Oootro plagiario que mutiló a víctimas, libre por un tecnicismo

Oootro plagiario que mutiló a víctimas, libre por un tecnicismo
Por:
  • carlos_jimenez

Esther y sus hermanas estuvieron 28 días encerradas en una casa de seguridad. En ese tiempo le mutilaron dos dedos a ella y tres a una de sus familiares. Un “santero” la desnudaba, la tiraba en el piso, brincaba sobre ella, le lanzaba agua caliente, hierbas y humo mientras hacía un ritual para que el plagio “saliera bien”.

Tras ser rescatadas por personal de la Procuraduría de Justicia capitalina (PGJ) y el santero, Raúl Martínez Gutiérrez, detenido, un juez lo sentenció a 60 años de prisión… pero ahora está libre.

De nueva cuenta un tecnicismo legal hizo que un magistrado del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México (TSJCDMX), que encabeza Edgar Elías Azar, anulara la sentencia que ya había sido ratificada en dos ocasiones.

El motivo: el Sexto Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito y los magistrados de la Quinta Sala del TSJCDMX consideraron que al no ser detenido en flagrancia, los señalamientos en su contra por parte de sus cómplices y la identificación de sus propias víctimas, no sería tomada en cuenta.

“O es un tema de corrupción o es una negligencia, no puede ser que en dos ocasiones se ratificó una sentencia de 60 años y al final lo dejan en libertad. El indebido proceso está dejando libres a muchos secuestradores”, reprocha Isabel Miranda, quien apoya a Esther y a sus dos hermanas.

La joven víctima se queja: “Ellos (los delincuentes) tienen todos los derechos del mundo, no los pueden violentar, no los pueden golpear, no los pueden sobajar; a mí me golpearon, a mí me violentaron a mí me mutilaron y jamás han visto eso; después del secuestro la vida ya no

es igual”.

Esther, Martha y Susana son tres hermanas que vivían en Iztapalapa. Su papá tiene una fábrica de dulces y por eso, los integrantes de una banda de secuestradores supusieron que tendrían dinero para pagar un rescate.

Así, una noche de abril de 2009 las plagiaron cuando salían del gimnasio. El hombre que las “entregó” fue precisamente su entrenador.

Después de raptarlas las llevaron a una casa en el Estado de México. Ahí las ataron de pies y manos. Les vendaron los ojos, las tiraron en el piso y las amarraron a las patas de una cama de hierro para que no pudieran moverse.

Para presionar a su papá, los delincuentes le mutilaron dos dedos a Esther y tres a una de sus hermanas.

Después de 28 días, agentes de la Fuerza Antisecuestros capitalina llegaron a la casa de seguridad donde estaban y las rescataron.

Poco después, agentes del Estado de México atraparon al santero Raúl Martínez Gutiérrez por cohecho y se lo entregaron a la FAS. Así fue señalado por sus cómplices, por sus víctimas y encarcelado.

Gracias a esas pruebas, fue sentenciado a 60 años de prisión. La sentencia fue ratificada en dos ocasiones.

Sin embargo, tiempo después, el hombre pidió un amparo el cual fue concedido por y el Sexto Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito integrado por María Elena Leguízamo Ferrer, Tereso Ramos Hernández y Roberto Lara Hernández quienes le ordenaron a la Quinta Sala dictara nueva sentencia donde desestimara las pruebas.

Así fue como la Quinta Sala Penal del TSJCDMX, integrada por Celia Marín Sasaki, Salvador Ávalos Sandoval y Arturo Eduardo García Salcedo decidieron dejarlo finalmente libre.

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