Dos días después del anuncio de un alto el fuego mediado por Estados Unidos entre India y Pakistán, los ecos de la artillería y los temores de una nueva escalada sacuden la región de Cachemira, epicentro de uno de los enfrentamientos más intensos entre ambos países en las últimas tres décadas.
El ejército indio, ayer, advirtió que responderá si se repiten las violaciones del acuerdo, en lo que describió como un “mensaje directo” a Pakistán. Según el Director General de Operaciones Militares de la India, teniente general Rajiv Ghai, las tropas permanecen en alerta máxima, luego de que presuntos bombardeos desde el lado pakistaní sacudieran varias ciudades del norte indio horas después de iniciada la tregua.
Pakistán, por su parte, niega rotundamente haber violado el cese al fuego. En una conferencia conjunta con sus fuerzas armadas, su portavoz militar reiteró el compromiso del país con el acuerdo alcanzado el sábado, después de cuatro días de ataques con drones, misiles y artillería que dejaron casi 70 muertos y cientos de desplazados.
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Estados Unidos, clave en la mediación del pacto, fue el primero en anunciar la tregua. El presidente Donald Trump elogió a los líderes de ambos países por su disposición a detener la agresión, mientras que el secretario de Estado, Marco Rubio, reveló que Nueva Delhi e Islamabad accedieron a iniciar conversaciones en un lugar neutral. Aunque Pakistán agradeció la intervención, India no comentó al respecto, manteniendo su postura histórica de resolver disputas bilaterales sin intermediarios externos.
En ciudades como Baramulla y Uri, la población no puede regresar por el riesgo de municiones sin detonar. Del lado pakistaní, las escenas no son distintas.