El segundo peor brote atrae a farmacéuticas

Brasil ya es el mayor laboratorio contra el virus

Los proyectos más prometedores del mundo experimentan en el gigante latinoamericano; acumula 1.4 millones de infectados y más de 60 mil muertes

El cristo del Corcovado proyecta un homenaje a los muertos por la pandemia, ayer, en Río de Janeiro.
El cristo del Corcovado proyecta un homenaje a los muertos por la pandemia, ayer, en Río de Janeiro.Foto: AP
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No todo es tragedia. El segundo peor brote de coronavirus en el mundo, Brasil, también se ha convertido en el mayor laboratorio de pruebas en la acelerada carrera por encontrar una vacuna efectiva, que logre frenar la pandemia del Covid-19.

Una propagación sin control en el gigante latinoamericano, combinado con su tradición en inoculaciones, abona al escenario ideal para los científicos, que luchan por demostrar que sus proyectos son seguros, eficaces y capaces de inmunizar a las personas de la nueva enfermedad.

La primera fue la Universidad de Oxford que, según la misma Organización Mundial de la Salud, es la más avanzada de varias candidatas que han emprendido desarrollos clínicos hacia una vacuna. De la mano del gigante AstraZeneca, la casa de estudios británica se encuentra en el proceso de probar suerte en 5 mil voluntarios en Río de Janeiro, Sao Paulo y en un sitio no revelado en el noreste de Brasil.

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También está la firma china Sinovac Biotech, que pronto comenzará ensayos en asociación con un instituto de investigación brasileño. De acuerdo con autoridades del país, un grupo de investigadores italianos iniciará un tercer proyecto de pruebas, junto a otras firmas inmunológicas que expresaron su interés por experimentar en territorio amazónico.

Todos los ensayos que se llevan a cabo se encuentran en la Fase 3 de desarrollo, la más definitoria en un extenso proceso; es decir, ya probaron dosis en animales y en grupos más pequeños de personas que resultaron favorables, lo que les hizo acreedores a transitar hacia demostraciones con comunidades más robustas.

El país más grande de América Latina lleva en su cuenta nacional más de 1.4 millones de casos conocidos y más de 60 mil muertos, en el segundo lugar global, sólo detrás de Estados Unidos, en un brote que ha saltado desde las ciudades costeras al vasto interior del país.

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Con un gobierno escéptico y que minimiza la pandemia al nivel de una leve gripe, ser conejillo de indias supone la mayor esperanza, ya que, de demostrarse que alguna de estas vacunas es efectiva, los brasileños serían beneficiados con las primeras dosis de la producción.

El gobierno entabló conversaciones con AstraZeneca, para que la compañía fabrique millones de dosis de la vacuna Oxford a favor del país. En este esfuerzo ya se reclutó a la Fundación Oswaldo Cruz, una ONG nacional dedicada a la promoción de la salud pública.

“Nuestro primer objetivo es tener acceso”, dijo el ministro interino de Salud, Eduardo Pazuello. “Es para que podamos participar y tener la libertad de fabricar la vacuna, no sólo comprarla. En América Latina, sólo Brasil tiene esta capacidad”.

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El equipo de Oxford ha dicho que su vacuna “será clave” en Brasil, donde el gobierno ha sido cuestionado por una respuesta más que insuficiente. “Si no puede tratar la enfermedad, lo que debe hacer es prevenirla, como muchas otras enfermedades controladas por vacunas”.

Al referir los proyectos paralelos a Oxford en Brasil, el equipo británico saludó la posibilidad de que más vacunas se estén probando, ya que esto “terminará siendo útil”, pues “algunas podrían ser más efectivas en poblaciones específicas”, como los adultos mayores.

Mientras que otros países buscan abrir, Brasil no ve cómo cerrar, a pesar de que el virus llegó a regiones más remotas, donde los hospitales están mal equipados.

PLAYAS ABIERTAS EN RÍO. En la ciudad más importante, que alberga también uno de los epicentros de la pandemia, junto a Sao Paulo, los residentes ya pueden correr por las playas y beber agua de coco fría en los puestos que bordean el mar.

Los cariocas, como se conoce a los habitantes de Río, comenzaron a acudir, desde ayer, a bares, restaurantes y gimnasios en la última etapa de reapertura.

Sólo en Río, 6 mil 618 personas murieron por Covid-19 en los últimos cuatro meses. Apenas 14 países tienen un número de muertos más alto que la ciudad, mientras que los hospitales públicos alcanzan el 70 por ciento de su capacidad.

El ayuntamiento estableció varios criterios de salud pública para tratar de garantizar un retorno seguro a los negocios, como limitar la capacidad y exigir a las personas que reserven plazas con anticipación, pero los expertos médicos aún temen que el retorno sea demasiado precipitado.

“La apertura fue apresurada. Vemos una caída en las muertes, pero eso no significa que a la primera señal estemos a salvo “, dijo a la agencia Reuters Américo Cunha, profesor de la universidad estatal de Río de Janeiro, quien monitorea el brote. “Puedo decir categóricamente que el contagio ya está aumentando, debido a esta apertura”.