La megaoperación digital Operación Escudo Troyano, a través de una aplicación de mensajería y una compañía de teléfonos encriptados, llevó a la detención de más de 800 criminales en 100 países.

El Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), la Policía de Australia y la Europol, con respaldo de agencias de otras naciones, crearon una firma de dispositivos “de alta seguridad”, misma que contaba con la app ANOM, para tener acceso a las comunicaciones, principalmente mensajes, de narcotraficantes, secuestradores y sicarios, entre otros criminales.

Dichos grupos delincuenciales adquirieron estos teléfonos por su supuesto nivel de seguridad para evitar que fueran encriptados y burlas a agencias de seguridad internacional, sin saber que ya estaban alterados de origen para espiar sus conversaciones, lo que permitió a las autoridades dar seguimiento al intercambio de mensajes, mismos que se realizaban hasta en 45 idiomas.

Un rastro de año y medio

Con la vigilancia de mensajes durante 18 meses las autoridades lograron identificar a los delincuentes, sus conexiones y operaciones, como tráfico de drogas, armas y explosivos, robo a mano armada, homicidios por encargo, lavado de dinero y otros delitos, de acuerdo la Policía de Holanda.

De acuerdo con la comandante de la Policía de Australia, Jennifer Hurst, la lectura de los mensajes permitió conocer cómo transportan la droga en productos enlatados, dinero y otras mercancías, así como impedir más de 100 asesinatos.

Además, de la captura de los criminales se decomisaron más de 30 toneladas de cocaína, mariguana y drogas sintéticas, 250 armas de fuego, 55 vehículos de lujo y 148 millones de dólares.

ntb