Escasez de agua pone en jaque al Canal de Panamá

Escasez de agua pone en jaque al Canal de Panamá
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Panamá conmemoró los primeros 20 años desde la histórica devolución, por parte de Estados Unidos, de la soberanía del famoso canal interoceánico, del que depende 3.5 por ciento del comercio mundial; sin embargo, no todo se trata de júbilo por la independencia de un bien nacional, ya que esta infraestructura de gran magnitud está en crisis de escasez de agua, provocada por los efectos del calentamiento global, que disminuyeron las lluvias que alimentan los cuerpos líquidos con los que su operación se hace posible.

De esta manera, dos décadas después, el gobierno panameño buscan atender un tema crítico para el futuro de la vía: asegurar nuevas fuentes o reservas de agua para el consumo humano y la operación marítima.

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En la actualidad, el canal está enfrentado a los niveles más bajos de lluvia en su cuenca hidrográfica, lo que impacta el nivel del principal lago artificial —Gatún— y otro más pequeño —Alajuela— que abastecen el agua que consume la mitad del país centroamericano, de 4 millones de habitantes, y que permiten el funcionamiento del canal.

“En lo que va del siglo hemos visto nuevas oportunidades y amenazas, la mayor de ellas, el cambio climático que claramente nos afecta”, declaró el pasado martes el administrador del canal, Ricaurte Vásquez, en el acto oficial de conmemoración.

En esa ceremonia, el presidente, Laurentino Cortizo, izó una bandera nacional gigante frente al edificio de la Administración del Canal y destacó la larga lucha panameña para lograr el control y la soberanía sobre esta vía.

“Derribó la cerca que dividía a un país”, manifestó el mandatario, y agregó que la transferencia de este bien desde Estados Unidos fue el fruto de “lo que conquistó un pueblo noble y nos unió”.

Washington traspasó el control del Canal a Panamá el 31 de diciembre de 1999, luego de 85 años de administración.

“Nos lleva a un problema de sostenibilidad en la operación, y el Canal de Suez, que no tiene este problema, se convertiría en una alternativa mucho más atractiva y más confiable”

Ricaurte Vásquez

Administrador del Canal de Panamá

Pese a las preocupaciones sobre la capacidad de la nación centroamericana de operar la vía de manera eficiente, los administradores panameños lograron sacarle mayores réditos al cruce de barcos e impulsaron una costosa y monumental ampliación para permitir el tránsito de buques gigantes.

Pero los apuros ya están en otro lado. La Autoridad del Canal —el ente autónomo que opera la vía desde la salida de Estados Unidos— está en la etapa final de una serie de estudios que espera entregar al gobierno a mediados de este año, referentes a varios proyectos para crear nuevos reservorios de agua, plantas potabilizadoras y/o alimentar más agua a los lagos existentes, aunque esto signifique explotar otros lagos o ríos.

También se baraja la posibilidad de construir una costosa planta para desalinizar el agua del mar, puesto que en el canal los cruces se realizan exclusivamente sobre agua dulce, para evitar un cambio en los lagos de abasto principales.

Expertos aseguran que la vía de 105 años está siendo impactada por el cambio climático, con la disminución de las precipitaciones y un mayor calentamiento de las temperaturas de los lagos.

“Los niveles de lluvias sobre la cuenca hidrográfica del canal son insuficientes para mantener la operación del canal ampliado y atender una nueva expansión futura”, dijo el analista político y experto en temas de generación hidroeléctrica, José Isabel Blandón, según cita la agencia AP. “Requiere que Panamá vea este problema porque, además, los lagos abastecen a unos 2 millones de personas”.

A inicios de año, las autoridades impulsaron restricciones al calado en la vía ampliada, que obligaron a los enormes barcos a pasar con menos carga en medio de una de las más prolongadas estaciones secas. Como prevención ante la próxima llegada de la temporada sin lluvias y el déficit que arrastran los lagos, las autoridades canaleras adoptaron medidas de conservación y uso más eficiente del agua, pero comenzaron a alejar a los clientes.

El administrador Vásquez ya ha advertido sobre el profundo impacto que tendría para la vía si se hace permanente esta condición de bajas precipitaciones y una mayor evaporación de los lagos en las temporadas secas.

“Nos lleva a un problema de sostenibilidad en la operación, y el Canal de Suez, que no tiene este problema, se convertiría en una alternativa mucho más atractiva y más confiable”, advirtió en un reciente foro empresarial.

El canal, cuyos mayores clientes son Estados Unidos, Japón y China, es considerado el motor de la economía de servicios de Centroamérica. Junto a todos los negocios marítimos, logísticos y financieros que impulsa, la vía aporta multimillonarias sumas a las arcas del Estado. En estos 20 años sus aportes fueron por casi 17 mil millones de dólares, que contrastan con los mil 878 millones entregados por los estadounidenses, por el derecho de administrar las instalaciones.