he tenido.

Belsasso: ¿Y cuál el día más feliz de tu vida?

Mondragón: Han sido muchos, pero uno de los que yo recuerdo fue cuando me retiré como campeón nacional invicto de karate en el Torneo Nacional, ese mismo día mis tres hijos ganaron el Campeonato Nacional, cada uno en su categoría. Estar con mis tres hijos en el deporte, ganado en Campeonato Nacional, un verdadero Campeonato Nacional, fue

un día muy feliz.

Belsasso: ¡Qué maravilla! A ver, complétame esta frase, Manuel Mondragón es…

Mondragón: Congruente.