“Se vale soñar lejos, no hay que poner límites”: EPN

“Se vale soñar lejos, no hay que poner límites”: EPN
Por:
  • bibiana_belsasso

Mucho se ha escrito, mucho se ha dicho, pero poco ha hablado el propio Presidente Enrique Peña Nieto, sobre su vida. ¿Cómo fue su infancia? Mi infancia fue muy bonita y feliz. Nací en Atlacomulco, es un pequeño municipio del Estado de México, ahí viví 11 años, buena parte de mi infancia, luego mi familia se trasladó a Toluca. Pero fue en Atlacomulco donde pasé gran parte de mi infancia y, muy bonita, como la viven muchos mexicanos en el interior de la República.

Iba a la escuela caminando con la mochila cargando, disfrutaba de cosas francamente muy simples, muy sencillas. Recuerdo haber ido a jugar futbol a un terreno baldío, un campo cerca de la casa y nuestras porterías eran un par de piedras.Lo disfruté mucho. Había una gran unidad en mi familia, entre mi padre y mi madre, éramos una familia muy unida, éramos tres hermanos, aunque somos cuatro. La cuarta ya nació en Toluca.

Fue el pilón. Fue el pilón. Le llevo 12 años a mi hermana más chica, pero éramos tres los que originalmente vivíamos en Atlacomulco, también con la mamá de mi padre.

También lee:

EPN: fue una decisión acelerada invitar a Trump

Una relación muy cercana a su padre, ingeniero del Politécnico Nacional. Tenía una gran cercanía tanto con mi padre, como con mi madre. Sin duda mi padre tenía un gran liderazgo dentro de la familia. La amenaza de mi mamá cuando alguien se portaba mal era: ‘espérate a que llegue tu padre, porque te voy a acusar’. Pero también mi mamá nos dedicaba tiempo, atención, me acuerdo que se sentaba con nosotros a hacer la tarea o a acompañarnos o apoyarnos: ‘hagan sus tareas y luego se van a jugar’.

Viene de una familia política: su tío y el padre de éste fueron gobernadores. Sí, aunque mi convivencia con ellos tampoco era muy cercana, la había. Más bien yo creo que mucho del gusto por la política me viene de lo que llegaba a escuchar en algunas convivencias de familia, en algunas sobremesas.

Escuchaba anécdotas de la política no sólo de quienes habían sido familiares y se habían dedicado a ésta y eso fue en buena medida, algo de lo que contribuyó a que se despertara mi gusto por la política. Yo debo decirte con toda honestidad que por ahí desde que iba en secundaria soñaba con llegar a ser gobernador de mi estado.

Y, ¿qué le decía su mamá? Era un tema muy íntimo, ni siquiera lo socializaba tanto, a lo mejor sí con mis amigos. Ellos dicen que sí, yo, la verdad, ya no me acuerdo, no recuerdo que ni lo presumiera, pero lo soñaba. Luego dicen que la fuerza de la mente es tal, que se llega a hacer realidad. Cuando ya llega una etapa mucho más madura de mi vida, a los veinte, tampoco veo un escenario, así como para que las cosas me vayan a dar la oportunidad de ser gobernador, no en ese momento, pero sí la soñé.

Yo le digo muchas veces a mi hijo que que empiece a definir hacia dónde quiere ir, porque lo que haces en la adolescencia te va a marcar, sin duda. Mira, yo de lo que estoy convencido y te lo digo por mi experiencia es que se vale soñar y se vale soñar lejos y se vale soñar en muchas cosas que puedan parecer en un momento irrealizables. Nunca pongas límite a tus sueños, déjalos ir, ya la vida te dirá…

¿Era buen estudiante en la primaria? Yo diría que era un estudiante promedio, regular, no era de dieces, pero tampoco era de seises, digamos que de ochos y nueves. Recuerdo haber tenido un buen desempeño académico…

¿En secundaria también? No recuerdo haberme ido en toda mi mi trayectoria de estudiante a ningún examen extraordinario. No es porque yo quiera presumir, pero era dedicado. Yo creo que algo que sí me marcó de mi infancia es esta disciplina que mi madre nos imponía a todos de hacer nuestras tareas.

Y también el equilibrio, ¿no? Yo les digo a mis hijos que tienen que disfrutar cada etapa de su vida. Cuando estás estudiando, dedícale tiempo a estudiar, cumple con tu responsabilidad, con tu deber de prepararte y formarte y disfruta esa etapa de la vida, porque nunca regresa. La etapa de secundaria, de prepa, la de universitario, no regresan; luego ya vienen otras tareas de mayor envergadura, luego uno se llega a casar, forma familia, los pesos de esa responsabilidad son mayores, entonces hay que disfrutar cada etapa de la vida.

¿Qué le faltó hacer? Hubiera querido tener la oportunidad, a lo mejor, de haber estudiado en el extranjero y aprender de mejor manera un idioma, quizás es algo que me hubiera gustado, no me ocurrió así. Sin embargo, sí tuve la oportunidad de estudiar un año en Estados Unidos, un año de secundaria, pero más que pensar en lo que me hubiera gustado, que, la verdad, es una buena pregunta como para meditarla, más me ocupa tener memoria de lo que he hecho y, la verdad, sí he disfrutado mucho mi vida.

Te voy a comentar algo muy simple, anecdótico: me acuerdo que salía con mi hermano a buscar camaleones, nos metíamos a las magueyeras. Nos gustaba jugar con la naturaleza, eso me marca, yo creo que sin duda la etapa de la infancia sí te marca. Empiezas a tener sueños, tus amores platónicos...

¿Quién era? Mi maestra de primaria. Y además te vuelas y te vuelves héroe y sientes que la salvas de momentos y de circunstancias difíciles…

Usted me platica que se va un año fuera, ¿a una una escuela de curas? Era una escuela católica, llevada por una orden de religiosos. Por ahí de sexto de primaria, primero de secundaria quizá, a lo mejor por estar fuera de México, en una época en la que no había celulares yo hablaba con mis papás cuando me llegaban a hablar, recuerdo, una vez al mes, y no regresé en todo el año. A lo mejor esa distancia hizo que yo me metiera mucho a la reflexión. Recuerdo compañeros que verdaderamente sufrieron mucho el irse de sus casas, lloraban.

¿Usted no sufrió? No, yo no. La verdad es que lo viví buscando leer, me metí un poco al aspecto religioso, alguna vez pensé llegar a ser sacerdote, imagínate, yo le dije a mi papá…

Eso lo leí y pensé: no puede. Si ya le gustaban las mujeres desde primaria. El celibato ¿cómo? Le dije: ‘Papá, oye me gustaría irme al seminario’. Me dijo: ‘si terminando la prepa quieres irte al seminario yo no tendré inconveniente, pero termina tu prepa’. Obviamente ya cuando terminé la secundaria, ni siquiera la prepa, ya había desistido de lo que creí que era lo que me gustaba.

¿Por las mujeres o por qué? No, yo creo que porque empecé a encontrar otras vocaciones, gustos por otras actividades. Soy católico, profeso mi religión, nunca me ufano de lo que hago en mi vida muy íntima, pero eso me pasó, lo digo nada más para compartirte algo de lo que pasa en esta etapa de la vida, donde yo creo que, a final de cuentas, vas definiendo tu verdadera vocación. Yo finalmente decidí estudiar la carrera de Derecho…

En la Univerdidad Panamericana, que también es una escuela católica. Encontré que era una profesión de formación muy amplia, que daba espacios para la actividad profesional en distintos ámbitos, desde la docencia, el ejercicio profesional del abogado, llegar a ser notario; es tan amplia que dije voy a estudiar Derecho.

Ahí sí ya se visualizaba mucho más hacia la parte más política… Todavía no. Yo estudié la carrera aquí en la Ciudad de México. Originalmente no quería estudiar en la UP, era mi idea estudiar en otra universidad, la Ibero era una de mis opciones. Pero ya habían pasado todos los exámenes de admisión y hablando a la UP me dijeron ‘mañana es el último examen de admisión del calendario’. Vine, lo presenté, fui admitido, y pensaba después irme a la UNAM, después de cursar cuatro semestres, pero la verdad es que disfruté mucho también la carrera, yo creo que el nivel académico es de excelencia y el ambiente que yo tenía ahí en la UP con amigos, compañeros de escuela, fue extraordinario.

¿En esa etapa también conoce a su primera esposa? No, no, eso viene mucho después, viene por ahí de mis 27 años. A ella la conocí y casi nos casamos un año después.

Rapidísimo. Algunos decían: ‘ya metieron la pata’. Pero no, además, después, todavía nos tardamos en tener a nuestra primera hija un año y medio después de habernos casado. A ella la conocí ya en la profesión, ya metido en la política, precisamente coincidió que tuvimos presencia en alguna actividad de campaña de quien era candidato entonces al gobierno del estado: Emilio Chuayffet.

Ella le entendía bien los temas políticos, ¿no? No, ella no estaba involucrada en política tampoco, más bien estaba en una asociación de colonos y ahí la conocí. Luego nos seguimos procurando después de que pasó el evento, nos hicimos novios y, como nueve meses después, me casé.

Y al mismo tiempo, ¿cómo va su carrera política? Estaba yo dedicado a la actividad del partido, me metí, no estaba casado, era soltero, tenía tiempo, no traía mayores exigencias, entonces, estaba muy metido en la actividad de mi partido. Eso me llevó después a incorpórame al servicio público en el gobierno del Estado de México.

Entra a trabajar con el licenciado Montiel, ya cercanísimo. Él deja el cargo en el que estaba y yo me quedo trabajando todavía en el gobierno del estado, nos separamos, pasa el tiempo y, mira, alguna vez llega a ser el gobernador, y me invita a ser subsecretario de Gobierno. Te estoy hablando de ya cuando tenía como 33 años. Y se fueron dando las circunstancias para que seis años después me convirtiera yo en el candidato de mi partido, lo representara en la contienda por la gubernatura del Estado de México y me convirtiera entonces en el gobernador del Estado de México.

Usted tiene tres hijos chiquitos y siendo gobernador se queda viudo. Sí. Me pasa esto al segundo año de mi gestión gubernamental, en 2007.

Se queda con tres niños que, para ellos, debe de haber sido muy difícil. Yo quisiera que de su propia voz me platique cómo fueron esos últimos minutos con Mónica Pretelini, cómo lo vive, cómo les dice a sus hijos. Fue algo muy triste, a ver, el que pierdas a un ser tan querido y tan cercano como es tu esposa.

Usted llega y la ve, la encuentra a ella.La encuentro cuando prácticamente había muerto, le dieron toda la asistencia médica lo más rápido posible, pero había tenido ya muerte cerebral, y yo acababa de hablar prácticamente con ella, tenía muy poco de haber hablado con ella.

Yo estaba aquí en la Ciudad de México, había tenido una actividad, recuerdo que del camino le hablé: ‘oye, mañana tenemos evento’. Iba el entonces presidente Calderón de gira al Estado de México, mi esposa me iba a acompañar: ‘oye, te recuerdo que mañana tenemos que levantarnos temprano, tenemos esta actividad’. Me dijo: ‘sí, ya estoy lista’.

Y fue mi última conversación con ella. Llegué a casa, hice mi actividad de rutina, me acuerdo que me cambié, etcétera y prácticamente cuando ya me voy a acostar es cuando ya me encuentro con que no reacciona. Me alarmé, busqué auxilio, medio pegas de gritos para que alguien te ayude.

Mis hijos estaban en el cuarto de al lado, no se dieron cuenta de nada de esto. Llegó la ambulancia, se trasladó al hospital y pasa todo lo que ya se ha narrado en distintos momentos, fue un momento muy difícil, muy difícil.

Mira, yo recuerdo haberle hablado la presidente Calderón, precisamente para disculparme de no acompañarlo a la gira y, temprano ya del día siguiente, para disculparme y recuerdo que hablando con él fue inevitable soltarme a llorar, le dije: ‘estoy en el hospital, mi esposa se está muriendo’.

¿Cómo lo platica con sus hijos? Se fueron con su tía. Cuando Mónica estaba recibiendo la atención médica le hablé a su hermana, su única hermana, le dije: ‘oye, está muy mal Mónica’.

Ella tenía, de repente, que nunca supimos si era epilepsia o no, pero eran convulsiones que había estado teniendo en el último año y se estaba atendiendo médicamente.

Su hermana me acompaña, estuvimos ahí y ella se lleva a mis hijos, obviamente están muy chiquitos, no les dice nada. Y ya cuando tenemos que decirles la verdad, yo los fui a ver a la casa y hablé con ellos.

Luego viene todo el reacomodo, usted, con una responsabilidad amplísima que era gobernar el Estado de México y también de hacerse cargo de tres chiquitos. Bien complicado. En aquel entonces le pedí a la familia de quien era mi esposa, a sus papás, que me acompañaran en la tarea de ayudarme a cuidarlos, ellos se fueron a vivir conmigo a la Casa de Gobierno que está en Toluca, por un tiempo, yo creo que como un año aproximadamente. Y el papá y la mamá de Mónica me acompañaron durante un año.

Presidente ¿cuál ha sido el día más feliz de su vida? Yo creo que muchos, pero creo que, indescriptible, cuando han nacido mis hijos. El gusto cuando nacieron mis hijos.

¿El más triste? Cuando murió mi primera esposa, fue un momento doloroso y le lloré mucho tiempo.

Compléteme esta frase: Enrique Peña es… Auténtico.