Inteligencia de Hussein coordina a los espías del Isis

Inteligencia de Hussein coordina a los espías del Isis
Por:
  • j._m._zuloaga

Nuevo episodio de violencia policial contra un joven negro desarmado

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Exmilitares que pertenecieron al ejército del fallecido Sadam Hussein integran el servicio secreto y de inteligencia del Estado Islámico (EI), que tiene entre otras misiones evitar infiltraciones de espías o saboteadores en la banda yihadista, así como la de controlar una red de agentes en el extranjero, aseguran a La Razón fuentes antiterroristas.

Una entrevista concedida por Harry Sarfo, un ex combatiente del EI preso en Alemania, al periódico The New York Times, confirma dos aspectos fundamentales de la estrategia yihadista contra

Occidente: por un lado, el envío de decenas de “soldados” ya formados para cometer atentados; y, por el otro, mandar otros individuos que actúan como dinamizadores de jóvenes sin antecedentes

—como algunos de los que han perpetrado las últimas acciones criminales en Europa y Estados Unidos— y que persiguen el fin de que éstos pasen “al ataque”.

Sarfo verificó los datos de que disponían los servicios de información europeos en 2015, adelantados por La Razón en sus ediciones de los días 19 y 21 de ese año, en el sentido de que el cabecilla yihadista Abdelmahid Abaaoud, abatido por la policía francesa en París, había entrenado en Siria a un “batallón” compuesto por un centenar de radicales distribuidos por nacionalidades. Sus funciones las desempeña ahora en Siria Abu Ahmad, cuya identidad real se desconoce y que se ocupa del departamento de “acciones” (atentados) en el exterior.

El excombatiente alemán revela también la existencia de un servicio de inteligencia, denominado Emni, que controla parte de estas actividades. Sin embargo, según las fuentes citadas, esta unidad, formada por oficiales del ejército de Hussein, se dedica sobre todo a controlar a los individuos que llegan a países como Siria e Irak para incorporarse al grupo terrorista, para evitar espías.

Lo primero que hacen es retirarles la documentación y someterlos a interrogatorios de “tercer grado” para que no haya dudas sobre su voluntad de unirse al EI. En el proceso de contactos previos, a través de redes “seguras” en Internet, realizan las primeras comprobaciones.

El EI decidió el año pasado trasladar parte de su actividad criminal a Europa, Estados Unidos y Australia, principalmente, ya que los atentados cometidos en estos territorios tienen una mayor repercusión mediática que los perpetrados en Oriente Medio.

El hecho de enviar a Francia a uno de los cabecillas del “aparato militar” como Abdelmahid Abaaoud era la prueba de que las tácticas yihadistas comenzaron a evolucionar y que el objetivo principal era hacer sentir a los occidentales los rigores de una guerra que quedaba lejana para ellos. Los líderes del EI consideraban que había llegado el momento de combatir al enemigo en su propio territorio.

Para ello hacía falta que el jefe de “acciones en el exterior” trasladase su “base de operaciones” a territorio de los “cruzados” y activara las células que él mismo había organizado mediante la captación de yihadistas de países europeos.

Lo ocurrido desde la muerte de

Abaaoud demuestra que los planes del EI no terminan con su fallecimiento. Los últimos atentados cometidos en Europa confirman que ni las células ni los “actores solitarios” operan según su libre albedrío. Lo hacen de acuerdo con unos planes y no pasan a la acción hasta que no reciben la correspondiente señal, que puede llegar desde Siria o desde la propia Europa. Han logrado tejer una red, que crece día a día en operatividad y peligrosidad.