“Pusieron precio a mi cabeza por $5 mdp”

“Pusieron precio a mi cabeza por $5 mdp”
Por:
  • larazon

Foto Cuartoscuro

Luego de que el padre Alejandro Solalinde, coordinador de la Pastoral Social de Movilidad Humana de la Diócesis de Tehuantepec y fundador del albergue Hermanos en el Camino de Ixtepec, Oaxaca, saliera de México debido a amenazas de muerte, señaló que Ulises Ruiz, ex gobernador de esa entidad, es uno de los políticos que se incomodó por sus actividades de dar albergue a inmigrantes centroamericanos.

“Alguien que se opuso totalmente a nuestro albergue y que de principio a fin nos hizo la vida imposible y que luchó inclusive hasta el último momento para quitar el albergue fue Ulises Ruiz; en Veracruz tenemos a Fidel Herrera (ex gobernador), que en el tiempo de él, fue el tiempo de máximo número de secuestros en toda la historia que habíamos tenido en Veracruz”, mencionó el padre.

Solalinde Guerra insistió en que su trabajo afectó “intereses muy fuertes, económicos, intereses del narcotráfico, pero también de políticos incómodos que se han acostumbrado a la corrupción”.

“Mi cabeza tiene un precio (de cinco millones de pesos), en la amenaza que recibí me dijeron que ya hasta tenían contratado al sicario, por eso mi viaje en un acto de obediencia, la verdad es que me echaron montón, porque Brigadas Internacionales de Paz y otras organizaciones de Estados Unidos me pidieron que me alejara”, expuso en entrevista.

En tanto Armando Vilchis, colaborador del padre en el albergue, señaló que esta salida se da no porque Solalinde tenga miedo, sino a sugerencia de organizaciones eclesiales y civiles.

“La determinación ocurrió después de que el sacerdote fue amenazado de muerte como consecuencia de su trabajo pastoral, se fue por un rato, no sé por cuánto tiempo. Las amenazas empezaron en Ixtepec y una señora lo escuchó y se levantó un acta, están las investigaciones, no sabemos de quién venga la amenaza”, comentó Vilchis en entrevista.

Abundó que él (Solalinde) se va porque Amnistía Internacional y la PGR así lo solicitaron, “no tenía ganas de irse, pues no es la primera vez que se dan este tipo de amenazas, anteriormente las ha enfrentado”.

La determinación se deriva de un incidente que ocurrió el 15 de abril, cuando el sacerdote se disponía a recibir a un grupo de mil 500 migrantes, ya que mientras los dirigía hacia el albergue, dos hombres desconocidos interceptaron a los indocumentados y comenzaron a agredirles verbalmente. Cuando Solalinde intervino, lo amenazaron de muerte.