El municipio de Parras, Coahuila, enfrenta una crisis hídrica que ha avivado el conflicto entre los ejidatarios y la vinícola Casa Madero, poniendo en el centro de la polémica al alcalde Fernando Orozco Lara. Aunque el edil ha manifestado su intención de apoyar a los campesinos, su postura hasta ahora ha sido más conciliadora que resolutiva, lo que ha generado dudas sobre su verdadera voluntad de enfrentar los intereses que han monopolizado el agua en la región. Pero en este asunto todos quieren tener la razón. Mientras tanto, los ejidatarios exigen medidas inmediatas para garantizar su derecho al recurso, y Casa Madero argumenta que la escasez afecta a todos por igual, justificando su acceso al agua con convenios históricos, en realidad ellos han sido los más beneficiados.
Sin embargo, los hechos reflejan una realidad preocupante: la vinícola sigue operando, mientras que los campesinos ven cómo sus cultivos agonizan por la falta del líquido vital.
Fernando Orozco Lara, ha reconocido que el conflicto por el agua en Parras lleva décadas sin resolverse y que la crisis actual requiere atención urgente. Ha mencionado reuniones con los dueños de Casa Madero y con los ejidatarios, e incluso ha citado un estudio universitario que detectó una merma del 75% en un arroyo clave para la zona. Sin embargo, sus declaraciones han sido más un intento de calmar las tensiones que de enfrentar la raíz del problema.

El caso de Los ya no tan Alegres
A pesar de su discurso de conciliación, Orozco no ha propuesto ninguna medida concreta para garantizar una distribución equitativa del agua ni ha dejado claro si hará valer la autoridad municipal para regular el uso del recurso.
Su falta de firmeza ha sido interpretada por los campesinos como una estrategia para ganar tiempo sin afectar a Casa Madero, lo que ha generado aún más desconfianza en su gestión. Desde hace más de siete años, el volumen de agua disponible en la zona ha disminuido drásticamente. Antes, el sistema de acequias que abastece a los viñedos y otras plantaciones transportaba hasta mil litros por segundo; hoy, esa cantidad se ha reducido un 60%, dejando menos de 400 litros por segundo. Esta escasez ha afectado directamente la producción agrícola de los ejidos, poniendo en riesgo su subsistencia.
Los ejidatarios reiteran que han denunciado que en los últimos años se les ha limitado el acceso al agua, otorgándoles menos de la que les corresponde según acuerdos previos. Exigen que las autoridades municipales y estatales establezcan una supervisión permanente para asegurar que el agua se distribuya de manera equitativa y que nadie se beneficie a costa de otros. También han manifestado su preocupación por la pasividad del gobierno municipal, que hasta ahora no ha tomado medidas concretas para regular el uso del recurso. Por su parte, Casa Madero sostiene que la reducción del agua afecta a todos por igual y que los ejidatarios exigen recibir la misma cantidad que se les asignó hace décadas, sin considerar la escasez actual. Brandon Milmo, codirector general de la vinícola, ha señalado que la empresa ha tenido que reducir su producción, sacrificar nogales y perder 60 hectáreas de viñedos debido a la crisis hídrica.
Casa Madero basa su derecho al agua en convenios históricos que datan de 1899 y en acuerdos posteriores que establecieron una distribución proporcional del recurso. Sin embargo, los ejidatarios argumentan que, a pesar de la escasez, la vinícola sigue operando como decíamos, sin aparentes restricciones, mientras que a ellos se les niega el agua necesaria para mantener sus cultivos. Además, han señalado que la vinícola tiene acceso directo a la fuente de agua, lo que le permite controlar la distribución del recurso de manera privilegiada.
Es evidente que el acceso al agua no puede seguir dependiendo de acuerdos históricos que no reflejan la realidad actual. Se necesita una regulación estricta y equitativa que garantice que ningún actor se beneficie a costa de los demás. Casa Madero, como una de las empresas más importantes de la región, tiene la responsabilidad de operar con un compromiso social y ambiental real, sacrificando parte de su producción si es necesario para garantizar el acceso justo al recurso.
El alcalde tiene en sus manos la oportunidad de marcar una diferencia, pero su indecisión lo pone en una posición delicada. Si realmente quiere resolver el conflicto, debe imponer medidas concretas, establecer una supervisión estricta y, si es necesario, sancionar a quienes abusen del agua.
De lo contrario, su gestión quedará marcada como una más que permitió que la crisis siguiera avanzando sin solución. La pregunta sigue en el aire: ¿Orozco Lara, enfrentará el problema con determinación o sólo buscará calmar las aguas sin cambiar nada? Si no actúa con firmeza, será inevitable que el conflicto escale y que el gobierno federal tenga que intervenir para imponer justicia en el reparto del recurso más preciado de la región. Aquí lo fundamental será que intervengan las autoridades superiores porque como ya vimos esto ya les quedó muy grande a los inmediatos involucrados, no tienen la capacidad para resolver esto. Eso sí, a Casa Madero, hay que enviarle un telegrama para saber más sobre el caso, algo así como burocrático. Nadie quiere ceder en una situación que lo único que lo va detener, es la gravedad del caso cuando escale a otro nivel.
Voz en off. Por cierto, de temas interesantes hay un proyecto que se une a este resurgimiento de las bebidas espirituosas, se trata de NSOKI, un destilado de pulque joven en México. Su lanzamiento, programado para el 27 de febrero de 2025, coincide con la inauguración de la Destilería Taxthejé, ubicada en Nopala de Villagrán, Hidalgo. Este evento marca un punto de inflexión para la región, que busca presentar una alternativa innovadora en el mercado de bebidas espirituosas, además de convertirse en un referente en la producción del destilado de pulque.
El proyecto ha sido desarrollado por Ricardo Alexander, fundador y director, quien ha trabajado para hacer de este destilado una realidad.
La historia de NSOKI comienza en 2011, cuando se sembraron los primeros magueyes salmiana en la Finca Gertrudis. Este tipo de maguey, que tiene una fuerte conexión con la tradición pulquera de la región, es la base de un destilado que busca capturar la esencia del aguamiel, un líquido sagrado en la cultura mexicana desde tiempos prehispánicos. El proceso de destilación en alambiques de cobre, un método tradicional, es lo que otorga al destilado un perfil de sabor único, diferente al de otros productos como el mezcal o el tequila. El pulque, a pesar de su declive en el siglo XX, ha experimentado en los últimos años un renacimiento, impulsado por el interés de las nuevas generaciones que buscan productos que ofrezcan algo más que una bebida, sino una conexión con su herencia cultural. NSOKI se presenta como una alternativa fresca que no sólo preserva las tradiciones, sino que también las adapta a las tendencias actuales del mercado, donde los consumidores valoran la autenticidad y la sostenibilidad...
