EU abre las puertas a Taiwán y aumenta tensión con China

EU abre las puertas a Taiwán y aumenta tensión con China
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La aprobación del Senado de Estados Unidos de un proyecto de ley que promueve los viajes de funcionarios de todos los niveles entre ese país y Taiwán, el pasado miércoles, generó nuevas tensiones entre Washington y Pekín.

Los senadores estadounidenses dieron su consentimiento por unanimidad a la Ley de Viajes a Taiwán (TTA, por sus siglas en inglés) promoviendo, de este modo, vínculos más cercanos entre ambas naciones, informó ayer la agencia de noticias británica Reuters. Para que se legalice la iniciativa, sólo hace falta la rúbrica del presidente estadounidense, Donald Trump.

El Dato: Pekín se afana por recordar a los estadounidenses que la cuestión de Taiwán es un tema de soberanía y que la integridad territorial de China es un asunto privado.

Concretamente, la propuesta incide en la necesidad de que Estados Unidos impulse una política de reciprocidad, que permita a los funcionarios estadounidenses de todos los niveles viajar a Taiwán y, a la vez, sea permisiva con el ingreso de los empleados públicos taiwaneses del mismo rango, que quieran ingresar en el territorio norteamericano.

El texto aboga, asimismo, por que una vez que entre en vigor la normativa, esta pueda alentar a los expertos financieros, económicos y representantes culturales taiwaneses a hacer negocios en Estados Unidos.

La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Hua Chunying, anunció que su gobierno presentó una protesta ante el de Estados Unidos. “China está muy insatisfecha y se opone tajantemente”, declaró.

“La aprobación en el Senado de la ley sobre Taiwán coincide, precisamente, con la presencia en Washington de Liu He, uno de los consejeros económicos de mayor confianza de Xi y uno de los hombres de quien los analistas esperan que reciba un importante ascenso en la reunión de la Asamblea Nacional china, que comienza la semana próxima. Liu, a quien las apuestas sitúan como viceprimer ministro económico, o presidente del Banco Central, llegó a Estados Unidos con la misión de intentar tender puentes y evitar una guerra comercial”, reseña El País.

Los funcionarios de la Casa Blanca, consultados por Reuters, no pudieron responder a la pregunta de si Trump tiene o no pensado firmar la referida legislación, pero, como la misma agencia recalca, sería muy inusual que un presidente estadounidense vete una medida que consiguió el visto bueno, por unanimidad, de la Cámara alta del Congreso estadounidense.

Claves del conflicto

Se trata de la disputa de más de 60 años que divide al país más grande de Asia.

Habían pasado 15 años desde la abdicación del último emperador y luego de años de combates –interrumpidos durante una década por causa de la invasión japonesa de 1936– los comunistas, liderados por Mao, terminaron haciéndose con el control de la mayoría del territorio.

Eso obligó al líder nacionalista Chiang Kai-shek a trasladar su gobierno a la isla de Taiwán en 1949. Naciones Unidas y la mayoría de los países occidentales siguieron considerando al de Taipéi —la capital de Taiwán— como el gobierno legítimo de China hasta 1971.

Desde entonces, China y Taiwán se ven a sí mismos como los herederos del gobierno legítimo de China Oriental, para ser más precisos, del de una China unificada.

Xi Jinping es, oficialmente, presidente de la República Popular China, el gigante asiático que tiene su capital en Pekín, una silla en el Consejo de Seguridad de la ONU y es una de las grandes potencias mundiales.

Tsai Ing-wen es presidenta de la República de China —también conocida como Taiwán—, que es considerada por Pekín una provincia renegada, pero todavía es reconocida por una veintena de países de América Latina y el Caribe, África, Europa y Oceanía.

Esta ley tiene como principal detractor a las autoridades chinas, que se oponen frontalmente a ella porque sostienen que algunas de sus cláusulas violan el principio de “una sola China”, que considera a Taiwán una provincia separatista, conforme reportó a principios de febrero la agencia china Xinhua.

China reclama que Taiwán es parte de su territorio a pesar de que, desde 1949, los taiwaneses se gobiernan como una nación con sus propios ministros y políticas nacionales y de exteriores, independientes de Pekín.

No obstante, el gigante asiático no sólo ve con recelo esta nueva fuente de provocación por parte de la administración de Donald Trump, sino que también critica todos los contactos que mantienen a nivel militar Taiwán y Estados Unidos, pues lo considera una amenaza a su soberanía, y por tanto, ha prometido retomar el control total de la zona para 2020.

No es la primera vez que la Casa Blanca y Taipéi chocan por Taiwán. En diciembre de 2016, el entonces recién electo presidente de Estados Unidos mantuvo una conversación telefónica con la presidente taiwanesa, Tsai Ing-wen, un gesto que enfureció a China. “La presidenta de Taiwán me llamó hoy para felicitarme por ganar la presidencia. Es interesante que Estados Unidos venda a Taiwán miles de millones de dólares en equipamiento militar, pero yo no debería aceptar una llamada de felicitación”, tuiteó en ese momento el magnate inmobiliario.

Desde que Washington rompiera sus relaciones con Taipei en 1979, el peaje que tuvo que pagar para restablecerlas con China, ningún presidente en activo o electo de EU había hablado con su homónimo taiwanés. Al menos de forma notoria.

Alistan referendo sobre la independencia

El exmandatario Lee Teng-hui, que pilotó la transición democrática y la consolidación del movimiento de identificación con Taiwán y no con China, resaltó que “el referéndum es la mayor arma política del pueblo taiwanés”.

Sin embargo, las normas actuales para convocarlo excluyen los cambios constitucionales y temas ajenos a la soberanía nacional, lo que deja fuera el tema de la independencia.

La voluntad popular no puede restringirse en una democracia, por lo que nada debe estar excluido de ser puesto a voto en un referéndum, señalaron los independentistas.

El expresidente Chen Shui-bian, que rigió los destinos de la isla desde 2000 a 2008, envió un mensaje grabado en el que afirmó que “Nuestro país es Taiwán y no China”.