Dos meses a la deriva y nadie los quiere rescatar

Dos meses a la deriva y nadie los quiere rescatar
Por:
  • larazon

Foto AP

Por más de dos meses, un grupo de 350 migrantes de Myanmar y Bangladesh permanece a la deriva en el mar del sureste asiático, mientras los gobiernos de la región rechazan hacerse cargo de las embarcaciones.

Se trata de miembros de la comunidad rohingyas, un grupo musulmán considerado por la ONU una de las minorías más perseguidas.

Uno de los náufragos explicó a la agencia AFP que unas diez personas han muerto en su intento por llegar a Malasia.

En el barco, una bandera negra indica en inglés “Somos rohingyas de Myanmar”, mientras una gran cubierta de lona cubre a los pasajeros, la mayoría muy delgada.

Chris Lewa, directora del proyecto Arakan, que sigue el movimiento de desplazados de la comunidad rohingya desde más de una década sostuvo que los náufragos pidieron ser rescatados “con urgencia”.

Pidieron que los rescataran con urgencia”, señaló. Además, agregó que de los indocumentados, 50 son mujeres.

“No están del todo seguros de dónde están, posiblemente cerca de Langwaki”, dijo, refiriéndose a una isla turística malasia en la que desembarcaron mil migrantes rohingya y de Bangladesh en los últimos días.

Cada año, decenas de miles de miembros de esta comunidad emprenden peligrosos viajes por mar. La mayoría intenta llegar a Malasia, pero recientes operaciones en la zona contra las redes de tráfico de personas han hecho que los traficantes e intermediarios se oculten, dejando abandonados a los migrantes en el mar.

Lewa, defensora de los rohingya y considerada como una de las personas con más conocimientos sobre las salidas y llegadas de migrantes, afirmó que al menos unas seis mil personas se mantienen a flote en embarcaciones de diversos tamaños en el estrecho de Malaca (entre Malasia e Indonesia) y las aguas internacionales próximas.

El barco que pidió auxilio el martes, explicó, estaba dirigido hasta hace poco por Soe Naing, conocido como Anwar, detenido por la policía tailandesa por su papel en una red de tráfico de personas.