Terrorismo, crisis y falta de empleo hunden cuna de Primavera Árabe

Terrorismo, crisis y falta de empleo hunden cuna de Primavera Árabe
Por:
  • martha_rojas

[FOTOS: Así conmemoraron 5 años de la Primavera Árabe

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Túnez amenaza con pasar de la cuna de la Primavera Árabe a la tumba de la Revolución. El país norteafricano enfrenta la peor crisis económica y política desde que en 2011 estallaran las protestas que derivaron en el derrocamiento del entonces presidente Ben Alí.

El terrorismo se ha convertido en una amenaza latente para el país del Magreb, que el año pasado, fue blanco de tres ataques extremistas que impactaron una de sus principales vías de subsistencia: el turismo.

Después de crecer en los últimos años a una tasa anual de 2.3 por ciento, Túnez cerró 2015 con un crecimiento de entre 0.5 y 1 por ciento anual.

El país que hace cinco años se convirtió en la insignia del descontento, ahora es un pueblo desilusionado que desconoce los alcances sociales de aquella revuelta la cual culminó con la destitución de cuatro dictadores árabes.

“Si un día no trabajo, no como. La Revolución no ha cambiado esto”, asegura Yilani Guedri, un vendedor de frutas tunecino al diario La Vanguardia.

El 14 de enero de 2011, el dictador Ben Ali y su corte abandonaron el país luego de un mes de intensas manifestaciones. El suceso causó un efecto dominó que se propagó rápidamente por la calles de Egipto, Libia, Arabia Saudita, Yemen, Marruecos, Baréin y Siria. Era un espectáculo inaudito en que el mundo islámico compartió un solo grito: “ El pueblo quiere que el régimen caiga”.

Y efectivamente cayeron algunos tiranos como, Ben Alí, Hosni Mubarak, Saleh y Muamar Gadafi, otros se tambalearon: Bashar al Asad, en Siria, y Al Jalifa, en Baréin, pero rápidamente se puso en marcha un maquinaria contrarrevolucionaria para apuntalar los regímenes y socavar los intentos de cambio. Hoy en día, sólo Túnez mantiene vigente el aliento de aquellos días que inspiraron himnos sobre el “pan, libertad y justicia social”.

El retroceso de las revueltas árabes no se hizo esperar. Túnez experimenta una tasa de desempleo de 13.3 por ciento, y la tasa de paro se encuentra por encima del 15 por ciento según cifras del Banco Mundial. El 50 por ciento de los jóvenes con estudios universitarios está desempleado y en algunas provincias del centro una de cada tres personas en edad de laborar no encuentra trabajo.

“Quiero utilizar la democracia para que nos escuchen, a nosotros, a los que nunca no han hecho caso, pero no sé cómo hacerlo. Votar no sirve de nada”, comenta Fethi Rziki, un tunecino desempleado a la agencia española EFE.

La explicación más próxima para lo que está sucediendo en Túnez parece obvia: la radicalización y expansión del terrorismo a través del mundo árabe provocó un impacto profundo en la industria de la que depende 7 por ciento del Producto Interno Bruto del país africano. Tras los atentados terroristas de 2015 el ministerio de turismo reportó una disminución de 60 pro ciento en las visitas al país. Uno de cada 7 trabajadores en Túnez dependen de esta actividad para sobrevivir y es la primera fuente de entrada de divisas a la nación.

Situaciones similares ocurrieron en las otras demarcaciones en las que surgió la revuelta islámica. Libia y Siria, están desde hace cinco años sumergidas en una guerra civil interna. Egipto, ha fracasado en la estabilidad de sus gobiernos de transición.

Vendedor se inmola e incian las revueltas

La inmolación del joven Mohamed Buazizi, de 26 años, ocurrida en 2010 consternó a una sociedad cansada de vivir bajo un gobierno de represión y abusos; se convirtió en el inicio de una serie de revueltas que culminaron con el derrocamiento de cuatro dictadores del mundo árabe.

Buazizi, quien se prendió fuego en señal de protesta, luego de que policías tunecinos confiscaran su puesto ambulante de frutas y una balanza, por no haber tenido dinero para pagar el lugar que ocupaba en el mercado de Bouzid, desencadenó la llamada Primavera Árabe.

El hombre, quien dijo sentirse humillado porque una inspectora le había dado un golpe, escupido e insultado, adquirió un litro de gasolina y acudió al Ayuntamiento de Sidi Bouzid y se prendió fuego. Buazizi, declaró que se negaba a vivir en la miseria y en un país sin oportunidades laborales.

La imagen del hombre en llamas dio la vuelta al mundo. Fue el parteaguas de una revolución que 26 días más tarde provocaría el derrocamiento del dictador tunecino Ben Alí.

Las protestas de 2011 han demostrado que en el mundo árabe el cambio y la apertura democrática van de la mano de lo que en su día se llamó “islamismo moderado” que fue convertido en tabú por los europeos luego del avance terrorista del EI.

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“Siria usa el hambre como arma”

Redacción La Razón

Tanto el gobierno como la oposición y los grupos extremistas en Siria son culpables de sitiar áreas del país con objeto de matar de hambre a sus pobladores, una atrocidad que constituye un crimen de guerra, denunció la Organización de Naciones Unidas (ONU).

En un mensaje a la Asamblea General para delinear sus prioridades en su último año al frente del organismo, el líder de la ONU, Ban Ki-moon, recordó que el uso de la inanición como un arma de guerra es injustificable y representa una flagrante violación al derecho internacional humanitario.

“Todas las partes, incluyendo el gobierno sirio, que tiene la responsabilidad esencial de proteger a sus ciudadanos, están cometiendo este y otros actos atroces prohibidos por el derecho internacional humanitario”, puntualizó.

El secretario general de Naciones Unidas (ONU) recordó que casi 400 mil personas viven actualmente bajo estado de sitio en Siria, de las cuales, alrededor de la mitad vive en áreas controladas por el grupo yihadista Estado Islámico (EI).

Añadió que unas 180 mil personas viven bajo un cerco gubernamental en áreas controladas por Al Asad y sus aliados, y que unas 12 mil radican en zonas controladas por grupos armados de la oposición.

El mensaje de Ban fue ofrecido luego de que el lunes pasado convoyes de la comunidad internacional con ayuda humanitaria lograron acceder a la comunidad de Madaya que, de acuerdo con la ONU, estuvo privada durante tres meses de recibir asistencia del exterior.

Ban recordó que Madaya había sido víctima de “inanición deliberada” y que unos 400 hombres, mujeres y niños están en riesgo de morir.