Lideresas, el doble peso de ser mujer y activista en el movimiento del 68

Lideresas, el doble peso de ser mujer y activista en el movimiento del 68
Por:
  • adriana_gochez

“En los movimientos sociales que se vivieron en el país antes de 1968, las mujeres formaban parte esencial, pero como proveedoras de alimento o apoyo para los hombres; sin embargo, durante el Movimiento Estudiantil del 68 esto cambió: comenzaron a participar activamente en la toma de decisiones, algunas fueron líderes y otras fueron parte fundamental en las brigadas y asambleas. Esa fue la herencia que les dejó ese año convulso en México.

“En los movimientos siempre ha habido mujeres, siempre han participado, pero en el 68 comenzamos a participar políticamente, ya no nada más era de mira te quedas ahí, vamos a hacer la comida, no, participamos en las brigadas y activamente”, cuenta en entrevista Ana Ignacia Rodríguez, La Nacha, quien fue jefa de Finanzas del Comité de Lucha de la Facultad de Derecho de la UNAM.

Ella comenzó primero participando en las marchas, pero fue después del 26 de julio, cuando los jóvenes que protestaban fueron reprimidos por la policía,  que la nombraron jefa de Finanzas. Proveniente de una familia tradicional de Taxco, Guerrero, ocultó a sus padres su activismo porque temía que la regresaran a casa por “revoltosa”.

¿Qué propició que las mujeres de aquella época participaran activamente? Para La Nacha fueron los golpes: “yo no estaba politizada en el 68, empezaba a abrirme un camino, pero ¿qué pasaba?, cuando íbamos a las brigadas a veces nos pateaban, por más que corríamos nos alcanzaban, nos daban nuestros golpes, los macanazos, me daba mucho coraje, así se me comenzó a crear una rebeldía interna”, asegura esta mujer que  estuvo presa dos años en Santa Martha Acatitla.

No había rejas en las ruinas y fue por eso que caímos ahí. Las balas silbaban, nos salvamos de milagro”

Ana Ignacia Rodríguezez

Exlideresa estudiantil

Sobrevivientes de la matanza del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas, recuerda que estaba con Tita Avendaño, una de las líderesas del Consejo Nacional de Huelga cuando vieron las bengalas.

“No sabía que era la orden de matar, sí vimos el helicóptero, oímos el sobrevuelo, vimos las luces. En ese preciso momento estoy viendo al tercer piso, veo cómo una mano con un guante blanco le tapa la boca al que estaba hablando y lo tira al suelo, empiezan a tirar a todos, me dice Tita ‘¡córrele porque nos van a matar!’. Nos salvamos de milagro, no nos tocaba”, rememora.

Al ser una de las pocas sobrevivientes de aquella noche, su consigna fue contar lo que vio, y principalmente, hablar de las mujeres que participaron porque muchas decidieron callar por miedo.

“No mencionaban que había mujeres, pero nos fregamos igual que los hombres, si no es que peor, porque la cárcel de mujeres de Santa Martha Acatitla era especial para mujeres delincuentes. Nosotros no teníamos por qué estar ahí, éramos muchachas de 23 años, no habíamos cometido ningún acto de violencia, tuvimos tortura psicológica fuerte, estuvimos con la Viuda Negra", recuerda.

“Hay muchas mujeres anónimas que no han hablado. El 2 de octubre fue un terror, las que perdieron un hijo lo reclamaban, iban a buscar su cuerpo y les decían ‘lo vamos a entregar siempre y cuando digas que murieron de muerte natural’, ‘si te pones a hablar tienes más hijos, vas a perder más’".

"Los muchachos querían que les cocinara ¡Yo les dije que no! Y me hice lideresa de mi escuela"

Myrthokleia González Gallardo

Exlideresa estudiantil

Por eso este medio siglo de la matanza su mayor anhelo es que más cuenten lo que vivieron aquel fatídico 68.

Myrthokleia González Gallardo es otra de las mujeres que participó en el movimiento estudiantil, recuerda esos días con precisión y aunque han pasado 50 años considera que su lucha no terminó el 2 de octubre, si no que continúa hasta la fecha.

“Éramos pocas mujeres, yo recuerdo a Marcia Gutiérrez, de odontología. Las acciones de las mujeres en el movimiento fueron diversas, recuerdo a compañeras de enfermería, que cuidaban a los compañeros que salían lastimados en las corretizas durante las manifestaciones; estábamos involucradas en todo: desde las asambleas hasta botear. Estábamos hombro con hombro con los hombres”, dice.

Como muchos sobrevivientes del 68, Myrthokleia considera que las acciones estuvieron planeadas con anterioridad y bien coordinadas, su participación el día 2 de octubre fue destacada, estuvo en el tercer piso del edificio …. Y fue maestra de ceremonias.

“Recuerdo que mi papá Agustín López, que estaba en la coalición de maestros el 2 de octubre, me dijo 'mira, parece que se va a poner fea la cosa'. Exactamente a las seis de la tarde empecé a hablar…cuando Osuna terminó con su intervención cayó una luz de bengala verde, después cayó una roja. Fue cuando empezó la balacera, nos dijeron que eran balas de salva, pero observé cómo caían los compañeros”, comenta.

González Gallardo explicó a La Razón que los hospitales y algunas clínicas fueron una especie de cárceles en ese momento resguardadas por soldados, donde no podían salir, ni recibir visitas. Una de sus estrategias para poder sobrevivir, fue fingir demencia.

“Me llevaron a la Procuraduría de la Ciudadela, en la calle Tres Guerras. Ahí me quitaron toda la ropa, me dieron una bata de loca, me entregaron a Federal de Seguridad y me mostraron fotos pidiendo que diera nombres y datos de compañeros. Yo me hacía la loca, me jalaba los pelos como si estuviera trastornada…estuve varias horas así”.

Otra de las mujeres sobrevivientes de 1968 es María Fernanda Campa La Chata, esposa de Raúl Álvarez Garín, exlíder estudiantil del Consejo Nacional de Huelga e hija de Valentín Campa.

“Soy la primera ingeniera geóloga que se graduó del Politécnico, yo venía de una generación en la que los estudios de primera y secundaria dividían a mujeres y hombres.  El 2 de octubre estaba en Tlatelolco con mi hija, que en ese entonces tenía menos de dos años, logré escapar con ella y nos fuimos a refugiar a mi departamento, porque yo vivía ahí, después de la balacera", señala.

Respecto al movimiento feminista María Fernanda dijo que hay más “poses y simulación” que una verdadera representación en la vida social y política del país mientras Myrthokleiaafirma que  la lucha feminista actual es una herencia de lo que sucedió en 1968, pero aún hay que luchar.

Con información de Argelia Villegas