Occidente, en vilo: Putin reconoce a separatistas y envía tropas a Ucrania

Pese al insistente rechazo a una anexión de Lugansk y Donetsk, Rusia ingresó a las zonas separatistas ucranianas bajo la bandera de “misión de paz” tras reconocer su independencia a ocho años de una jugada similar en Crimea y abriendo la puerta a múltiples sanciones.

En medio de las tensiones y cuando países insistían en negociar, el presidente ruso, Vladimir Putin, se salió del guion y desafío a Occidente al calificar a las zonas Donbás como repúblicas. En cadena nacional, tras reunirse con su Consejo de Seguridad calificó a Ucrania como un “títere” al caer bajo el control de Estados Unidos, cuando hasta hace unos años era “rusa”, pues insistió que fue creada por líderes soviéticos y amagó con demostrarle “la verdadera descomunización”.

Con el anuncio y mientras Occidente anticipaba reuniones, el líder del Kremlin firmó un decreto para establecer su independencia y enviar a sus fuerzas armadas, parte de las más de 150 mil en la frontera, hechos que habrían comenzado anoche, según datos de Reuters y Al Jazzera por la presencia de filas de vehículos militares. Cuyas acciones estarían vinculadas a la presunta intercepción de la inteligencia de EU sobre la orden de avanzar a Kiev a sólo tres días de que separatistas advirtieran que se preparaba una incursión en su contra.

Según el documento, el acuerdo “de amistad” se prolongará por 10 años para dar apoyo militar ante supuestas hostilidades y se anticipa al supuesto intento de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de incluir a Ucrania como miembro.

Previo a las movilizaciones en Ucrania, Occidente respondió con una serie de sanciones, amagos y una condena conjunta por las severas violaciones al derecho internacional al confirmar que sus fuerzas ya operaban ahí desde hace ocho años, después de que se autoproclamaran independientes, mientras que Zelenski insistió una respuesta unánime.

EU, que anticipó una incursión, dio un golpe económico a los independentistas y horas después de que la Casa Blanca amagara con cortar lazos comerciales, el presidente Joe Biden firmó una orden ejecutiva en la que prohíbe “inversiones, comercio y financiación por parte de estadounidenses a, desde y en estas regiones”, confirmando que la respuesta será económica, hecho que ratificaron Gran Bretaña, la Unión Europea (UE) y la OTAN, pues alistan restricciones devastadoras y de aislamiento, que apuntan a instituciones financieras y hasta bloqueos a exportaciones rusas, pese a que ello podría costarles el suministro de gas.

A nombre del gobierno británico, el primer ministro, Boris Johnson, y su canciller, Liz Truss, indicaron que ya tiene la lista de sanciones, que revelarán hoy.

Ante la escalada, Francia, que intentó mediar en el conflicto junto a Alemania, urgió a una reunión del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), misma que comenzó anoche; aliados como México respaldaron a Ucrania y prometieron actuar contra el Kremlin, que aseguró EU sólo prueba la respuesta internacional con cada acción, mientras que Kiev instó al país vecino a retornar al diálogo y éste respondió que no busca un baño de sangre.

En tanto, Zelenski advirtió que tal reconocimiento no le da miedo, pues “no le debemos nada a nadie”, en clara referencia a Putin. Agregó que tampoco pone en riesgo sus fronteras, pues confía en un apoyo unido tras reforzarlos en materia militar, pues aún es posible resolver la crisis por la vía diplomática. Asimismo, sostuvo que su territorio es seguro y ratificó que tienen derecho a defenderse ante las violaciones, aunque desestimó una posible invasión a través de Donbás.

Anticipan Salidas. Luego de las condenas, Biden ordenó el traslado inmediato de lo que queda de cuerpo diplomático hacia Polonia, nación vecina.

Como se anticipaba dicha región sería usada para posibles evacuaciones. Incluso, se reveló un ofrecimiento a su homólogo Zelenski para salir de la capital y reubicarse en Leónidas o Lviv, donde recientemente EU envió a sus trabajadores.

Previamente, ese gobierno reveló la existencia de una “lista negra” de personas clave a quienes podría detener o asesinar Rusia, como activistas y periodistas, avivando el riesgo de una ocupación.