“En Cuba ya desapareció la noción de ciudadanía”

“En Cuba ya desapareció la noción de ciudadanía”
Por:
  • larazon

Foto Especial

Se encuentra de visita en México el opositor cubano Dimas Castellanos; licenciado en Ciencias Políticas y especialista en Estudios Bíblicos y Teológicos, impartió la cátedra de marxismo en la Facultad de Agronomía de la Universidad de La Habana, actualmente se desempeña como periodista independiente: sus textos han explorado la situación del deterioro moral de la población cubana y, asimismo, se ha dedicado a reflexionar sobre las perspectivas de la economía de la Isla después de la desaparición del Bloque Soviético.

La Razón conversó con él sobre algunos aspectos de la situación cubana en el contexto actual de las negociaciones para el total restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Sería interesante que nos comentara usted sobre el estatus del cubano actual, de sus avatares cotidianos, de sus esperanzas, de sus principios éticos. Lo primero que debo decir es que en Cuba no hay ciudadanía. Es decir, el cubano de hoy no tiene posibilidad de ser un agente activo de cambio. Las decisiones cruciales se toman en la burocracia del poder y muchas veces por un solo individuo: Fidel, durante mucho tiempo, y ahora su hermano Raúl.

El régimen, en estos 56 años, ha sabido desmantelar con eficacia todas las estructuras cívicas de ciudadanía como tal. No hay estatus, el cubano vive al día, los jóvenes sólo piensan en la moda y en el último éxito del reggaetón y los más viejos en sobrevivir.

La Revolución fracasó económicamente, pero ha triunfado en la desactivación ciudadana. No se vive de un salario: el Estado es un padre que proporciona salud, educación y garantiza un precario sustento alimenticio para todos. Y si te manda a una misión en el extranjero te alquila. La Ofensiva Revolucionaria de 1968 —cuando todo pasó a manos del gobierno: desde la pequeña cafetería que vendía un refresco, la mediana empresa, las posadas, las tienditas, los grandes hoteles, los talleres automotrices, los cines, los restaurantes...— anuló toda participación ciudadana. El régimen lo controlaba todo, absolutamente todo. El andar cotidiano del cubano se basa en escapar para subsistir, y como el gobierno es propietario absoluto, pues se le roba al Estado.

¿Hay indiscutiblemente un deterioro moral, sobre todo en los jóvenes? Quebranto moral de todos, no tan sólo de los jóvenes. A los jóvenes no le interesa aquello, no tienen conciencia política, y no exagero. Los viejos que se sienten agradecidos porque los hijos pudieron estudiar en la universidad o tuvieron oportunidad de lograr una vivienda, observan con perplejidad todo eso, ven con pesadumbre el estancamiento del régimen. Ese detrimento ético se explica porque después de la caída de la Unión Soviética nos dimos cuenta que la economía cubana era artificial, entramos en una profunda crisis.

Los salarios que se pagan no se corresponden con las necesidades, nadie en Cuba vive de su sueldo, en realidad se vive de otras cosas: remesa, intercambio, mercado negro, turismo clandestino..., y eso trae consigo actos ilícitos que se justifican por la sobrevivencia. Insisto, el cubano no tiene conciencia de ciudadanía, 56 años de estancamiento y represión: realmente todo es disimulo, fingimiento. Toda acción por subsistir es bien vista, no importa si se roba, no importan los principios de honorabilidad. Un adolescente cuando prueba, por primera vez, un sorbo de Coca-Cola, pone, posiblemente, en cuestionamiento los valores aprendidos del socialismo.

¿Qué ocurre con los opositores y los grupos disidentes: cuáles son sus puntos débiles y su fortaleza como movimientos de resistencia social? Hay que celebrar la valentía de esos grupos, su firmeza y temeridad; pero insisto: el daño ético que ha sufrido la sociedad cubana también está presente en la disidencia.

El caudillismo es un mal que nos toca, los líderes de esas organizaciones quieren ser protagonistas y centro, cambian constantemente por diferencias internas; cuando llega, por ejemplo, una ayuda del exterior la miseria trae consigo la corrupción: los tres centavos recibidos son motivos de discrepancia. Hay carencia de democracia en algunas de esas organizaciones. Creo que Dagoberto Valdés en Pinar del Río es un ejemplo de disidencia congruente puesta de manifiesto en el Proyecto Convivencia: solidez ideológica y una continuidad de coherencia de más de 20 años en la revista Vitral.

La gran fortaleza de la disidencia estriba en que el mundo sabe de la situación real en la isla: falta de libertad de expresión, no respeto a los derechos humanos, detenciones arbitrarias, represión... Gracias al desafío al régimen de estas formaciones, la imagen esperanzadora de la Revolución se ha debilitado en muchos círculos progresistas internacionales. La tenacidad de la disidencia ha sido determinante. Tengo un gran respeto por las Damas de Blanco.

Van 19 semanas de ataques a disidentes

Tras la marcha del grupo opositor de las Damas de Blanco, decenas de activistas fueron reprendidos en La Habana, con lo que se cumplen 19 jornadas consecutivas de acciones policiales contra el grupo disidente.

“Hoy los agentes del régimen detuvieron a decenas de Damas de Blanco y activistas de los derechos humanos antes y después de la marcha por la Quinta Avenida de Miramar “, declaró al portal Martí Noticias la opositora y activista Aliuska Gómez García.

Ayer, la Dama de Blanco Eralides Frómeta y el periodista independiente Lázaro Yuri Valle permanecieron bajo asedio policial en la casa del reportero y anunciaron la determinación de salir a pesar del riesgo de la detención de ambos.

“Militares rodean mi casa para que no asista a Sta Rita y reporte con imágenes la represión”, publicó Lázaro Yuri a través de Twitter.

Mediante redes sociales se mantiene la campaña #TodosMarchamos, con el objetivo de denunciar las acciones represivas contra la sociedad civil en la isla.