Pruebas frescas contra Trump reencienden el impeachment

Pruebas frescas contra Trump reencienden el impeachment
Por:
  • larazon

El tercer juicio político en la historia de EU comenzó oficialmente, en medio de una serie de nuevas acusaciones sobre los tratos del presidente Trump con Ucrania, que varios republicanos se apresuraron a minimizar, al rechazar los llamados demócratas a una investigación más amplia.

Lev Parnas, antiguo socio del abogado personal de Trump, Rudolph Giuliani, alegó recientemente que el magnate sabía de su papel en el esfuerzo para desenterrar la “suciedad en Ucrania” que podría beneficiarlo políticamente. Éste es justamente el tema que llevó al magnate a un juicio de destitución.

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Esta semana, Parnas proporcionó al Congreso documentos para respaldar sus afirmaciones. Trump, quien apareció en varias fotos con el socio de su abogado, negó cualquier vínculo.

Los legisladores republicanos parecieron no verse influidos por la nueva información; es más, les pareció más importante que los demócratas no se dieran cuenta de esto en su rigurosa investigación contra Trump.

“Para comenzar, en la investigación no había republicanos, entonces, ¿por qué estaríamos obligados a sentir que necesitamos completar el trabajo que ni siquiera acordamos que debería haber comenzado, en primer lugar?”, declaró el senador Rand Paul, ayer.

Ese sentimiento fue expresado por otros legisladores republicanos, quienes expresaron que no querían escuchar a nuevos testigos o investigar más a fondo la conducta de Trump durante el juicio.

El senador James Lankford se unió a la defensa del magnate, al afirmar que fue responsabilidad de la Cámara de Representantes, no del Senado, reunir pruebas y presentar un caso de juicio político. “Como miembro del jurado, no estoy pescando, buscando más información sobre esto. Estoy tratando de responder a lo que la Cámara está enviando y lo que están haciendo”.

El coro de republicanos que no estaba dispuesto a considerar evidencia adicional sirvió como indicador de que los demócratas enfrentarán una subida cuesta arriba en sus intentos de construir un caso contra Trump, mientras se desarrolla el juicio en el Senado.

Los cargos del juicio se centran en la acusación de que el presidente retuvo ayuda militar para presionar a Ucrania a investigar a su rival político: el exvicepresidente Joe Biden.

Los demócratas acusaron a sus colegas republicanos de hacerse de la vista gorda ante las pruebas incriminatorias y organizar un encubrimiento político.

“El pueblo estadounidense ha visto acusaciones. Necesitamos ver más evidencia que estaría contenida en la documentación. Esto es sólo otra forma de evitar los hechos y las verdades de su parte”, reclamó la líder de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.

Pero no es toda la nueva evidencia surgida. También ayer, la Oficina de Rendición de Cuentas del gobierno, una agencia independiente, descubrió que la administración violó una ley que rige cómo el poder ejecutivo desembolsa el dinero aprobado por el Congreso.

La Casa Blanca cuestionó los hallazgos, que no conllevan posibles sanciones penales. Pero los demócratas aprovecharon el informe para presionar por más revelaciones sobre la cadena de eventos que llevaron al dinero retenido el verano pasado a Ucrania.

El juicio de destitución comenzó formalmente después de que los siete gerentes de la Cámara llegaron al Senado para presentar los dos cargos: abuso de poder y obstrucción del Congreso.

Más tarde, John Roberts, presidente del máximo Tribunal de EU, asumió la regencia del juicio y pidió a los senadores que “juraran solemnemente” hacer “justicia imparcial de acuerdo con la Constitución y las leyes”.

Si bien cada senador dijo “sí”, los demócratas y los republicanos se enfrentaron inmediatamente por lo que constituye un juicio justo. El punto clave de la división era si escuchar a testigos que pudieran arrojar luz adicional sobre los tratos de Trump en Ucrania.

Los demócratas presionan por varios testigos que no participaron en los procedimientos de juicio político de la Cámara baja, incluido el exasesor de Seguridad Nacional, John Bolton, y el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Mick Mulvaney.