Brasil: El populista de derecha logra victoria, pero no impide segunda vuelta

Brasil: El populista de derecha logra victoria, pero no impide segunda vuelta
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Con más del 95 por ciento de votos escrutados, el candidato ultraderechista Jair Bolsonaro estaba cerca de superar la barrera de los 50 que le permitiría ser elegido directamente como presidente de Brasil en la primera vuelta.

En concreto, el exmilitar acumulaba 46.70 por ciento de los votos, muy por encima del segundo más votado, el sustituto del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, Fernando Haddad, con el 28,37 por ciento. En el tercer y cuarto puesto se situaban, respectivamente, el laborista Ciro Gomes, con el 12.52, y el centrista Geraldo Alckmin, con el 4.83 por ciento.

Brasil se despertó ayer con lluvias intensas y generalizadas en las principales capitales del país (Sao Paulo, Río de Jaineiro, Brasilia, Belo Horizonte y Recife), temperaturas más bien bajas ( de 15 a 17 grados en Sao Paulo y Minas), pero con la certeza de que la inmensa mayoría de los 147 millones de brasileños con derecho a votar lo harían a lo largo del día entre las ocho y las cinco de la tarde (dos horas más en las zonas con diferente huso horario).

El dato: Votar en Brasil es obligatorio, aunque las multas por abstenerse son simbólicas, motivo por el que también hay un cierto porcentaje de abstención.

Este domingo, los brasileños estaban obligados a votar, por tanto, todos los ciudadanos mayores de 18 años y menores de 70 tuvieron que acudir a las urnas; los adolescentes de 16 también estuvieron invitados, pero la obligatoriedad no aplicó para ellos.

Los votantes no podían acceder a las cabinas con ningún tipo de equipo electrónico, teléfonos celulares, máquinas fotográficas o filmadoras. El orden de la votación, en urna electrónica, era el siguiente: primero se votaba por el diputado federal; y después, sucesivamente, para el estatal (autonómico), senador, gobernador y finalmente presidente de la República. Desde el exterior sólo se podía votar al presidente.

La forma de ejercer el derecho al voto en una urna electrónica es sencillo: el votante digita el número de su candidato (por ejemplo el 17 para Bolsonaro) y luego aprieta la tecla verde de “confirma”, o la naranja de “corrige”, si es que se equivocó. Ése era el procedimiento a repetir para cada uno de los cargos en disputa. De manera que los votantes tenían que conocer los números que corresponden a cada candidato (13 Haddad, 45 Alckmin, 12 Ciro, 18 Marina, etcéterca). Si lo que se quería era anular el voto, había que poner un número inexistente de candidato y apretar el verde de “confirma”.

Curiosamente, tanto en Fortaleza como Acre, el primero tradicionalmente petista, y el segundo, la región de la que es natural Marina Silva, Bolsonaro se imponía a otros candidatos debido a los altos índices de violencia que soportan ambos territorios.

Con relación a la segunda vuelta, (el próximo 28 de octubre) para Datafolha, Bolsonaro obtendría el 45 por ciento de los votos, mientras que Haddad el 43. Para Ibope, el ultraderechista alcanzaría el 45 por ciento y el socialista el 41 por ciento.

Aunque el Ejército planificó una jornada especial de seguridad intensa, especialmente en Río, Ceará y Sao Paulo, el día se desarrolló sin contratiempos. Se prohibió consumir alcohol en nueve estados, mientras que otros ocho, entre ellos Sao Paulo, no hubo “ley seca electoral”. Tampoco hubo unidad de criterio con relación a cuestiones menores como si se podía o no votar con camiseta de propaganda de un candidato. La mayoría de los estados lo prohibieron, pero no así en Sao Paulo, más permisivo en este sentido.

Bolsonaro votó en una escuela de la zona Este de Río de Janeiro, con chaleco antibalas, y dijo estar confiado en ganar con suficiente ventaja como para que no fuera necesaria la segunda vuelta, situación que finalmente no se dio. Haddad lo hizo en Sao Paulo y dijo lo contrario, que confiaba en una segunda vuelta.

El tercer clasificado, Ciro Gomes, votó acompañado de su esposa e hijo en Fortaleza, estado de Ceará, donde ha sido gobernador. El resto de candidatos lo hicieron en sus respectivas circunscripciones, mientras que el expresidente Cardoso, tras emitir su voto en Sao Paulo, la mayor ciudad de Brasil, lamentó la frustrada unión de los candidatos de centro, que podría haber evitado la polarización entre bolsonarismo y petismo.

El aún presidente Temer, también en Sao Paulo, dijo que estas elecciones van a demostrar, pese a la crispación actual, que Brasil sale más unido de las urnas.

Otra cuestión es la fragmentación que previsiblemente va a resultar de estos comicios con relación a la Cámara de Diputados. Más de 8 mil 500 candidatos se disputan los 513 escaños. La previsión de Ibope es que un total de 30 formaciones tendrán representación, por lo que la tarea de gobernar, para quien gane, será francamente complicada.

El trumpismo se filtra en comicios

Las influencias del exterior en las elecciones de Brasil son reales, de un lado las de extrema derecha, extendidas tanto en Europa como en América, y de otro, las nuevas posturas conservadoras, “de las que un ejemplo claro es el trumpismo”, explica Felipe Ziotti Narita, investigador en la Universidad de Sao Paulo.

Se trata de una postura que promete solución a la inmigración y la violencia. Trata de responder “con la ideología de la insurrección contra el establishment”.

“Prometiendo orden en un mundo caótico, hay una apuesta en la militarización de la sociedad y en una posición conservadora contra temáticas progresistas”, añade Ziotti.

Finalmente, podemos prever que ante unas elecciones tan divididas, el panorama posterior que el país afrontará, ocurra lo que ocurra finalmente, será duro y dificil.

“No quedará más que una unidad forzada”, asevera Felipe Ziotti. “El conflicto social e ideológico que se ha creado ya ha penetrado en la sociedad y ha radicalizado las oposiciones”.

Con información de José Antonio Vera y Yaiza Sánchez