Refrescos, tan dañinos como cigarros, pero sin advertencia

Refrescos, tan dañinos como cigarros, pero sin advertencia
Por:
  • larazon

Foto Especial

El 6 de enero de 2010 se dio un cambio radical en la presentación de los cigarros en el país: en el 30 por ciento de cajetilla, en la parte superior frontal, se puso una imagen alusiva al daño a la salud que el tabaco provoca, su publicidad desapareció de la televisión, la radio y las revistas porque se comprobó que su consumo era nocivo para la salud. Sin embargo, otros productos como los refrescos, aun con los efectos nocivos que provocan, se venden sin ninguna restricción.

La última nota en relación al daño que ocasiona uno de los refrescos más famosos en México, Coca-Cola, fue la denuncia de la asociación civil El Poder del Consumidor, el 19 de junio pasado, ante la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), por publicidad engañosa, y ante la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) por representar un riesgo para la salud.

El engaño denunciado se encuentra en una de sus imágenes publicitarias: en la campaña 149 calorías, en la cual se mostraba un envase de 600 mililitros y se mencionaba “149 calorías de felicidad”, cuando en realidad, ese producto contiene 252 calorías.

Ese anuncio ocasionó que se analizara la cantidad de azúcar que se encuentra en una bebida de este tipo, pues en mayo pasado, la organización Food Industry Development Centre Inc. y la Universidad de Yale, destacaron que México ocupa el primer lugar mundial en el consumo de refrescos.

La Secretaría de Salud determinó que la ingestión de gaseosas detona el incremento de obesidad y diabetes en el país, por la cantidad de azúcares que contienen estos productos. Por ejemplo, una Coca-Cola de 600 mililitros equivale a 12 cucharadas de azúcar, cuando el máximo tolerable son de tres a cuatro cucharadas al día para un niño, y 10 cucharadas de azúcar para una persona adulta, según la Asociación Americana del Corazón.

Lo que resultó de aquella denuncia fue la suspensión de la campaña publicitaria, sin embargo, otros anuncios comerciales continúan en la radio, la televisión, las revistas y en Internet.

De acuerdo con el Director General de Procedimientos, de la Profeco, Victorino Porcayo Domínguez, la Procuraduría sólo puede actuar contra estos productos por publicidad engañosa, es decir, se analiza que “lo que se ofrece en materia de publicidad se está obligado a cumplir en el producto”. Agrega que la Cofepris es la encargada de supervisar las acciones, publicitarias y de exhibición, por daño directo a la salud.

“En este caso tenemos una competencia no directa, derivada de todos los ámbitos que protegen al consumidor; en materia sanitaria es la Cofepris la que se encarga de analizar el tema. Ellos también tienen facultades de monitoreo, sin embargo, nosotros en materia de protección al consumidor podemos analizar qué es lo que se ofrece. Pero tenemos que verlo en relación de la publicidad que se lanza”, explica el funcionario.

Fuera del análisis publicitario, la Profeco no tiene responsabilidades para mostrar lo insalubre de un producto, sin embargo, el funcionario de la procuraduría destaca: “Profeco es una institución de carácter social que vela y garantiza los derechos que se tienen como consumidor; éste tiene voz y esa voz va a ser escuchada”, asegura.

Otro recurso que en últimos días se escucha para prevenir a los consumidores sobre estas bebidas, lo presentó la Alianza por la Salud Alimentaria, la cual pide que se agregue 20 por ciento de impuestos a estos productos para desincentivar su consumo; la intención es elevar su costo como en el caso de los cigarros, para que se adquieran menos refrescos.