“Sólo observo gente que camina ensangrentada”

“Sólo observo gente que camina ensangrentada”
Por:
  • larazon

Redacción/La Razón

Haití despertó de la peor de sus pesadillas en medio del caos. Puerto Príncipe, la capital caribeña, encierra una letanía de súplicas desesperadas de los heridos bajo los escombros, de quienes buscan a los suyos o simplemente lucen desconsolados ante grupos de cadáveres amontonados.

“Por favor, sáquenme de aquí. Me muero. Tengo dos niños conmigo”, gritaba una mujer bajo los escombros de un jardín de infancia en la zona de Canapé-Vert. Sin hospitales y sin comunicaciones, miles de haitianos se debaten entre la vida y la muerte en medio de los cadáveres.

Afuera de la montaña de escombros, hombres, mujeres, niños… con el maquillaje de las desolación luchan por sacar a la mujer, que a cada minuto que pasa sus suplicas parecen apagarse.

“Hay que seguir”, se escucha a un hombre con el rostro aún sangrante que no deja de quitar pedazos de ladrillos.

La situación se repite a escasos pasos… El padre de Valerie Moliere, de 15 años, fue quien la ayudó a salir de su casa. “No podía ni levantarme. Estaba en el suelo. Mi padre tuvo que sacarme fuera”, relata. “Ahora mismo lo único que veo es gente corriendo, llorando y gritando. Las casas están destrozadas y la gente camina ensangrentada”.

Los gritos de “¡Socorro, ayúdenos!” son ecos en cada una de las calles, ayer plagadas de vida, hoy, sembradas por cuerpos inertes, cual bultos.

“Pensamos que era algo que se había estrellado contra el edificio”, señala Jesús, un comerciante que se encontraba en Haití en el momento del siniestro. “Todo el mundo temblaba, era como un baile, la gente salía de los vehículos, corría y gritaba”, dijo.

fdm